La Lomloe, popularmente conocida como Ley Celaá, recoge en el Borrador del Decreto de Enseñanzas Mínimas una medida para reducir la presencia de asignaturas como Latín, Griego y Cultura clásica. Por esto, el sábado 6 de noviembre, Escuela con Clásicos convocó, frente al Ministerio de Educación, en Madrid, una manifestación en defensa de las Humanidades en la educación. «Sin latín y griego, el futuro da miedo», «España renuncia a sus raíces» o «La cultura clásica es cultura básica» fueron algunos de los cánticos y pancartas que se pudieron ver en la concentración.
La plataforma, en un comunicado publicado en su web, reclama la obligatoriedad de Cultura clásica en la ESO, Latín común para todos los alumnos en 4º de la ESO, Griego obligatorio en Bachillerato, y Literatura Universal obligatoria en la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales en 1º de Bachillerato.
Somos muchos, juntos, en lucha #LatinyGriegosonHumanidades pic.twitter.com/v66RKu13BH
— CulturaClasica.com (@CulturaClasicaC) November 6, 2021
La Lomloe rechazó todas estas propuestas y, por eso, profesor y alumnos se congregaron frente al Ministerio de Educación para quejarse de esta situación, que empeora respecto a la anterior ley, la Lomce. Escuela con Clásicos, que engloba asociaciones como Cultura Clásica, la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC), entre otras, opina que esta medida supone un gran riesgo para el profesorado y el alumnado de las materias, así como para el de todo el relacionado con las humanidades.
«Ningún país puede permitirse que los estudios humanísticos estén solo al alcance de algunos grupos privilegiados», manifestó, en su texto, Jesús de la Villa.
El portavoz de la plataforma y presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, Jesús de la Villa Polo, escribió un artículo en el periódico Nius, acerca de este decreto de enseñanzas mínimas. En su texto, De la Villa destacó la importancia de tener un contacto mínimo con el mundo clásico. Sin ese contacto, explicó el presidente de la SEEC, el alumno no comprenderá los orígenes de la sociedad occidental, así como la política, la arquitectura, el arte o la filosofía. «Ningún país puede permitirse que los estudios humanísticos estén solo al alcance de algunos grupos privilegiados», manifestó, en su texto, Jesús de la Villa.
Además, criticó a las autoridades ministeriales por la creación de nuevas optativas, como la modalidad general de Bachillerato, que, según De la Villa, empeoran la situación de las humanidades respecto a la ley anterior, la Lomce. «Entierran la Cultura clásica, el Latín y el Griego en un océano de optatividad, en el cuál será muy difícil que alcancen el número mínimo de matriculados requerido para poder impartirlas», expuso De la Villa.
El valor de las humanidades
José Antonio Montero Jiménez, profesor titular y vicedecano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, explicó a Mirada 21 el valor de las humanidades: «Los planes de estudio priman aquello que ofrece un beneficio inmediato, pero se olvidan de la esencia del ser humano y de lo que nos ha llevado a ser lo que somos». Montero cree que sin las humanidades la educación se dirigirá hacia una sociedad que olvide sus fundamentos y pierda sus raíces. «Las humanidades son el camino del hombre para entenderse a sí mismo y al mundo que le rodea», añadió.
«Las humanidades son el camino del hombre para entenderse a sí mismo y al mundo que le rodea», afirmó José Antonio Montero.
Montero, además, señaló que la educación y los valores sociales se están estructurando de una manera en la que las humanidades tienen cada vez menor peso: «No es un problema de una disciplina en concreto, es el problema de las humanidades en su conjunto». Asimismo, explicó que hay un proceso social que tiende a atacar el pasado, y señaló que si ese pasado no se ciñe a los criterios morales, a veces dudosos, que se quieren aplicar al presente, se rechaza toda su herencia.
Montero también destacó la importancia de las humanidades y el valor que esconden tras su aparente inutilidad, ya que buscan el conocimiento por sí mismo: «El mero proceso de conocer nos hace mejores personas porque suple una necesidad básica del ser humano». Además, recalcó que las grandes ideas de la humanidad siempre se han gestado entre los cultivadores de las humanidades.
«El mero proceso de conocer nos hace mejores personas porque suple una necesidad básica del ser humano», señaló José Antonio Montero.
José Antonio Montero expresó que esta persecución a las humanidades se debe al espíritu utilitarista existente desde hace muchos años, pero potenciado en los últimos. Explicó que este espíritu identifica la utilidad con el beneficio económico y el bienestar material. Como las humanidades descubren una realidad que no corresponde con esos fines, son atacadas. Montero expuso que las humanidades no interesan por los principios ideológicos de la sociedad: «Los principios ideológicos de nuestras sociedades son contrarios al pensamiento profundo de las humanidades. Parten de un pensamiento líquido que no se sustenta en nada».
Por último, indicó que para defender las humanidades es importante tener un compromiso personal con ellas y, citando a Sertillanges, afirmó que la vida intelectual está al alcance de todos. «Teniendo un espíritu de interés en las humanidades, podremos mantener viva su llama», resaltó José Antonio Montero.