Mosul (Irak) y sus alrededores se encuentran en plena batalla entre Daesh y las tropas iraquíes y kurdas (además de EE.UU., que proporciona apoyo aéreo). Estos últimos tratan de recuperar este punto que, desde 2014, está bajo control del grupo terrorista. La batalla puede causar una «grave crisis humanitaria», ya que muchos civiles intentarán huir de la ciudad, según Yolanda Vega, portavoz de Amnistía Internacional (AI).
Las ONG y otras organizaciones internacionales estiman un millón de desplazados tras la contienda en la ciudad iraquí.
Las ONG y otras organizaciones internacionales estiman un millón de desplazados tras la contienda en la ciudad iraquí. De hecho, los primeros 250 exiliados han llegado este miércoles al campo de refugiados de Dibaga. Vega advierte de que las autoridades iraquíes «deben proteger a los civiles, crear vías seguras para su salida, prestarles refugio y proporcionarles ayuda humanitaria, de acuerdo con el derecho internacional humanitario».
Asimismo, según Vega, es imprescindible controlar a las milicias iraquíes que, en ocasiones, violan los derechos humanos de los civiles. «Torturas, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales» son algunas de las represalias que parte de las tropas iraquíes realizan contra los civiles desplazados de los que sospechan que han colaborado con Daesh.
Vega afirma que es «un momento crucial», ya que es importante liberar Mosul del control de Daesh y, a su vez, asistir a los civiles que se encuentran en la zona de la batalla. «El Gobierno iraquí tiene todo el derecho a defender su territorio», no obstante, esto no debe servir «como justificación para cometer violaciones de derechos humanos, crímenes de guerra, como ha ocurrido en otras ocasiones».