De ir a abortar a escoger la vida, “con ayuda, de todo se sale”

- ACTUALIDAD - 13 de noviembre de 2022
Natalia, después de hacerse la ecografía, acompañada por el doctor Puig; su padre; y Miguel Ángel Maestre, miembro de Maternity (izq. a der.)

Natalia es una mujer de 26 años. Vive en Palma de Mallorca, está casada y tiene tres hijas. Hace unos meses se quedó embarazada de mellizos. Por presiones de sus familiares y amigos fue acompañada por su padre a Barcelona para abortar. Allí, gracias a la labor de 40 días por la vida y Maternity, decidió no hacerlo. Ahora, espera el nacimiento de sus dos hijos para finales de febrero. En una entrevista a Mirada 21, Natalia cuenta lo que ocurrió para que cambiara su decisión.

Estuvo a punto de abortar, ¿qué le hizo cambiar de decisión?
Yo iba indecisa porque no es plato de buen gusto. Una vez entré allí, me hicieron unas preguntas y me dieron unos papeles para rellenar. A medida que los iba rellenando, mi cabeza decía “no puedo, no puedo”. Entonces paré de rellenar los papeles, los dejé ahí encima y salí fuera a tomar aire, con una pena que me moría. Hablando con mi padre, le decía que no podía, y justamente apareció Nayeli (la coordinadora nacional de 40 días por la vida).

Las enfermeras salieron a buscarme para que entrara, pero yo les pedí un momento. Hablando con Nayeli, le dije: “No puedo, necesito a alguien que me entienda”. Y ella me entendió. Luego mi padre me acabó comprendiendo y me apoyó. Ella me dio mucha fuerza, muchos ánimos. Me dio un abrazo y se puso a hablar conmigo. Eran las primeras palabras que yo tenía de apoyo. A partir de ahí, yo dije: “Natalia, tú puedes, tira para adelante y ya Dios me ayudará”. Ahí pasé del “no puedo” al “puedo con todo”. Pidiendo ayuda, de todo se sale.

¿Qué le hizo ir a abortar?
Yo iba a abortar por toda la presión que tenía. Mis padres estaban en contra de seguir con el embarazo y mi marido tampoco estaba muy de acuerdo por la situación económica, ya que tenemos tres hijas. Fue sobre todo por el tema económico. Yo también lo pasaba mal al pensar que no iba a poder darle a los bebés la calidad de vida que tendrían que llevar. Esa era mi gran pena, no poder cuidarlos bien y no ver una salida por ningún lado, pero hablando las cosas se puede, con ayuda se puede.

¿Cómo le ayudaron estas asociaciones?
Lo primero, con muchas palabras de apoyo. Yo tenía mucha pena. Me llevaron a desayunar y me dijeron: “Te podemos ayudar si tú quieres. Nosotros estamos para ayudar a madres como tú, que lo están pasando mal y que no quieren abortar”. Fueron esas palabras de apoyo las que me hicieron ver las cosas de otra manera.

Después me llevaron a una clínica, me hicieron una ecografía y vi a mis bebés. Los escuché a ellos y también los latidos de su corazón. Una vez que ves eso y lo escuchas, te cambia la vida. Comprendes que son dos vidas, que tienes a dos personitas pequeñas viviendo dentro de tu barriga. Y dije: “Son míos, y vamos para adelante. Aunque me cueste, con ayuda saldré”.

Y todavía sigo recibiendo muchísima ayuda, con leche, pañales y todo lo que necesitan los niños pequeños. Tanto para los niños que voy a tener ahora como para mis tres hijas que ya tengo. Me hablan todos los días, para cualquier cosa que necesite. Es una pasada. Ahora estoy esperando a que me llegue el carrito de los mellizos, que me lo han pagado ellos.

La nueva legislación del Gobierno considera que las personas que rezan en frente de las clínicas abortistas acosan a las embarazadas. Con la experiencia que ha vivido, ¿cree que acosan?
Para nada. Todo lo contrario, para muchísimas mujeres es una ayuda tremenda. A mí, me hicieron bien, me apoyaron y me dieron esa ayuda que no había tenido por ninguna parte. Ellos están en un lado de la acera y el abortorio está en otro, nadie acosa a nadie. Muchos médicos salen a decirles que están acribillando a la gente, pero yo no encuentro que hagan nada malo. Además, ellos no van detrás de la gente. Si te ven mal pueden ir a hablar contigo como una persona normal y corriente, a preguntarte si necesitas ayuda. Tú puedes responder o no, pero no acosan a nadie. Son personas que miran por vidas, porque siguen siendo vidas. Solo puedo decir que para mí fue una pasada, fue una luz. 

Después de todo lo que ha vivido, ¿qué ha aprendido?
Lo primero, que sigue habiendo muchas personas buenas en la vida. También, he aprendido que debes tirar para delante. Cuando tienes un problema no puedes esconderte. No, solucionas ese problema. Es lo que hay que hacer, sea el problema que sea. Como no puedes retroceder para atrás, entonces tira para adelante y como sea, pidiendo ayuda. Pero siempre intentando tomar las decisiones adecuadas.

¿Qué papel tuvo la fe en su historia?
Yo siempre he creído en Dios. Alguien tiene que ayudarte, porque hay cosas buenas que te pasan que no sabes de dónde salen. En ese momento que lo pasé tan mal, yo solo le decía “por favor, Dios, ayúdame”. Y la respuesta que recibí fue: ”Natalia, para adelante, que se puede”. Cuando me ayudaron a tomar la decisión de no abortar pensé: “Dios está conmigo”. Dios me quiso mandar a esas personas para que me ayudaran y no arrepentirme de una cosa que podría haber hecho mal. Y me dije: “No te vas a arrepentir. Será una alegría en tu vida, aunque sea duro el camino”. Con mis tres hijas tampoco ha sido nada fácil y son la alegría de mi vida, por qué no lo van a ser dos más.

Estaba decidida a abortar, pero luego cambió de opinión, ¿cómo se ve desde cada lado?
Desde el lado de querer abortar se ve fatal, se ve muy mal. No podría explicarlo. Yo espero que no lo viva mucha gente porque esa experiencia para mí ha sido malísima, ha sido terrible. Mi cabeza, mi mente, mi mundo… todo era negro. No sabría ni cómo explicarlo. Lo único que te puedo decir es que lo pasé fatal, lo pasé muy mal. Cuando fui a Barcelona, la noche en el hotel la pasé terrible. No pude dormir, pensando y dándole vueltas a la cabeza de lo que iba a hacer. Hasta que llegas, y ahí es cuando tomas la decisión. Vas pensando que lo vas a hacer, pero la persona de verdad no puede. Llegado el momento yo dije: “Que no, que son míos”. Y por la otra parte, es cuando ves la luz. Hasta que no llegaron ellos, yo no vi luz.

Después de tomar esa decisión, ¿le apoyaron sus familiares y amigos?
Sí. Cuando decidí no hacerlo, una vez vine aquí, todo el mundo me apoyó. Al principio, me pedían que comprendiera su parte. Te dicen que no te quieren ver mal, sobre todo por la situación económica, y que si te lo quitas es un problema menos en la vida. Pero, luego, todos cambiaron de punto de vista. Cuando te sientas a hablar con una persona, luego lo ven de otra manera. Porque, a lo mejor, es un problema menos, pero para mi cabeza, psicológicamente, eso sí que va a ser un problema gordo. Dije: “Luego no me vais a ver bien. Van a ser el doble de problemas los que voy a tener.”

Porque te digo una cosa, cuando tú tomas la decisión del aborto te arrepientes para toda la vida, te lo aseguro, porque sigue siendo tu hijo. Es una vida que quitas, no hay más. Yo sé de mucha gente que ha tenido problemas psicológicos y les ha costado muchos años recuperarse o no lo han conseguido, es muy duro.

Los hijos son una responsabilidad y pueden traer algunas dificultades, ¿se arrepiente de haber tomado la decisión de no abortar?
La gente habla de los hijos como una carga, pero no. Lo vemos así cuando no tenemos hijos y somos jóvenes. Luego resulta que son una bendición de Dios, porque las madres no nos arrepentimos. Yo no me arrepiento de mis tres hijas, y las tuve joven. La primera la tuve con 20, la siguiente a los dos años y, al cabo del año, a la otra. No las cambio por nada del mundo. ¿Me he perdido fiestas?, sí. ¿No he podido quedar con mis amigas tanto como me hubiera gustado?, sí. Pero todo lo que no he podido hacer me lo han devuelto mis tres hijas cada día, que son lo mejor que tengo en la vida. Ver a tus hijas alegres y sonreír no tiene precio. La sonrisa de un niño no tiene precio, te lo juro.

Además, si te lo montas bien y tienes un plan de vida, puedes seguir haciendo tu vida normal. No podrás salir cada fin de semana porque tienes unas responsabilidades, pero coger un fin de semana y salir a tomar dos copas, claro que puedes. Claro que se puede, porque yo sigo quedando con mis amigas.

¿Qué le diría a quienes estén pensando abortar?
Que pidan ayuda y que tiren para adelante. Que piensen muy bien las cosas porque lo negativo va a venir después. Te puedes arrepentir para el resto de la vida y lo puedes pasar muy mal. Aunque luego sea tu decisión, pide ayuda para aclararte esa locura que tienes en la cabeza.

Que sepan que si tiran para adelante van a encontrar ayuda, que hay mucha gente dispuesta a ayudar a madres con dificultades, y que a esos niños no les va a faltar nada. Que vayan a alguna asociación como 40 días por la vida o Maternity. Yo esas dos las recomendaría porque me están ayudando a mí en todo. Y como a mí, están ayudando a muchas madres más, dándoles acogida y todo lo que necesitan. Son dos asociaciones chapó.

Que no se dejen comer la cabeza, porque el aborto no es la única opción. En ese momento, la cabeza te juega malas pasadas, pero si lo haces, luego te arrepientes para el resto de tu vida. Que pidan ayuda, porque yo sé que salen adelante. Que si voy a salir yo, ellas también pueden. Y ver todo con un poco más de calma, porque cuando ves las cosas de otra manera, cambia el mundo. Y una cosa que veías negra, la ves a color.

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