Ana María Catalá es una apasionada del fútbol desde que era pequeña, tanto que, a sus 25 años, no es capaz de imaginarse la vida sin este deporte. Su gol le dio a la selección española Sub-17 el título de campeona de Europa, y actualmente juega como defensa en el Madrid C.F.F., con el número 3 a la espalda. Su forma de hablar no deja lugar a dudas de que lo que hace le llena de felicidad, aunque implique mucho esfuerzo y sacrificio en su día a día. El mismo amor se refleja en sus ojos cuando se refiere a sus seres queridos, familia y amigos, que le han apoyado siempre y con los que comparte un vínculo sólido para mantenerse en la élite del fútbol femenino.
¿Con qué edad empezó a jugar al fútbol?
Pues a jugar al fútbol realmente empecé, yo creo que con 6-7 años en el colegio, en el recreo. Lo típico de todos los niños pequeños y ahí fue cuando el profesor de Educación Física me empezó a decir que por qué no me apuntaba a la extraescolar del colegio. Y me apunté al cole y, según él, destacaba un poco sobre el resto de los compañeros, siempre perdíamos además, y habló con mis padres y les dijo que me fuera de ahí, que me apuntara a un club, y ya fue cuando a partir de ahí estuve federada y empecé en el Canillas en benjamines y ya de ahí pues hasta ahora.
¿Ha sufrido muchos prejuicios por ser una mujer futbolista?
Sí, prejuicios de comentarios en campos, sobre todo machistas, que ahora mismo no se escuchan, se escuchan muy pocos. O en algunas situaciones que por suerte cada vez son mínimas, pero sí que al principio, años atrás, ibas a cualquier campo y escuchabas: “Anda mira una chica que no tendría que estar aquí”, cualquier cosa que bueno, lo ignoraba y ya está.
¿No le afectaba?
No. Para nada, porque al final yo hacía lo que me gustaba, a mí lo que me dijeran me daba igual y me sigue dando igual y ya está.
¿Le parece justo que exista una división dentro de su deporte?
Sí, lo entiendo porque al final la condición física de los chicos y las chicas pues, a partir de cierta edad, no es la misma. En mi caso, intenté jugar con ellos hasta la máxima edad posible porque el ritmo de juego es diferente, las condiciones son diferentes y yo quería exprimir todo eso. Estaba aprendiendo muchísimo con ellos. Pero sí que entiendo que al final, en ese aspecto de las condiciones físicas y demás, pues no es lo mismo. Aunque al final el balón es redondo, el campo es verde, por lo que el fútbol es el mismo, pero sí que entiendo que existan esas diferencias.
“La condición física a partir de cierta edad no es la misma”, opina Catalá.
¿Qué hizo para poder seguir jugando en el equipo de chicos?
Recogí, junto con mis padres, que fueron los principales que me ayudaron, muchísimas firmas, tuve un gran número de reuniones con el presidente de la Federación de Madrid y conseguimos ampliar dos años más el poder jugar con chicos. Al final, se consiguió y hoy en día está actualizado así hasta los 14 años. Lo cambiaron y, ahora, a partir de infantil se separan chicos de chicas.
¿Cree que llegará el momento en que el fútbol femenino y masculino estén al mismo nivel?
No, al mismo nivel no. Creo que en los últimos tres o cuatro años se ha avanzado muchísimo y que hemos dado un paso muy grande para intentarlo, ya te digo que igualarnos va a ser muy difícil, pero sí alcanzar algunas cosas que tienen ellos que creo que nosotras nos merecemos. Aun así igualarnos va a ser muy complicado. También te digo que lo del fútbol masculino está sobrevalorado. Me parece que el tema de los sueldos y demás es una locura, pero creo que igualarnos y equipararnos en todo creo que no.
¿En qué sentido ha vivido esa evolución que dice que ha habido?
En el sentido de medios, me refiero hacia los clubes, servicios médicos, fisios, cosas que necesitamos básicas. Campos de fútbol en buen estado, vestuarios, cosas que tú necesitas para jugar que tienen que estar en condiciones, cosas primarias. Luego, bueno, se nos están televisando partidos, cada fin de semana se televisan tres partidos, se nos da más espacio en los medios de comunicación, poco a poco yo creo que sí que estamos creciendo y la gente nos va conociendo un poco más.
«Creo que estamos creciendo y la gente nos conoce un poco más», afirma Catalá sobre la evolución del fútbol femenino.
¿Cree que ha resultado ser la que más lejos ha llegado de ese equipo?
Puede ser que sí, pero también entiendo que es diferente porque las chicas somos menos las que jugamos al fútbol que ellos, entonces pues lo tengo más fácil, por decirlo así. También conozco compañeros que han jugado en equipos punteros como el Getafe o han hecho pruebas en el Real Madrid, en el Rayo Vallecano… O sea, que bueno, yo estoy en Primera División jugando con mi equipo femenino, pero también conozco chicos que están en la preparación física, con los entrenadores.
¿En qué equipos ha jugado?
Empecé en el Canillas, con los chicos, que ahí pasé casi toda mi vida. Luego me fui al Rayo Vallecano, que ahí ya estuve con chicas, y ahora estoy en el Madrid C.F.F., donde ya llevo tres años. He estado también en la selección madrileña y también en la española Sub-17.
¿Qué le aporta el fútbol que no le aportan otras cosas?
Te diría que todo porque mi vida gira en torno al fútbol. No me imagino no tenerlo y he crecido jugando al fútbol y no te podría decir qué sería sin él, es como un cocinero sin la cocina, no te sabría decir.
“En España, te puedes permitir vivir del fútbol en algunos equipos», sentencia la jugadora.
¿Se podría permitir vivir del fútbol? ¿Qué estudia?
No. Imposible. En España, te puedes permitir vivir del fútbol en algunos equipos, los más punteros como el Barcelona, Atlético de Madrid. No tienen una renta para cuando lo dejen, sino que el sueldo que cobran mensualmente les permite vivir, pero no es como el caso masculino que tienen ahí un dinero para cuando se retiran poder vivir de sobra con lo ganado. Yo en mi caso, no, tengo que estar estudiando, buscandome la vida entrenando equipos porque no da. Estoy cursando INEF y entrenando a niños y niñas.
¿Le queda tiempo para otras cosas?
(Risas) Lo busco, porque también lo necesito. Tengo el fútbol, la universidad, las niñas, los niños… y el tiempo tienes que buscarlo porque también necesitas tus amigos, tu tiempo libre, tus salidas y bueno tengo las semanas apretadísimas pero intento ganar tiempo para todo.
Aparte de jugar al fútbol, ¿qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Me gusta estar mucho con mi familia, con mis amigos y poco más. El plan me da igual, pero compartir tiempo con ellos.
¿Está muy unida a su familia?
Bastante. El lazo con mi familia es bastante fuerte y el tiempo que tenemos lo intentamos aprovechar siempre al máximo.
“El lazo con mi familia es bastante fuerte”, concluye Catalá.
¿Se ha sentido apoyada siempre por ellos?
Sí, siempre han venido a todos los partidos, incluso a los que jugaba fuera, porque juego un fin de semana en Madrid y otro en cualquier lugar de España y casi siempre viajaban conmigo a los partidos y ya les tenía que decir no viajéis más porque me daba apuro que se pasaran cada 15 días viajando por España. Y ya he conseguido que a los partidos de fuera no vayan y solo vengan a los que jugamos aquí en Madrid.
¿Cómo compagina con la carrera el tener que estar tantos fines de semana fuera?
Pues es complicado, incluso en viajes estamos en el autobús o en los hoteles estudiando porque si no no hay tiempo.
¿Qué le gustaría cambiar de su vida? ¿Y del mundo?
Seguramente cambiaría muchas cosas. De mi vida, no. De mi vida estoy bien como estoy y contenta, pero de la vida en general seguramente cambiaría cosas, pero ahora mismo no lo sé.