Las protestas en Kazajistán comenzaron, este 2 de enero, por la subida del precio del Gas Licuado del Petróleo (GLP), que constituye el principal combustible del país. Este recurso duplicó su valor al inicio del año. Las manifestaciones se convocaron, principalmente, en la región de Mangystau y, tras adquirir fuerza, se han ido expandiendo por toda la nación. Este hecho ha originado enfrentamientos entre la población y las autoridades, que han desembocado en la detención de alrededor de 8.000 personas y el fallecimiento de, al menos, 164 habitantes, según fuentes oficiales.
Kazajistán es rico en recursos energéticos y conforma una de las repúblicas más estables entre los antiguos miembros de la URSS. También representa la mayor economía de Asia Central. En el año 2020, el petróleo constituyó el 21% del PIB del país, aunque se espera que esta cifra se incremente en un 3,7% en 2022. Entre los recursos más abundantes del país se halla el uranio, cuya extracción se encuentra en el primer puesto a nivel mundial, así como el manganeso, el hierro, el cromo y el carbón.
El gas licuado supone un combustible más barato que la gasolina, y es este el principal motivo por el que el 90% de coches del oeste del país lo prefieren y deciden utilizarlo a diario. Anteriormente, el Gobierno kazajo tenía subvenciones que limitaban el precio de venta, lo que generaba poca rentabilidad y afectaba a los productores. Al eliminar esta medida, los precios se han incrementado, lo que ha provocado que la población se manifieste. Este miércoles, según los informes, los que protestaban asaltaron varios edificios propiedad del Gobierno. Estos disturbios en el país son los peores de las últimas décadas.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, se reunió por videoconferencia con el presidente de Kazajistán, Kasim Yomart Tokáyev, quien calificó las protestas de “ataque terrorista”. Según Tokáyev, el objetivo de estas revueltas era crear una “zona de caos” para una “posterior toma de poder”. “Fue un acto de agresión contra Kazajistán bien organizado y preparado con la participación de terroristas extranjeros, mayoritariamente de los países de Asia Central, incluido Afganistán”, señaló el mandatario, que, además, planteó poner en marcha una “operación antiterrorista” con la ayuda a la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC).
El pasado viernes, el presidente declaró que había ordenado “disparar a matar, sin previo aviso”. Sin embargo, en la reunión de este lunes, ha clarificado que no se refería a manifestantes “pacíficos”.
Además del alza de los precios, la población protesta contra el expresidente Nursultán Nazarbáyev, quien había dirigido el país desde 1989 (dos años antes de su independencia de la URSS) hasta 2019, y quien, siendo el mentor del actual presidente, aún mantiene su influencia.
Intervención rusa
Rusia lidera la OTSC, compuesta por Armenia, Kazajistán, Bielorrusia, Kirguistán y Tayikistán. El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció, el pasado jueves, junto con sus aliados, que mandaría una fuerza militar de “mantenimiento de la paz”, constituida principalmente por paracaidistas militares rusos. Entre las funciones de este organismo está la protección de instalaciones de carácter militar y estatal, al igual que prestar ayuda a las autoridades. Pese a que la creación de la OTSC tuvo lugar en 1992, es la primera vez que esta organización ha desarrollado una misión militar para la defensa de uno de sus estados miembros.
Tokáyev anunció en una de las reuniones virtuales que ha celebrado la OTSC que las tropas permanecerían en la región hasta que se diera una “total estabilización de la situación”. Asimismo, Vladimir Putin ha aclarado que los 2.030 soldados enviados se retirarían al cumplir la misión, y ha señalado: “Se envió un contingente de fuerzas colectivas de mantenimiento de la paz de la OTSC a Kazajistán, y quiero enfatizar que será por un periodo de tiempo limitado, el que el presidente de Kazajistán crea oportuno”.