La bulimia es un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) caracterizado por tener episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos. Las personas que padecen esta enfermedad utilizan vías como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o el ejercicio obsesivo, para así evitar el aumento de peso. Un informe de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (NIH) afirma que lo utilizan como una forma para aliviar la ansiedad, culpa o vergüenza.
La última publicación de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), se ha registrado un incremento en los casos de TCA. Específicamente, se estima que una de cada 20 mujeres, con edades comprendidas entre los 12 y 21 años, padece un trastorno alimentario. «El hecho de ser una mujer de entre 12 y 25 años es un factor riesgo, pero la edad de inicio es cada vez menor. Estamos viendo casos por debajo de los 10 años», asegura Anna Figuer, responsable de prevención en ACAB.
La pandemia ha tenido un impacto significativo en este aumento, ya que durante ese período, los ingresos hospitalarios en España subieron un 20%. Según la última publicación por la Asociación en Defensa de la Anorexia Nerviosa y Bulimia de la Región de Murcia (Adaner), esta asegura que tras el coronavirus los casos se han incrementado entre un 50% y 60%.
«Es una enfermedad muy compleja, no depende de la fuerza de voluntad de cada uno», asegura Beatriz Verdi.
Beatriz Verdi, nutricionista clínica y especialista en TCA, confirma que son enfermedades mentales «no elegibles». «Es una enfermedad muy compleja, no depende de la fuerza de voluntad de cada uno», asegura. Además, explica que todo es producto de las restricciones que se establece uno, y que la parte emocional está siempre presente. «Si no nos alimentamos bien, un cerebro hambriento piensa diferente», relata Verdi. Por ello, añade que el objetivo de los profesionales debe ser reordenar la alimentación del paciente en su recuperación.
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El espejo de los jóvenes
Uno de los factores de riesgo que inciden en esta enfermedad es el impacto de las redes sociales. Según el último estudio del Instituto Nacional Estadístico (INE), el 94,5% de la población ha utilizado Internet en los últimos tres meses. Un informe publicado por Hootsuite y We are social en 2022 aseguraba que el 58% de la población mundial posee un usuario en alguna red social.
Una investigación realizada por el doctor José Francisco López-Gil ha analizado una muestra de 653 adolescentes —56% chicas y 44% chicos— de entre 12 y 17 años, en la Región de Murcia. Según este estudio, la aplicación que más se asocia con los trastornos alimentarios es Instagram. Los cuerpos idealizados, imágenes retocadas, comparaciones con otras personas y el contenido de algunos influencers, son algunos de los factores que tienden a aumentar la prevalencia de TCA entre los adolescentes en España.
«Las redes sociales romantizan los TCA», confirma Claudia García.
Para Claudia García, las redes sociales fueron el desencadenante de su casi hospitalización por sufrir un TCA durante más de un año. «Empecé con la bulimia por las redes sociales», relata García. La autoimagen negativa e insatisfacción por el cuerpo deriva en ansiedad y presión por cumplir estándares de belleza. Además, García comenta que las redes promueven cada vez más los cánones de belleza establecidos por la sociedad, «sobre todo Tik Tok«. «Las redes sociales romantizan los TCA», asegura la joven de 18 años.
«Al final es una lucha entre vivir y sobrevivir», añade García.
García comenta que para ella existieron tres etapas: la etapa de negación y odio «es morirse», de recuperación es sobrevivir y «cuando consigues estar bien comienzas a vivir». «Al final es una lucha entre vivir y sobrevivir», asegura García. A su vez, destaca su cambio de idea en relación con los cánones de belleza: «Ya no intento encajar».
Alejandra Benito, nutricionista experta en TCA en Enaltea, asegura que se crea una enorme presión por tener un cuerpo perfecto y que las redes sociales han contribuido a que se consuma un estándar de belleza. «Además, muchas influencers muestran lo que comen, dan consejos sobre la alimentación, entrenamiento… Indirectamente mandan un mensaje de que si comes como ellas podrás tener el cuerpo perfecto», acentúa Benito.
La recuperación de tu identidad personal
Luis Ramírez, paciente en proceso de recuperación de bulimia, compartió su experiencia en la que siente que su mente se divide en dos: «Mi yo sano y mi yo distorsionado». «Hay dos tipos de persona que viven en mí», añade Ramírez. Se dio cuenta de esta sensación cuando una persona cercana a él le preguntó: «¿No puedes detenerte?». Asimismo, cree que a medida que avanza en su etapa de rehabilitación, su mente comienza a unificarse. «Me estoy recuperando poco a poco, pero nunca creo que vuelva a ser el mismo», asegura el joven de 20 años.
«Hay dos tipos de persona que viven en mí», asegura Luis Ramírez.
La nutricionista Alejandra Benito considera que el enfoque de «si quieres puedes» es demasiado simplista. En cambio, destaca que el proceso de recuperación implica ampliar la variedad de alimentos y restablecer una relación saludable con la comida.
También enfatiza que durante este desarrollo es esencial reconciliarse con la actividad física, la percepción de la imagen corporal, flexibilizar los hábitos alimenticios, reducir la autoexigencia, la hipervigilancia, así como disminuir los niveles de estrés y ansiedad. «Se trata de normalizar todas las conductas que han sido alteradas», asegura Benito.
«He aprendido a valorar más lo que hay en el interior», confirma Claudia García.
Para Claudia García, el momento más desafiante fue la recuperación. Describe este proceso como una etapa de aprendizaje extremadamente ardua, lo que la llevó a seguir acudiendo al psicólogo cada mes. Durante el año que luchó contra su enfermedad, su familia estuvo a su lado. García resalta las valiosas reflexiones y lecciones que obtuvo de esta experiencia: «He aprendido a valorar más lo que hay en el interior».
Además, subrayó la inutilidad de las comparaciones, al ser el cuerpo el que te va a acompañar durante toda tu vida. «Si no puedes amarte a ti mismo, no podrás amar a otras personas», concluye Claudia.
Diferencia entre anorexia y bulimia
La anorexia, también conocida como anorexia nerviosa, constituye un trastorno alimentario grave, con potencial riesgo de mortalidad. Se caracteriza por tener un restricción extrema en la ingesta de alimentos, además de una obsesión constante con el peso, la figura corporal y la alimentación.
Carlos Moratilla, responsable en el área de psicología en Enaltea, explica que los TCA son problemáticas muy complejas cuyo origen es «multifactorial» y también «idiosincrásico». «No hay un TCA igual que otro, como no hay una persona igual a otra, aunque haya características que les hagan parecerse».
«Ahora afronto los problemas con más esperanza. Si he salido de una anorexia yo sola, puedo con todo», confirma Sonia González.
A los 16 años, Sonia González atravesó una de las etapas más difíciles de su vida hasta el momento, cuando padeció un trastorno alimentario. Actualmente, pasados dos años, confirma con seguridad: «Me gusta mirarme al espejo y, lo que veo me gusta». Asimismo, ha logrado que la alimentación no le condicione ni le limite el día a día. «Ahora afronto los problemas con más esperanza. Si he salido de una anorexia yo sola, puedo con todo», asegura González.
Las personas que padecen anorexia suelen experimentar una percepción distorsionada de su propio cuerpo y temen en exceso aumentar de peso, lo que las lleva a evitar la ingesta de alimentos y, en muchas ocasiones, deriva en una pérdida de peso peligrosa. María Moragón, psicóloga sanitaria, destaca que en casos graves, la asistencia profesional es crucial, ya que el paciente puede no ser plenamente consciente de la gravedad de su situación.
Para Sonia González, la ayuda tardó en llegar. Se percató realmente de la gravedad de su situación una vez ingresó en el hospital. «Como tal, no hay un paso, ojalá hubiese un paso, pero no lo hay. Tu cerebro hace clic y cambia», asegura la joven de 19 años.
Al estar hospitalizada en la planta de psiquiatría, relata que no le dejaban quemar ni una sola caloría. «Preferían hacerte la cama ellos antes de que te movieras», asegura. En ese mes de ingreso, vivió el mayor tiempo consigo misma, y eso hizo que quisiera recuperarse al completo.
La duda sobre el fin de un TCA
Es habitual que, al comenzar el proceso de recuperación nutricional, se experimenten molestias gastrointestinales, como hinchazón, gases o náuseas. Al limitarse la ingesta de alimentos, tanto el metabolismo como el proceso de digestión se ralentizan. Es una respuesta de supervivencia del cuerpo para preservar la máxima cantidad de energía posible.
«Llevan escuchando que los TCA son para siempre, pero muchos se pueden superar», asegura Benito.
La nutricionista Alejandra Benito confirma que de un trastorno alimentario se sale, y es algo que tiene que recordar a sus pacientes cada día. «Llevan escuchando que los TCA son para siempre, pero muchos se pueden superar», acentúa Benito.
En el caso de Sonia González, sostiene que es muy difícil recaer en un TCA, dado que es plenamente consciente de todas las experiencias que una persona atraviesa al lidiar con este trastorno. «Duele verte así. Mi único consejo para quienes están pasando por lo mismo es que tomen conciencia de que están perdiendo su vida», asegura González.