Miles de personas salieron a la calle el pasado domingo, con globos y camisetas de color verde, «como símbolo de esperanza», a pedir una legislación «que defienda la vida sin fisuras». Cerca de 500 asociaciones provida, agrupadas en la plataforma Sí a la vida, se ocuparon de la organización y difusión del evento, que se realiza desde 2011, y que, según los coordinadores, reunió este año alrededor de 40.000 personas, que circularon por la calle Serrano hasta la Puerta de Alcalá, en Madrid, al grito de «sí a la vida».
Familias, niños, jóvenes y adultos de todas las edades marcharon por el centro madrileño en defensa del no nacido y de las madres gestantes. «La juventud unida luchamos por la vida» o «un hijo es un regalo, vamos a celebrarlo» fueron algunas de las consignas que se pudieron oír durante la marcha, acompañados de música y un ambiente festivo.
“Toda vida humana es valiosa, única e irrepetible y tiene una dignidad que no pierde con la edad, la enfermedad o las circunstancias adversas”, rezaba el manifiesto.
La coordinación de la manifestación estuvo a cargo de la Federación de Asociaciones Provida de España, y su presidenta, Alicia Latorre, pidió «una nueva norma que defienda a todo ser humano desde su concepción hasta la muerte natural», reclamo que movió la marcha a favor de la vida y «en contra de la cultura de la muerte».
Al final del recorrido, se pudo ver un escenario sobre el que se vivió una fiesta en defensa de la vida. Testimonios, música y una suelta de globos por los dos millones de niños no nacidos a causa del aborto en España fueron el marco del encuentro.
Un manifiesto provida
Al finalizar la marcha, se leyó un manifiesto en el que se recordó que “toda vida humana es valiosa, única e irrepetible y tiene una dignidad que no pierde con la edad, la enfermedad o las circunstancias adversas”. El texto remarcaba también que hay que “desenmascarar la cultura de la muerte; sus estrategias ideológicas y estructurales, sus eufemismos y mentiras y el gran negocio que sostienen a costa de la vida y sufrimiento de millones de seres humanos en distintas etapas y circunstancias de su vida”.
En el manifiesto, los convocantes pidieron también a los políticos que la defensa de la vida sea algo “prioritario y urgente y en el que se impliquen con conocimiento y convencimiento y legislen sin fisura, sin excepciones”. Por último, el texto destacó “la fuerza arrolladora de la cultura de la vida y su poder transformador y terapéutico”.