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«Te cambia vivir una situación tan traumática, he tenido que madurar antes»

- PERSONA
19 de mayo de 2023

Un menor ingresó en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, la madrugada del domingo 31 de octubre de 2021, a causa de una pelea juvenil. El joven acabó con un traumatismo craneoencefálico severo tras recibir un golpe en la cabeza con una pala, que casi le cuesta la vida. Lo estabilizaron y lo trasladaron al hospital, donde estuvo ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante dos semanas, en coma inducido, y, posteriormente, en planta durante un mes.

Él es Alfonso Labra, actual estudiante de primero de Administración y Dirección de Empresas y Business Analytics en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). Cuando ocurrió el suceso, Labra estaba cursando segundo de Bachillerato, y, a pesar de haber faltado cuatro meses a clase y no poder escribir, volvió con el mejor ánimo y sacó todas las asignaturas adelante, incluyendo la Evau (Evaluación para el Acceso a la Universidad).

Una de las características que definió a Alfonso Labra en su evolución fue la fuerza de voluntad que empleó para ello. Aparte de perder la movilidad de las extremidades derechas, ese golpe en la cabeza le provocó una fractura en la parte izquierda del cráneo, donde le tuvieron que operar de urgencia y quitarle la parte de cráneo fracturada. En marzo de 2022, le hicieron una craneoplastia para reponerle la zona del cráneo faltante. «Ahora miro atrás y toda la etapa del hospital fue un infierno, me siento orgulloso de haberlo superado», asegura Alfonso Labra a Mirada 21, al referirse a uno de los períodos que más le costó superar.

«No creo que se trate de un milagro, los verdaderos dioses son las personas que me salvaron la vida en la UCI», asegura Alfonso Labra.

Durante el tiempo que Alfonso Labra estuvo en el hospital y en rehabilitación, destacaron sus ganas por hacer cosas. En sus semanas de ingreso en planta le pedía a varios compañeros de clase que le enviasen los apuntes de las últimas clases, aun sabiendo que el colegio le pedía que descansara y se centrase en su recuperación.

Tras cumplir el mes que tenía que estar en el hospital, Alfonso Labra trasladó su nueva vida a casa. Esto dio fruto al incremento de su motivación para tener una rápida y mejor evolución al reencontrarse con su hogar, tras haber pasado más de tres semanas quieto entre las mismas cuatro paredes. Labra se topó con la realidad de esta nueva etapa y se dio cuenta de lo que realmente estaba viviendo.

El desarrollo y la evolución que tuvo Alfonso Labra fue imparable en todos los aspectos. Desde el primer momento que pudo, acudió a rehabilitación, que le supuso un sacrificio de tiempo y esfuerzo, pero que mereció la pena, al ser uno de los motivos por los que hoy tiene una mayor movilidad en su cuerpo y una recuperación de su rutina diaria. «Sinceramente, en el momento no asimilé la gravedad de lo que me había pasado, yo quería ser un chaval normal (de 17 años en aquel momento) y me dijeron que para ello tenía que hacer rehabilitación intensiva, y eso hice, obviamente que tuve momentos de bajón, pero ni me planteé el rendirme», asegura Labra.

El apoyo de la familia y de amigos estuvo muy presente, y se convirtió en «una parte muy importante» de su recuperación. Alfonso Labra confirma que la relación con su familia mejoró bastante, sobre todo con su madre, y ahora se encuentran más unidos que anteriormente. También se dio cuenta de las amistades verdaderas que poseía en su vida y de las que no, «que, por suerte, de los últimos ha habido pocos». Esta situación hizo que la vida de Labra cambiase por completo, pero el comportamiento de sus personas cercanos no, solamente en momentos en los que las condiciones físicas se hacían notar. «En cuanto a la gente que no son mis amigos y me conocen a raíz de esto, en general noto que me tienen respeto, y yo lo valoro», comenta Labra.

Uno de los más cercanos que vivió desde el inicio la grave etapa de Alfonso Labra es Nicolás García, estudiante de Periodismo en la Universidad Francisco de Vitoria y colaborador en Mirada 21. «Cuando me enteré, me puse en la peor situación posible por los nervios del momento, pensé en lo peor y me di cuenta de lo poco que aprovechamos el tiempo, pero pocas horas después me pude tranquilizar un poco al darme cuenta de que es Alfonso y que iba a luchar hasta el final», explica García. La situación de Labra fue muy grave y mucha gente a su alrededor se temía lo peor. «A ver, yo no lo pensé, ya que, en el momento más crítico yo estaba en un coma inducido, sin embargo era una posibilidad bastante probable, y, por lo tanto, mi gente cercana sí que lo llegó a pensar», confiesa Alfonso Labra.

«Hay muchas veces que me han preguntado que quién es mi ídolo, y puedo afirmar que es Alfonso», comenta Nicolás García.

«Sinceramente, estoy orgulloso en todos los aspectos, pero sobre todo en uno de ellos. Su forma de ser no cambió en ningún momento del proceso, cuando fui a verle al hospital por primera vez, me esperaba a un Alfonso desolado, pero cuando entré me encontré al mismo Alfonso de siempre. Seguía teniendo su característico sentido del humor, riéndose y haciendo las mismas bromas de siempre. De hecho, cuando despertó del coma, lo primero que preguntó a sus padres fue que dónde estaba y cómo quedó el Betis contra el Sevilla», aseguró García.

Todos los amigos de Alfonso Labra lo definen como una persona valiente, un luchador con una capacidad de esfuerzo admirable. Creen que es un ejemplo a seguir, una vena de positividad en la vida, que no para de reflejar el significado de esfuerzo y superación. Tras el suceso, numerosas personas se han dado cuenta del valor que tiene la vida y cómo esta puede cambiar de un segundo para otro. «Le diría que no se rindiese aunque en algunos momentos le apetezca rendirse, que sea fuerte que la vida es solo una», enfatiza Alfonso Labra a Mirada 21, refiriéndose al consejo que le daría a alguien que está en su misma situación.

Una pelea fue la causa del estado de Alfonso Labra, quien asegura que no merece la pena centrarse en el pasado y reconoce que «claro que cambiaría las cosas ocurridas», pero está dedicando el tiempo para centrarse en él y organizando de nuevo sus prioridades en la vida. En el presente, Alfonso Labra ve «la vida con otros ojos y está tranquilo», se siente orgulloso de él mismo por su manera de afrontar el suceso y la fuerza de voluntad que ha construido durante el desarrollo de su recuperación. «Pues la verdad me quedé en shock, pero ahora saco la conclusión de que tuve mucha suerte y afronté la situación de manera sobresaliente». «Ahora mismo, soy feliz», concluye Labra.

 

 

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