El partido de la fase de grupos de Champions League del pasado 17 de octubre arrancaba a su hora: 8:45, después de un minuto de silencio por los incendios en Galicia, Asturias y Portugal.
Al terminar el homenaje, los aficionados ingleses mantuvieron los principios que les representan y montaron una fiesta en el Bernabéu. Fiesta que tardaron poco en arrebatarle los hinchas merengues, que, por medio de pitos, callaban los cánticos del equipo visitante. Escena que se repitió una y otra vez durante el encuentro, pero que encontró su pausa en el primer gol del partido. Varane en propia puerta adelantaba al Tottenham. Fue entonces cuando los británicos se hicieron con el control sonoro de la grada y los que, bajo la lluvia, versionaron una canción que tenía como protagonistas a Gareth Bale y Sissoko, en la que rebajan al jugador blanco.
A falta de pocos minutos para el final de la primera parte, Cristiano Ronaldo convirtió un penalti en el segundo gol de la noche. El partido quedaba empate y solo había ánimos en la grada para ir al descanso.
En la segunda parte, dominó el equipo español, tanto dentro como fuera del campo. Un partido donde las miradas estuvieron puestas bajo los palos: fueron los porteros de ambos equipos los que demostraron su profesionalidad, regalando paradas imposibles a los espectadores.
En la grada, los ánimos se calmaron durante la segunda mitad. Los aficionados ingleses se limitaban a aplaudir durante las internadas de su equipo en el área rival, mientras que los merengues celebraban un empate que sabía a derrota.