El padre Florencio, capellán de la universidad, y Ángel Barahona, director de Formación Humanística de la UFV, reflexionaron el pasado miércoles en el salón de grados de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) sobre el verdadero sentido de la Navidad. Ahora que se acerca, con ella llegan los regalos y las comidas y cenas familiares con sus largas sobremesas. Esta charla, pretendía dejar todo ese sentido materialista que se le da a la Navidad para “tomarse en serio la Encarnación”.
“El corazón del hombre no está en fiesta”, aseguraba Barahona. Para él, resultaba una paradoja que las calles se adornen con luces y suenen canciones, pero que, sin embargo, “al mundo le falte esperanza”. Afirmaba también que ,para el cristianismo la Navidad debe ser una fiesta, debe ser la celebración del Misterio de la Encarnación.
Para conseguir llegar a ese propósito, cree necesario conocer a María, como figura a través de la que Dios se encarnó y representante de la humanidad, porque, según él, es conveniente dejar a un lado las “abstracciones” y la mirada “intelectualoide” para comprender que Ella, la Virgen, trae como propuesta “el modo de ser” con el que se alcanza la felicidad.
“El pesebre eres tú”, afirmaba Ángel Barahona.
A lo largo de la charla, Barahona mostró interés por entender el judaísmo, porque decía que así se logra comprender el cristianismo. Por eso, habló del nombre de María, porque los judíos consideran que el nombre es profético y es un reflejo de la misión que tiene la persona que lo lleve. Del nombre de María destacó que, según él, “contiene toda la Revelación”. Significa desde “amargura” y “agua amarga”, como un anticipo del leño de la cruz de Jesucristo, hasta “mirra”, como un ungüento que se disponía a los cadáveres y que simboliza el destino de “Aquel que nace para morir”.
“El pesebre eres tú”. Barahona citaba esta frase del papa para conseguir llegar a la conclusión de que en Navidad, María es el paradigma de la humanidad. Dios eligió a María para ser la representante de toda la humanidad. La reflexión a la que pretendía llegar era la de que Dios se encarnó en todos los seres humanos y eso es lo que ocurre todas las Navidades.
“Recíbelo y tu vida cambiará”, aseguró el padre Florencio.
El padre Florencio tomó la palabra para dar una aplicación a la previa reflexión que había llevado a cabo Ángel Barahona. Trató de la inclusión oficial de la fe mariana en los documentos eclesiásticos y explicó la importancia de este paso, ya que significó reconocer en María “la vocación de la Iglesia: recibir a Cristo y darlo al mundo”.
Para ello, se proyectó un cuadro de Rupnik en el que se representaba “la idea sencilla de la Navidad”, con María mirando a Jesús y san José contemplando el Cielo y con una mano “abierta a entregar”, sin importarle cómo sea el que lo reciba. Así, concluyó el padre Florencio: “Recíbelo y tu vida cambiará”.