El adiós del héroe

- Ocio-cultura - 22 de noviembre de 2018
Fotografía realizada por Gage Skidmore.

Campbell ideó, en 1949, el esquema que todo individuo ficticio debía seguir para generar cierto interés en el lector: el camino del héroe. Un patrón de tres momentos -inicio, desarrollo y desenlace; un clásico- y 12 etapas que cualquier protagonista debía vivir. La obra en la que el autor recogió estas características fue El héroe de las mil caras, pero nunca imaginó que, mientras él ya gozaba de un nombre en la industria literaria, otra firma estaba dando sus primeros aleteos, con la casualidad, de que ahora se le recordará por las mil caras que él mismo creó: Stan Lee.

Stanley Martin Lieber nació en Nueva York, en 1922, una ciudad abarrotada por la fortuna y el comienzo de los maravillosos años 20. De familia judía con origen rumano, Martin Lieber se crió en unos EE.UU. marcados por el tebeo (no sería hasta finales de los 30 cuando nacerían los superhéroes con Superman y Batman).

Como en el viaje del héroe, Stanley dio sus primeros pasos en los cómics como fiel lector de Flash Gordon. El rubio intergaláctico -recordado por la serie de televisión- fue el primer contacto que tuvo con el medio, pero sus ojos estaban en otra parte. El neoyorquino era amante del cine y la novela, y sus sueños descansaban sobre las tapas de grandes piezas literarias, no en el tatuado folio del tebeo. Pero la llamada a la aventura no tardaría en llegar.

De firmar con miedo a soñar en tinta
La primera vez que se puede leer «Stan Lee» es en 1941, cuando debutó como guionista con un breve relato de dos páginas dentro del gran Capitán América de Jack Kirby. Su firma no era fruto de un juego de palabras (que también), sino el miedo de quien no quería ser reconocido como autor de tebeos -el rechazo a la llamada, como diría Campbell-. No quería manchar su futuro nombre de novelista con algunas viñetas antiguas, así que sellaba la obra con un pseudónimo.

Bajo la tutela de Kirby y Joe Simon (no mucho mayores que él), Stan Lee fue creciendo como guionista, pero ellos no fueron sus maestros. Tras su paso por la Segunda Guerra Mundial, la industria estaba de capa caída. El propio guionista admitió que su idea era la de dejar la vida tras las viñetas… hasta que escuchó la voz de su inspiración.

Joan Lee, con quien estuvo casado desde 1947 hasta su fallecimiento en 2017, instó a su marido a escribir un cómic “que te haga sentir orgulloso” antes de retirarse. Así es como en 1961, con la renovada Timely Comics como Marvel Comics, nacieron Los 4 Fantásticos. A partir de ahí, con licencia de Campbell, nacería el héroe.

Las mil caras de Lee
Doctor Strange, Doctor Muerte, los X-Men, Daredevil, Iron Man… y hasta 300 personajes más de la ya establecida Casa de las Ideas tienen el sello de Stan Lee, pero el héroe más reconocido que ideó el neoyorquino fue el joven Peter Parker (1962). También conocido como Spider-Man.

“Lee fue el primero en humanizar a los personajes de los cómics”, afirmó el escritor Jonathan Maberry en declaraciones a Investor’s Business Daily. “No puedo pensar un solo cómic que no tenga algo de lo que creó Lee. Es el padre del cómic moderno”.

Y es que el gran salto que dio Peter Parker respecto a todo lo anterior es lo que destacaba Maberry: era humano. Antes de su aparición, existían tres grandes referentes: Superman, un alienígena que salvaba la Tierra de manera altruista y se disfrazaba de humano; Batman, un multimillonario que se crea su propio personaje ante la ausencia de aventuras en su vida; y Capitán América, un hombre que al verse provisto de poderes, abandona su antigua vida. Parker, en la más complejas de las simplezas, era un adolescente que se ve con un gran poder de repente.

Sin dejar atrás su vida de estudiante ni de hijo de familia, se enfunda un traje creado por él mismo en su garaje para tratar de hacer la vida de sus seres queridos algo mejor. No pretende salvar el mundo, porque sabe que él solo es un chaval con una gran responsabilidad. Y este, este fue el gran paso de Stan Lee.

A partir de ese momento, la historia es archiconocida. Stan Lee se convirtió en el héroe de las mil caras, creando bajo su firma el mayor repertorio de superhéroes y de villanos que se haya visto hasta la fecha.

Stan ‘The Man’ Lee
Tras ayudar a salvar una industria en los 60, hacer apariciones en más de un centenar de obras (entre las que se encuentran películas, videojuegos, cómics, series de TV…), crear el mayor abanico de personajes que el mundo del cómic ha visto hasta la fecha… Stan Lee se despidió del legado que había preparado. La noche 12 de noviembre de 2018 The Man realizó su camino de vuelta hacia lo mundano: fallecía en un hospital de la ciudad que le vio tocar el cielo, a causa de una neumonía. Pero el mundo no lloró su partida, sino que agradeció su obra en vida.

Siguiendo los pasos de Campbell, y como lamentaron algunos a través de sus cuentas en redes sociales, al autor más polifacético que ha conocido el cómic le quedan aún sus propios retornos en la gran pantalla en forma de cameos. Y en forma de una herencia que no podrá ser olvidada.

 

Porque, se preguntaron algunos, ¿quién nunca se ha imaginado balanceándose como Spider-Man?, ¿fuerte como Hulk?, ¿poderoso como Thor? o, simplemente, ¿quién nunca ha soñado con ser, aunque fuera en la intimidad, un humilde héroe?