«La gente sigue estando igual de sola que antes»

- Desmarcar - 23 de diciembre de 2016

El Teléfono de la Esperanza cumple 45 años desde su creación en Sevilla. Durante este tiempo, el número ha recibido casi cinco millones de llamadas de personas que necesitaban ayuda con su problemas familiares, económicos, personales… o simplemente hablar.

Para celebrar su aniversario, Paco González (vicepresidente del Teléfono de la Esperanza Madrid) y Carmela Bustamante (una voluntaria) han respondido a algunas preguntas para Mirada 21.

¿Cómo funciona el Teléfono de la Esperanza?

CB: Desde el Departamento de Orientación está disponible las 24 horas los 365 días del año. Atienden las llamadas los distintos voluntarios después de un año de formación. Y en sede atienden los psicólogos y abogados, también voluntarios, ya que hay casos en que se necesita ayuda más allá del teléfono. Aquí también impartimos seminarios sobre la autoestima, de duelo…

PG: Todo es gratuito, tanto las llamadas como el trato personal. Pero en los talleres y cursos se pide, si se puede, un donativo de al menos 60 euros. Para mantener la sede.

M21: ¿Cómo es la formación de los voluntarios?

CB: Se compone de dos cursos intensivos con seguimiento. El primero, se llama Conocerse para crecer, es un trabajo personal que realizan los voluntarios. Este pretende ayudar a conocerse bien a sí mismos, para aprender a tratar tus propios sentimientos. Se compone de un fin de semana largo, unos cuatro días, y luego ocho sesiones. El otro, Conocerse para ayudar, es un trabajo donde se aprende a tratar las emociones y pulir la comunicación. En el taller Seminario de ayuda, se expone el sistema de escucha activa. El periodo de formación se completa con un periodo de prácticas donde acompañan, en primera instancia, a un tutor y poco a poco van cogiendo el teléfono. Luego hay formación propia.

PG: Antes de poder realizar el servicio, se hace un curso de aproximadamente un año. Seguimiento, cursos… Cuando se finaliza, el voluntario pasa a atender el teléfono.

¿Cuántos voluntarios hay?

CB: Esto fluctúa: unos entran otros salen. Hay voluntarios que tras la formación deciden no ayudar en las llamadas, ya que hay veces que las llamadas te queman.

¿Cómo es recibir una llamada de este tipo?

PG: Piensa que, muchas veces, la gente lo que necesita es hablar. Porque no hay gente con la que expresarse, por cualquier motivo. Nosotros aquí no resolvemos ningún problema, nosotros tratamos de reforzarles y que ellos solucionen sus problemas. Lo que ocurre es que si necesitan ayuda de un profesional, nosotros se lo proporcionamos.

CB: Se trata de que la propia persona conecte con sus propios recursos.

«La gente lo que necesita es hablar»

¿La crisis ha provocado un incremento de llamadas?

PG: Hubo un periodo al principio de la crisis que había más llamadas. Luego se ha estabilizado el tema, ahora estamos normal. Hay épocas peores, como las vacaciones o Navidades. Hay gente que se queda sin apoyo o les entran recuerdos y recibimos más llamadas.

¿Cuál es el origen de las llamadas?

CB: De todas maneras, hay llamadas muy variadas. Nosotros no concretamos en una parte del colectivo, nos puede llamar cualquier persona sin importar edad, situación económica… Hay personas que nos hablan de sus problemas económicos, familiares, de adicción… Y luego hay gente que llama con frecuencia, personas que tienen la necesidad de ser escuchados.

PG: Primero, hay que destacar que todas las llamadas son anónimas. Hay gente que te llama, simplemente, para hablar e incluso los hay que solo quieren darte las gracias o las buenas noches. Solo llaman cuando se van a acostar porque se puede sentir solo, pero están a un golpe de teléfono.

¿Hay algún tipo o sector de personas que llamen más a menudo?

PG: Hay más mayoría de mujeres que de hombres. De la franja de entre 35 y 50 años. Por regla general, las chicas son más dadas a hablar y explicar, mientras que los chicos suelen pensar que sus problemas son suyos y ya.

CB: Cierto, alrededor del 65% de las llamadas son de mujeres. Los que menos utilizan nuestro servicio son los adolescentes.

«Alrededor del 65% de las llamadas son de mujeres»

¿Cómo han afectado las RRSS e Internet al Teléfono de la Esperanza?

PG: Hay más medios que antiguamente para relacionarse. La gente sigue estando igual de sola que antes, pero ahora optan a mucha más información. Si ponen en Google “suicidio” (por ejemplo), la primera página que aparece es la del Teléfono de la Esperanza.

CB: El de las nuevas tecnologías es un tema que nos planteamos muy seriamente, las formas de comunicarse han cambiado. Antes el fijo sonaba constantemente, ahora cada uno tiene su móvil y su WhatAspp. La gente joven ahora no tiene la iniciativa de utilizar el teléfono. Estamos pensando en adaptarnos, tenemos la idea de ampliar nuestros medios para atender a las personas que lo necesiten.

¿Cómo es trabajar en el Teléfono de la Esperanza?

PG: No es un trabajo, es un servicio. Lo considero un servicio que creo que tengo la suerte de poder realizar, de escuchar a las personas que están al otro lado.

CB: Para mí es algo que me ha ayudado a “tocar” la vida, darle un sentido. Aprendes mucho cuando escuchas. Además, es muy importante la gente que conoces aquí.

PG: Somos mejor que una familia (se ríe).

CB: Estar en contacto con el dolor y el sufrimiento no te deja indemne. Escuchar, escuchar de verdad, hace que tengas que estar dispuesto al cambio. Yo creo que cualquier actividad o profesión que consista en ayudar a los demás te cambia, ya que significa mucho a nivel personal para el individuo. Estar en el Teléfono de la Esperanza es algo que… creo que ha cambiado la vida de muchas personas. Empezando por la mía.

PG: En mi opinión, yo soy quien debería darle las gracias a los que llaman. Yo como persona me enriquezco y aprendo cada vez que alguien siente la necesidad de hablar con nosotros.