Crisis de valores, el problema social del siglo XXI

- Desmarcar - 4 de febrero de 2018
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La era de las redes sociales, el siglo XXI o simplemente 2018. Muchos son los que buscan la definición exacta del aquí y ahora. Joaquín Sabina ya se atrevió a enlazar en una de sus canciones el problema de la sociedad con la «crisis de valores». Una época donde la democracia viene cuestionada y definida desde la era de Winston Churchill como «el menos malo de los sistemas económicos». Un siglo marcado con reflejos de pantallas electrónicas o una sociedad que comprende la vida como «una sensación inconexa de accidentes».

El director del Departamento de Humanidades de la Universidad Francisco Vitoria (UFV), Ángel Barahona, fue el protagonista, el martes 30 de enero, de la charla Acompañar al hombre hoy. El profesor analizó la sociedad actual a través del análisis de varios filósofos, y la calificó como «el siglo de los hijos de aquellos abuelos», haciendo referencia a los grandes pensadores que ha dado la historia.

Ángel Barahona definió el siglo XX como el producto de tres grandes filósofos (Freud, Nietzsche y Marx) y de sus hijos. Además, hizo mención especial a otros pensadores como Rorty, Vattimo, Zizec, entre otros, para poder comprender al hombre y el espacio donde este asienta su vida. El profesor definió la cultura actual como una «sociedad de masas» donde los hombres ya no tienen identidad propia y, por ello, crean una «identidad en masa» para cubrir las necesidades que estos presentan. Una sociedad compuesta por «pulgas que saltan solo para rozarse un poco», pero que no precisan de «ninguna profundidad».

«Ya es tarde cuando (el placer) se convierte en  adicción». 

Una sociedad que Barahona define a través de características como: la doble cara de la ciencia y la tecnología, entender estas como las que «facilitan y dan comodidad» a la sociedad, pero, a la vez, como las únicas de las que depende «la guerra nuclear». Otros aspectos son la anteposición de los sentimientos a la razón, el paso de la globalización al nacionalismo o el relativismo localista. Unas características que determinan una crisis permanente y que se expresa con vértigo e indecisión en las personas. En este punto, la sociedad se encuentra sumergida en una crisis de valores, en la que cada individuo se convierte en su propio dios y «huye hacia adelante». Para Barahona, las personas creen solo en la libertad cuando lo han perdido todo, entonces se refugian «dentro de ellos mismos y encuentran el placer en lo que hacen». El problema llega cuando este se agota y se vuelve contra los que lo experimentan, pero «ya es tarde cuando se convierte en adicción».

El tiempo es uno de los conceptos que el director del Departamento de Humanidades de la Universidad Francisco Vitoria (UFV) utiliza para comprender a los jóvenes. Adolescentes que viven «en una finitud obsesiva», con un tictac en la cabeza que les recuerda que la muerte está cada vez más cerca. Por ello, estos prefieren «matar el tiempo que ser matados por este». Juventud que vive «de cara a un espejo» y exhibidos constantemente en las redes sociales, pero inmersos en la soledad.

Otros temas sobre los que habló Ángel Barahona durante la conferencia fueron la democracia, entendida como el sistema al que la sociedad cede «su alma» a cambio de que esta le proteja, y de la primera causa de muerte entre los jóvenes, el suicidio. Pero aunque todo parezca gris, no está perdido. En el turno de preguntas, el profesor dio la clave de la esperanza: «Cuando los hombres están entre la espada y la pared, aparece la generalidad de que estamos más cerca del bien que del mal».