@Desconecta ayuda a los jóvenes con problemas de adicción a las pantallas

- ACTUALIDAD - 17 de marzo de 2025
Dolor de cabeza por abuso de las pantalllas
Adicción a las pantallas, imagen: Pexels

Las nuevas tecnologías, la digitalización, redes sociales e internet están cada vez más presentes en la sociedad actual. La facilidad de acceso en todo el mundo supone una responsabilidad de los jóvenes y los adultos ante la posibilidad de uso constante que acaba en adicción y en dificultades para relacionarse con el entorno social. Desconecta, un centro terapéutico, tiene un programa especializado que ayuda a los adolescentes con este tipo de adicción y otros obstáculos de la época adolescente.

En el proceso de adicción, el director de operaciones de Desconecta, Javier Feliz Álvarez, analiza un comienzo leve y paulatino, con una conducta que acaba siendo problemática y adictiva. El verdadero conflicto se crea en el momento que afecta a diferentes escenas de la vida de una persona. Se refiere a cuando pasa de un uso normal a un abuso y de ahí a la adicción. Este tipo de enfermedad acaba generando en la persona un dilema a la hora de relacionarse con el día a día, en la forma de hacer ciertas actividades, mientras que a la vez se generan proyectos de dependencia e intolerancia.

La influencia de la adicción en la vida social

Cuando está muchas horas pegada a una pantalla, una persona joven o adulta genera la necesidad constante de horas de realización de actividad en ciertas aplicaciones y deja de hacer otras cosas que hacía antes de la enfermedad como, por ejemplo, estar con amigos, familias o incluso ir al colegio o al trabajo. Llega un punto en el que interfieren tanto en la vida diaria de una persona que se deja de lado la salud mental, y comienza a enfrentarse a un día a día muy diferente.

«Los seres humanos somos seres sociales y racionales por naturaleza, perder el contacto social es un problema enorme», destaca Feliz Álvarez. El tema del aislamiento con las pantallas, aparte de provocar una alteración a nivel de relación con los demás, genera depresión. Las nuevas tecnologías juegan con el estado de ánimo, crean en el cuerpo humano una dosis de dopamina que posteriormente se necesita de nuevo cuando falta. La carencia del neurotransmisor genera un obstáculo con el vínculo correcto del entorno.

Cada vez la edad de adicción a las pantallas es más temprana. Lo más común es de 13 a 16 años, pero los casos de 9 a 10 años son cada vez más frecuentes. El problema del uso adulto-joven inexperto es que no saben manejar ciertas situaciones, se encuentran en plena formación de la persona y la adicción obstruye su desarrollo como humano social y comunicativo. Las aplicaciones como las cuatro grandes redes sociales (Instagram, YouTube, WhatsApp y TikTok) se diseñan en torno al consumo, la comparación social, el cuerpo, la autoimagen y la propia actividad de la persona, según el algoritmo. Sin embargo, en las edades de los 10 a los 17 años se forma el autoconcepto, la autoestima, la relación con los demás y la identidad, por lo que, aparte de obstaculizar el desarrollo de uno mismo, también aumenta la posibilidad de caer en este tipo de adicciones.

En el caso de los videojuegos, funcionan con los mismos mecanismos que las máquinas tragaperras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido la adicción a los videojuegos como trastorno mental. Es un proyecto interminable de compra de jugadores, subida de niveles, comparación con amigos y consumo constante. Por lo tanto, además de generar adicción a las pantallas, también crea problemas con el consumo y el gasto, a comprar tarjetas especiales del juego, extensiones o mejoras de jugadores. Así, la comunicación se limita tanto que se pierde la práctica de las habilidades sociales, por lo que aparecen nuevas inseguridades y miedos hacia el intercambio de palabras entre dos personas físicas.

«Los seres humanos somos seres sociales y racionales por naturaleza, perder el contacto social es un problema enorme»

La función de Desconect@

Desconect@ tiene el objetivo de que los jóvenes sean responsable con el uso de las nuevas tecnologías. Pretenden conseguir optimizar los daños a través de los recursos que ofrecen, como dinámicas de grupo o ciertas actividades que atiendan a las preocupaciones reales de cada joven. No prohíben los teléfonos móviles ni los hacen desaparecer, solo quieren ayudar a un control más restringido para trabajar nuevas estrategias de uso de las pantallas y de las redes sociales.

Este centro terapéutico nacido en 2012 tiene un equipo multidisciplinar de especialistas para hacer frente a las enfermedades y adicciones de los jóvenes como el aislamiento del mundo real, los conflictos familiares y aumento de la agresividad. Además, el hospital de día para adolescentes en Madrid, Barcelona y Málaga, con más de 10 años de experiencia, también se utiliza como proyecto para ayudar y tratar. Dentro de estos recursos, se encuentra la neuropsicología y los tratamientos individuales. Trabajan en el ámbito personal e individual, social y familiar de cada persona, ya que estos aspectos influyen directamente en el bienestar de cada adolescente.

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