El flamenco, declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid

- CULTURA - 16 de febrero de 2024
Foto de @pedroembrujo en Instagram
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La Comunidad de Madrid declaró, el 31 de enero, el flamenco como Bien de Interés Cultural (BIC) “por ser un arte que forma parte de la sociedad madrileña al menos desde mediados del siglo XIX”, comentaba Miguel Ángel García Martín, portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid. “Ha sido transmitido, recreado y se ha transformado a lo largo de los años por numerosos intérpretes, pero siempre ha mantenido sus raíces”, continuaba García Martín.

El portavoz expuso algunos datos sobre el flamenco como, por ejemplo, que la primera vez que se utilizó el término “flamenco” fue en la prensa madrileña, el 6 de junio de 1847, en El Espectador. García Martín recordó que fue en Madrid donde surgió la primera referencia a la música flamenca, en el diario La Nación, y también en la capital, en 1954, se abrió Zambra, el primer tablao inaugurado en España.

La presencia del flamenco comienza en Madrid en el XVII y tiene especial arraigo a partir del XIX en sus calles, tablaos, comercios, con sus artistas…

La protección de un arte y una tradición

El flamenco tuvo sus orígenes en Andalucía, aunque también tiene influencias provenientes de otras áreas del país, como Murcia o Extremadura, y es resultado de la interacción y mezcla de diversas culturas como la gitana, árabe, cristiana y judía. Es una expresión artística cuya fama aumentaría gradualmente a lo largo del siglo XVIII hasta convertirse en una de las expresiones culturales de España más reconocidas a nivel mundial. La Unesco incluyó el flamenco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en noviembre de 2010. 

Pedro F. Embrujo es director, guionista y coreógrafo de la Compañía Internacional Embrujo Flamenco y de la Academia Embrujo en Chile, y  cuenta a Mirada 21 la importancia de la declaración del flamenco como BIC: “Es un incentivo para todos los que vivimos de este arte”. Respecto a por qué es importante promocionar y preservar este arte, afirma: “porque pertenece a la memoria colectiva. Es importante ir cultivando nuestras tradiciones, que no se mueran”.

«Es importante ir cultivando nuestras tradiciones, que no se mueran», destaca Pedro F. Embrujo.

Entre 1920 y 1955, surgió la ópera flamenca y llevó el arte del cante y baile a las plazas de toros y teatros. Esto facilitó la expansión del flamenco no solo por toda España, sino también por las principales ciudades del mundo.

Embrujo expone que él “hace flamenco a la antigua usanza, en lo que se hacía en la ópera flamenca”. Eso es lo que quiere transmitir en sus espectáculos y en los que la gente se queda fascinada de nuevo con el flamenco «por lo colorido, los movimientos de las coreografías» y como lleva el cante.

La transmisión de emociones a través del baile

El flamenco busca transmitir emociones profundas. De hecho, algunos de sus subgéneros, conocidos como palos, llevan nombres que reflejan estados emocionales, como «alegría». Además, el dolor, el amor, el desamor, la pasión y la soledad son temas distintivos que aborda el flamenco. Embrujo explica que esta expresión artística “ayuda en todo aspecto al ser humano”. Esto se debe a que “cada música tiene asignada una emoción”, por tanto, “eso ayuda al ser humano a poder manifestar sus emociones y poder lograr una especie de mindfulness que ayuda al cerebro”.

Embrujo cuenta que comenzó haciendo una obra llamada Lorca es flamenco en el tablao Café de Chinitas, que ganó el Premio a Mejor Espectáculo otorgado por la Red de Teatros de Madrid, a través de la Revista Godot y dio muy buenos resultados pues “no solo gustaba a turistas sino también a los propios madrileños”. Explica que “eso era importante, cultivar el amor en el propio madrileño para que fuera a ver los tablaos”. Ahora tiene un nuevo espectáculo llamado Zarzuela y Flamenco, que lleva el compás del flamenco y la fusión de conocidas canciones de zarzuela, que ha sido declarada por el Consejo de Ministros, el 30 de enero, Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.

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