Masha Amini se dirigía, el 16 de septiembre, junto con su familia desde una provincia kurda hasta la capital, Teherán. La Policía de la Moral interceptó a Amini, de 22 años, con unos mechones de pelo salidos del velo y unos pantalones demasiado apretados, que iban en contra de las normas establecidas en el código de moral y vestimenta para las mujeres. Fue detenida por los agentes y conducida a “clases de reeducación islámica”. La familia de Mahsa Amini denuncia que esta fue agredida y golpeada por los agentes hasta quedar en coma. A los dos días, Amini falleció en el hospital de Kasra, Teherán, con la justificación médica de haber sido por secuelas de una enfermedad, y no por los golpes recibidos. Las autoridades niegan haberla agredido, la familia asegura haberlo visto.
Mehdi Faruzesh, director general de medicina forense de la provincia de Teherán, declaró: «No se han observado signos de lesiones en la cabeza y la cara, ni hematomas alrededor de los ojos, ni fracturas en la base del cráneo de Mahsa Amini». Sin embargo, el padre de Amini afirmó en una entrevista con la BBC que no le habían dejado ver el informe de la autopsia de su hija.
Protestas
La muerte de Mahsa Amini ha desencadenado la mayor oleada de protestas en Irán desde 2019. Han estado protagonizadas en su mayoría por mujeres y jóvenes, que se han rebelado contra el uso del hiyab y la represión contra las mujeres que hay en el país. Estas protestas han sido reprimidas por el Gobierno. Países de la Unión Europea, entre los que se encuentra España, han hablado sobre posibles sanciones a Irán por los sucesos. A ello se suman las manifestaciones en numerosos lugares del mundo por el fallecimiento de la joven. Mujeres, jóvenes y niñas se están uniendo al movimiento de cortarse el pelo en señal de solidaridad con las mujeres iraníes. Este acto se basa en una antigua tradición persa en la que las mujeres se cortaban el pelo en señal de luto.
Los analistas hacen hincapié en que la razón por la que toda esta situación ha llegado a tales niveles es que la calle ha perdido el miedo. Desde Amnistía Internacional España, su portavoz, Esteban Beltrán, sobre Irán incide en que, «con picos más o menos visibles, desde hace años las mujeres vienen exigiendo que el uso del velo no sea obligatorio”. La situación no es nueva, pero las reacciones sí. El pasado 12 de octubre se difundió un vídeo de dos mujeres iraníes caminando por la calle sin el velo, al paso de miradas y gritos alentadores a seguir. Ellas no son las únicas, una escuela de niñas se ha rebelado recientemente contra su director, al quitarse todas el velo en clase. Cada vez con más frecuencia se están dando estas situaciones en el país, y cada vez hay más apoyo a las mujeres iraníes en todo el mundo.
La ley iraní
Desde 1983, cuando el ayatolá Ruhollah Jomeiní lo impuso, todas las mujeres y niñas iraníes tienen la obligación de cubrirse el cabello con el hiyab. Para el debido cumplimiento de esta ley, el Estado iraní creó la Gasht-e Ershad o Policía de la Moral en 2005. Su propósito es el de vigilar, arrestar o sancionar a las personas que violen el código de vestimenta, especialmente en relación con el hiyab.
En los últimos meses, con la nueva Presidencia en el país del ultraconservador Ebrahim Raisi, se ha acusado a esta policía de llevar a cabo acciones más violentas y de haber incrementado su presencia en las calles.