La tecnología y la inteligencia artificial (IA) están transformando el sector inmobiliario a un ritmo acelerado, pero los expertos coinciden en que no representan una amenaza, sino una herramienta clave para la evolución de la industria. Durante un encuentro con profesionales en la sede de Savills el 3 de octubre, Alejandro Camp, director general de Savills España, destacó la importancia estratégica del mercado inmobiliario, y señaló que «el mundo va a cambiar por la tecnología, y no es una amenaza».
En un panorama cada vez más sofisticado y competitivo, las empresas están redefiniendo sus metodologías para adaptarse a los nuevos tiempos. “Hace 25 años no existía una formación específica para el sector inmobiliario, y hoy nos encontramos en una industria que exige conocimientos de urbanismo, estrategia y tecnología”, explicó Beatriz Barco, directora ejecutiva de consultoría estratégica en Savills.
IA y arquitectura: una combinación de futuro
Desde la perspectiva arquitectónica, Leyre Octavio, arquitecta y directora ejecutiva, destacó que la IA no sustituirá el trabajo de los profesionales, sino que lo potenciará: “La inteligencia artificial no es un peligro. No nos va a quitar el trabajo, sino que lo hará la gente que sepa usarla mejor que nosotros”.
La arquitectura, además, se está posicionando como una herramienta transformadora dentro de las empresas. “A través del diseño y la planificación, podemos cambiar la forma en que las personas interactúan en su entorno laboral, mejorar su bienestar y optimizar los espacios”, afirmó Octavio. Un ejemplo es la inclusión de áreas comunes, como cafeterías estratégicamente ubicadas, que fomentan la conexión entre distintos sectores dentro de una empresa.
Edificio BBVA
La empresa Savills se encuentra en Castellana, anteriormente conocida como Torre BBVA. Este edificio emblemático fue diseñado por el arquitecto Sáenz de Oiza. Fue el proyecto ganador de un concurso restringido en 1971, convocado por el Banco de Bilbao, para construir su sede en el centro financiero de AZCA. La torre, de 30 plantas, se construyó entre 1978 y 1981, con una innovadora estructura mixta de acero y hormigón armado que resolvía el desafío del túnel ferroviario subterráneo. Destaca por su diseño modular basado en el «pie elefantino» de 33 cm y su elegante fachada de acero corten y lunas tintadas en bronce, lo que lo convirtió en un referente del skyline madrileño. Fue sede del BBVA hasta 2015 y, en 2017 inició el proceso para ser declarada Bien de Interés Cultural en la Comunidad de Madrid.
La torre sigue siendo un hito arquitectónico por su innovador enfoque estructural y su estética sobria pero imponente. Inspirada en la arquitectura estadounidense de posguerra, su diseño remite a la Torre de Investigación de S. C. Johnson and Sons de Frank Lloyd Wright. A lo largo de los años, ha sufrido modificaciones internas, como la creación de una sala de exposiciones en 1991 y la incorporación de una escalera de emergencia en 2000. Sin embargo, su imagen exterior se ha mantenido prácticamente inalterada, y se considera como un símbolo de la modernidad y el racionalismo en la arquitectura española del siglo XX.
