Israel celebró, el pasado martes 1 de noviembre, las quintas elecciones en los últimos cuatro años. Benjamin Netanyahu, líder del partido conservador Likud, ha salido ganador, con 32 escaños. El ex primer ministro conseguirá 65 escaños de 120 en la Knesset, Parlamento unicameral y sede del poder legislativo de Israel, al recibir el apoyo de los partidos Sionismo Religioso (14), Shas (11) y Judaísmo Unido de la Torá (8). El partido de centoizquierda, Yesh Abid, ha obtenido 24 escaños.
Los resultados del partido centrista Unidad Nacional, el derechista liberal Israel Beitenu y el Partido Laborista han disminuido, y ni el partido izquierdista Meretz ni el árabe Balad han alcanzado el porcentaje necesario de votos para obtener representación, que es 3,25%. Aun así, la participación electoral registrada (47,5%) aumentó un 5% respecto al año anterior, y es el número más alto desde 1999, incluyendo a la población árabe, que constituye casi un 21% de la población.
La novedad de los resultados electorales es el auge de Shas (árabe), Judaísmo Unido de la Torá (occidental) y del partido Sionismo Religioso (nacionalista) como tercera fuerza política. Sionismo Religioso agrupa cuatro partidos (Otsmá Yehudit, Noam y el Partido Sionista Religioso), cuyo líder es Ben-Givir. Junto con Otsmá Yehudit, postula la identidad judía por encima de la religión y defiende reformar Ley del Retorno para abolir la cláusula del nieto (garantiza la ciudadanía a aquella persona que tenga un abuelo judío).
Sonia Sánchez, profesora de Geopolítica de la Universidad Francisco de Vitoria, expresa que la coalición propone otorgar a la autoridad religiosa (rabinos) poderes constitucionales y defiende la anexión de Cisjordania y la construcción de asentamientos. El dilema está en que Israel considera Cisjordania un “territorio ocupado” por los palestinos, mientras que Naciones Unidas, el derecho internacional y Estados Unidos lo rechazan. La profesora Sonia Sánchez explica que la anexión de este territorio generaría una fricción con Estados Unidos e implicaría una sanción jurídica al Estado de Israel. Asimismo, subraya la encrucijada a la que se enfrenta Netanyahu, pues la clave está en las negociaciones para formar Gobierno y en los nombramientos que va a hacer, entre ellos la designación del ministro de Justicia.
Los gobiernos de Netanyahu
Después de ser embajador de Israel en la Organización de las Naciones Unidas, en 1996, Benjamin Netanyahu fue elegido primer ministro del país. Desde entonces, ha dirigido Israel en otros cuatro gobiernos (2009, 2013, 2015, 2020). Su último mandato comenzó en mayo de 2020 tras firmar el Acuerdo de Rotación junto a Benny Gantz, representante del partido Azul y Blanco. Sin embargo, el pacto colapsó en junio de ese año tras acusado el primer ministro por corrupción, fraude y abuso de confianza ante los casos, entre otros, 4.000 (presuntamente, realizó favores a Bezeq, empresa de telecomunicaciones, a cambio de cobertura positiva sobre él) o 1.000 (presuntamente, aceptó lujosos regalos para él y su familia de empresarios importantes, a cambio de favores, como la aprobación de una ley que limita los impuestos a israelíes que regresan del extranjero).
Junto con la inestabilidad política durante sus gobiernos y la creciente oposición, el Parlamento votó a favor de un Gobierno de cambio, lo que provocó que Netanyahu abandonara el cargo. Se formó, entonces, una alianza de ocho partidos de derecha, centro e izquierda, que estaba liderada por el líder del partido conservador Yamina, Naftali Bennet, y el del partido centrista Yesh Abid, Yair Lapid, en un acuerdo rotatorio. Sin embargo, en la primavera de 2022, ese Gobierno perdió la mayoría en el Parlamento, lo que provocó las elecciones de este noviembre.