Podemos ha cambiado. El partido que, desde su primera Asamblea Ciudadana, desestabilizó el bipartidismo español, hoy se encuentra, sin embargo, en una gran encrucijada ante su segunda asamblea, llamada Vistalegre II. Actualizarse o morir. Esta es, al menos, la concepción, o reflexión, que ha hecho el secretario del partido y portavoz en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón. De hecho, aunque han sido evidentes sus disparidades y rifirrafes en la Cámara Baja, Twitter y platós de televisión con el secretario general, Pablo Iglesias, este ha reconocido en su programa político que el origen “está lejos de lo que Podemos representa hoy”.
Iglesias reconoce que el origen “está lejos de lo que Podemos representa hoy”.
Esta realidad, no obstante, según ha explicado Iglesias, no ha de suponer una “vuelta a los orígenes” como organización porque es “absurdo”. De hecho, para el secretario general lo más sencillo es “no cometer errores de inmadurez”, una cuestión que ha ocupado las tertulias políticas y provocado dimisiones en el partido, como la de Carolina Bescansa, una de las fundadoras de Podemos. De esta forma, según ha detallado Iglesias, el partido incrementa sus opciones de ostentar una mayor representación en unas futuras elecciones municipales, autonómicas y generales para “ganar al PP”. Objetivo que, por supuesto, comparte Errejón.
De hecho, pese a que ambas cabezas persiguen la misma cuestión, existe una disensión en el método, o camino a seguir, y, este fin de semana, en Vistalegre II, solo puede quedar una: la de Pablo Iglesias o la de Íñigo Errejón. Así, al menos, lo ha sentenciado Iglesias, quien, para acabar con las disparidades errejonistas, ha retado al número dos de Podemos a liderar el partido. Hecho que ha sorprendido a Errejón, quien no se ha presentado como candidato a la Secretaría General, sino que, simplemente, ha preparado un programa con el que realizar “un debate de ideas”, porque “lo que está en discusión es el rumbo”.
Los fieles y los ausentes
El fracaso político en las últimas elecciones generales ha propiciado una reflexión interna para replantear la estrategia de futuro. En este punto residen las principales diferencias y disputas internas. La alianza con Izquierda Unida para concurrir juntos a los comicios del 26 de junio no supuso, como se esperaba, un millón de votos más. Es más, todo lo contrario: fueron los que perdieron. Desde entonces, la relación entre Iglesias y Errejón se ha vuelto más tensa, hasta el punto de llegar al órdago por la Secretaría General.
La misión de Podemos, para Errejón, debe ir “más allá” de la “izquierda tradicional” para convertirse en un “núcleo irradiador”.
Mientras que Iglesias ha defendido en su programa que “es necesario el equilibrio entre mantener a los fieles y atraer a los ausentes”, Errejón ha argumentado que “Podemos está perdiendo un tiempo precioso al no aprovechar la crisis existencial del PSOE para formar una nueva mayoría” en España. De hecho, ha explicado en su programa político que hay que hacer “un discurso transversal que deje atrás las etiquetas izquierda/derecha”. Esta apuesta, ha detallado, no se debe a una “renuncia”, sino en beneficio de una “unidad” más “ambiciosa, radical y transformadora”. La misión de Podemos, para Errejón, debe ir “más allá” de la “izquierda tradicional” para convertirse en un “núcleo irradiador”.
Frente a esto, Iglesias ha argumentado que no se debe “engañar con el discurso para atraer a otros sectores”. Sin embargo, sí que ha llegado a la conclusión de que Podemos debe “empezar a actuar como alternativa de Gobierno”, con un programa serio para las elecciones generales de 2020. Aunque, a diferencia de Errejón, bajo una concepción que acoja “a la gente procedente del espacio político-electoral que pueda dejar el PSOE” y a los “abstencionistas” que tienen “sensibilidades políticas próximas a Podemos”. A nadie más. De hecho, aunque agradece la «diversidad», prefiere que no se dé «como en el PSOE».
Este próximo fin de semana (días 11 y 12), el partido que hizo temblar el bipartidismo español buscará estabilidad. Las políticas, aunque son muy similares, presentan dos caminos a seguir: el dogmático y el transversal. La Asamblea Ciudadana Vistalegre II supondrá, por cómo lo ha querido orientar Iglesias, un antes y un después en la formación. De hecho, la insistencia de Errejón por no «obligar a la gente a elegir» entre ambos parece no haber calado en la estrategia política del actual secretario general, por lo que solo quedará uno, aunque luego se apoye y colabore desde la organización.