Kenia, instantes de un lugar soñado

- PRIMERA PLANA - 21 de noviembre de 2023
Dos leonas, en el Masái Mara. Fotos: Diego Sáenz.
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Los sueños sin fin comienzan en África. Un continente con sabor mágico que regala experiencias en forma de cuento. Capaz de transformar adultos en niños, sus sabanas embelesan a cualquier aventurero que acepta el reto de descubrir algunos de los terrenos más extraordinarios del planeta.  

El Aula Fotográfica de la Universidad Francisco de Vitoria disfrutó la semana pasada de su visita a Kenia. Entre el 2 y el 9 de noviembre, once alumnos palparon el encanto keniano. Durante este tiempo en el que para ellos la cotidianidad se paralizó, la paz y el compañerismo asumieron ser protagonistas del viaje. Desde el instante en el que el avión aterrizó en el Aeropuerto Internacional Jomo Kenyatta de Nairobi, presenciaron una ilusión envolvente que les acompañó durante toda la travesía. 

A lo largo de los siete días, inmersos en la naturaleza, recorrieron lugares de ensueño. Se vivieron momentos de película que, a todos los allí presentes, les recordó algunas de las escenas más célebres de Hollywood. La mezcla de gran variedad de hábitats, la biodiversidad en su máximo esplendor, así como inmensas manadas de mamíferos hicieron que clásicos como Memorias de África cobrasen vida. 

El clima, cambiante e inestable, propició lluvias cortas pero intensas. Temprano, a las 6:30 h, cuando África se despertaba, el amanecer desprendía humedad. Lejos de apreciar unos paisajes áridos, las planicies estaban repletas de vegetación y bosques frondosos. La combinación de colores, junto con la alta presencia de vaho en el ambiente, dotaban de una mayor exoticidad aquel paraje tropical.

Los 11 visitantes contemplaron los lugares más distintivos del país. Acompañados de dos guías locales y en un par de todoterrenos, recorrieron cientos de kilómetros con el objetivo de avistar los animales más emblemáticos de los grandes documentales. Espacios como la Reserva Nacional de Samburu, en el norte de Kenia, destacaron por la gran diversidad de su flora y fauna. Los abundantes matorrales, los manantiales y el color verdoso del horizonte ofrecieron imágenes únicas para la retina. También visitaron Sweetwaters, una conservación de vida salvaje situada en el ecuador, a los pies del monte Kenia y reconocida por ser el santuario de rinocerontes negros más grande de África Oriental. Además, el Aula Fotográfica acudió a los lagos Nakuru y Naivasha. El entorno acuático brindó una buena oportunidad para fotografiar pelícanos, flamencos y familias de hipopótamos. 

El broche de oro lo puso Masái Mara. Repleto de explanadas que parecen no tener fin, esta ubicación es de las más ilustres de toda África. Es, por excelencia, el hogar de los grandes felinos, y todos los años acoge la gran migración, en la que millones de animales se trasladan a Tanzania en busca de nuevos pastos. La gran combinación de especies y la interacción de estos en su hábitat natural cautivaron a los viajeros. 

Kenia reúne un amplio abanico de cualidades que aportan al terreno características únicas. Una de las peculiaridades que resaltan es la gran afluencia de tribus que, como antaño, conviven en la zona. Son 42 grupos étnicos los que conforman la sociedad, aunque algunos como los masái son especialmente populares. En la actualidad, todavía conservan la mayoría de sus costumbres tradicionales, y su forma de vida permanece intacta.

Son reconocibles por su particular atuendo constituido por una sábana de color rojizo que lucen a modo de vestido. Hasta hace unos años, si deseaban convertirse en adultos y ser emparejados con una mujer, era necesario cazar un león. Esto supuso una amenaza para la especie, por lo que este hábito quedó plenamente erradicado. Los miembros del Aula Fotográfica visitaron un poblado de este tipo, donde fueron recibidos entre saltos y cánticos tradicionales. A día de hoy, los masái aún se asientan en mitad de la sabana y construyen sus viviendas con estiércol y barro, algo que impresionó al grupo. 

Las sonrisas, el método para combatir la adversidad

Aparentemente, parece un país sacudido por la pobreza. Es un territorio en el que sus habitantes, que caminan descalzos por el barro, aprovechan cualquier mínima oportunidad para obtener un sueldo. Las calles, que no muestran ningún tipo de orden, enseñan las heridas de la nación. Generalmente, la población se agrupa en torno a pequeños vecindarios conformados por chabolas de tamaño reducido. En ellas, varias familias se cobijan bajo láminas de chapa y restos de basura.

Pese a esta situación, las sonrisas de los ciudadanos son la terapia de la comunidad. Los más pequeños, mientras disfrutaban en la tierra con lo mínimo, miraban con entusiasmo y se acercaban a los extranjeros. En este instante, el grupo del Aula Fotográfica entendió que, verdaderamente, los ingredientes necesarios para cultivar la verdadera felicidad residen en el espíritu y la sencillez. “Nunca supe de una mañana en África en la que al despertar no fuera feliz”, dijo el periodista y escritor Ernest Hemingway, una frase que los integrantes de este viaje han podido certificar.

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