La positividad tóxica distorsiona la percepción de la realidad

- Desmarcar - 1 de marzo de 2023

Tener la mente abierta y mantenerse alegre ante las adversidades es una parte importante para el crecimiento de las personas. Ante épocas de crisis o cambios, los expertos aconsejan mantener una actitud positiva y concentrarse en algo que vaya bien a la persona afectada. Sin embargo, un exceso de positividad puede desencadenar lo que se conoce como positividad tóxica.

La positividad tóxica es la generalización de pensamientos y estados positivos en todas las situaciones, pero se puede volver en contra cuando se utiliza para reprimir las emociones negativas.

Para diferenciar ambas, hay que basarse en la gestión de las emociones. Una actitud positiva que está dispuesta a entender las emociones, asimilarlas y aprender de ellas es una que fomenta el bienestar del estudiante y la correcta percepción de la realidad. Cuando esta aparece es positividad tóxica. Un exceso de positividad puede producir que los estudiantes tengan una visión errónea de cómo les ha salido una prueba o una tarea. Esto también hace que, cuando ven una nota más baja de lo que se esperan, se nieguen a ver el error y aceptar las correcciones. Sin embargo, un comportamiento que inflige un castigo para reprimir una emoción negativa cuando esta aparece.

Por ejemplo, en el ámbito universitario, reprimir la emoción de tristeza o frustración ante el suspenso sería un signo claro de esta positividad tóxica.

«Hay un gran porcentaje de alumnos que no son conscientes de sus errores, no aceptan que se han podido equivocar. Eso es porque están plenamente convencidos de que no les puede pasar nada malo ni se pueden equivocar», afirma María Isabel López, orientadora estudiantil.

Efectos de esta positividad tóxica
Uno de los principales efectos de la positividad tóxica es el es el miedo a la crítica. La visión de todo como algo bueno nubla la objetividad y la forma crítica de pensar. El problema viene cuando alguna persona externa hace una observación de algo que no funciona bien, esta persona pasará a ser mal vista y se enfrentará a una censura por parte de la comunidad.

Otro efecto es provocar culpabilidad a las personas que sí aceptan sus emociones negativas. Para estas, estar en contacto con otras que invalidan toda emoción, excepto la positiva, genera en ellos un sentimiento de culpabilidad por sentirse mal, les hacen creer que el cambio está en una frase tan simple como: «no te sientas mal, hay gente en una situación mucho peor.»

El síndrome de la chica con suerte
El síndrome de la chica con suerte está provocado por la positividad tóxica y consiste en sentir que eres la persona con más suerte del mundo. Es una variación de la práctica popular de manifestar cosas positivas para que estas tengan efecto en tu vida. Esta parte, afirma que funciona gracias a las «leyes de atracción».

La base científica dice que esta práctica lo que hace es activar zonas del cerebro que están relacionadas con la autopercepción. Pensar que todo lo que haces va a salir bien hace que tengas una visión distorsionada de la realidad.

Lo principal para evitar la positividad tóxica es validar las emociones negativas, aceptarlas y tratar de aprender de ellas. Si no se puede hacer solo, es recomendable buscar apoyo en personas de confianza.

También hay que aprender a identificar las emociones en lugar de reprimirlas, así se aprende que no es malo sentirse embargado de emociones tanto positivas como negativas.

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