La SIMUFV analiza el metaverso

- Desmarcar - 15 de marzo de 2022
De izquierda a derecha: P. Fco. Xavier Gutiérrez Aguirre, Miguel Arego, Jerónimo Ayesta, Pablo González y Sergio García
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Escrito por Alberto Barrios y Celia Vázquez

La Universidad Francisco de Vitoria (UFV) celebró, del 7 al 11 de marzo, la Semana de la Imagen 2022 (SIMUFV), en colaboración con Canon España. En ella, se desarrolló el IV Congreso Internacional: Imagen y Reconocimiento, con el objetivo fijado en el metaverso. El director del Grado de Comunicación Audiovisual, Diego Botas, impulsó este congreso en el que participaron expertos en el metaverso.  

Los metaversos son mundos digitales inmersivos que amplían la experiencia del mundo analógico. Idealmente, en cada metaverso aparecen interconectados otros sistemas: plataformas, aplicaciones, juegos, etc. Según Edward Castronova, los metaversos reúnen tres características: interactividad (cada usuario puede relacionarse con otros usuarios y con el entorno virtual, alterándolo), corporeidad (los metaversos están sometidos a algunas leyes espaciotemporales) y persistencia (aun sin usuarios conectados, el metaverso sigue funcionando). En sentido amplio, el concepto de metaverso incluye mundos virtuales, videojuegos inmersivos, entornos de trabajo 3D y aplicaciones de realidad aumentada.

En SIMUFV, Miguel Arego Céspedes, estudiante de la Universidad Católica de Valencia, analizó los metaversos, sus riesgos y oportunidades para el desarrollo humano. Una de las cuestiones claves durante el congreso fue si realmente la sociedad está preparada para un metaverso. “Creo que no estamos preparados, ya que ni lo queremos ni todos podemos permitírnoslo, ni tenemos una necesidad como tal, ahora mismo”, afirmó Arego.

“Cada vez se está desdibujando más la línea de lo real y lo virtual”, explicó Arego, ya que cada vez están más unidos los dos conceptos y la sociedad une ambas cosas en su vida cotidiana. La vigilancia y la privacidad, según explicó, son unos de los principales factores a tener en cuenta a la hora de elegir un metaverso. “A mí, no me gustaría estar en un metaverso de Mark Zuckerberg, darle mi vida a Mark Zuckerberg”, comentó Arego. “Sabiendo todo esto, la pregunta final es: el metaverso va a llegar, pero ¿cuál es el que vamos a elegir nosotros?”, concluyó Arego. 

La política en el metaverso
La charla de Sergio García Arenes, estudiante de la Universidad Católica de Valencia, El metaverso de la política, fue la encargada de cerrar esta mesa redonda. “El metaverso es un espacio virtual al que podemos acceder con dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada en el que tenemos la capacidad de inmersión a modo de avatares e interactuar como si de la misma vida se tratara”, definió García Arenes. 

“El metaverso puede ofrecer tantas oportunidades como el mundo físico real”, y ya se ha podido ver implicado en la política, en campañas realizadas en los videojuegos. Barack Obama lo hizo para su campaña presidencial de 2018, en el videojuego Burnot Paradise. Asimismo, Joe Biden y Kamala Harris, en 2020, hicieron campaña en Fortnite para su candidatura presidencial demócrata. 

También hay un espacio para que la política renueve las formas de conectar con la sociedad. “La política está desencantada y los jóvenes estamos desencantados con la política. El metaverso es una oportunidad muy buena para que los políticos puedan volver a conectar con la gente”, opinó García Arenes. Del mismo modo, las redes sociales también han sido un punto de inflexión en la política, “han sido la revolución total porque todo el mundo puede opinar”. “El metaverso lo puede cambiar todo, puede cambiar la forma de política y espero que los políticos lo vean y lo vean como una oportunidad”, concluyó García Arenes. 

El papel de la religión en el metaverso
“¿Puedo cometer actos inmorales en el metaverso?, en otras palabras ¿Puedo pecar?”, se preguntó el padre Francisco Xavier Gutiérrez Aguirre, en su charla Metaidentidad y recreación a la luz del metaverso. Gutiérrez Aguirre hizo hincapié en la aplicación de la filosofía clásica a “estos paradigmas contemporáneos” para acercarse, de otro modo, al nuevo mundo virtual.

“Antes definíamos lo real como bueno y lo virtual como malo porque no está, realmente se ha abierto mucho el paradigma hacia lo virtual como aquello que nos puede ayudar a superar lo real, pero ¿cómo interactúa lo virtual con el mundo real?”. En este punto, Francisco Xavier Gutiérrez Aguirre destacó “el factor humano” como nexo entre ambos mundos. 

“A través del humano, lo virtual puede influir en lo real, suena lógico, pero tiene un montón de consecuencias, sobre todo, si tenemos en cuenta que la mediación no es inmediata, es a través de un avatar, a través de un mundo preestablecido”, explicó Gutiérrez Aguirre. 

Para aquellos que han condenado o se han alarmado ante la posibilidad del metaverso, el padre recordó que “ya Platón condenaba la escritura”. El filósofo griego la definía como “la decadencia de la humanidad”, al igual que pasó con la imprenta, la fotografía y el cine.

“Como cura, los padres se me acercan buscando una condena de los videojuegos, de las series, de los cómics… y ahora más reciente del metaverso, y la verdad es que no suelo satisfacer ese deseo porque siempre hemos tenido la tentación de condenar la tecnología”, reflexionó el padre Gutiérrez Aguirre.

El cine y su imagen siguen presentes
La SIMUFV no se olvidó del cine ni de la fotografía. La primera charla con la que se inició la conferencia fue la de Jerónimo Ayesta, sobre la película A hidden life, de Terrence Malick. Ayesta analizó el tratamiento del martirio en el film, a través de la definición de lo sublime en Kant: “Aquello que nos parece contrario a un fin de la vida humana nos resulta sublime”. 

La película está basada en hechos reales. El protagonista es Franz Jägerstätter, un campesino alemán que se niega a integrarse en el ejército nazi de Hitler alegando objeción de conciencia. Sin embargo, por su negativa es condenado a muerte. A pesar de ello, Franz Jägerstätter continuó con sus ideales hasta el último momento. Fue declarado beato por la Iglesia católica. “Hasta el salvaje percibe como sublime a un hombre sin miedo”, ejemplificó Ayesta, quien también observó que “el martirio va en contra del instinto natural de conservación”. 

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