«Creo en la nueva generación de jóvenes»

- Desmarcar - 3 de diciembre de 2019

El exjugador y entrenador de la selección española de fútbol y el Real Madrid, entre otros, compartió este lunes con alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria algunos de los momentos más importantes de su vida y sus pensamientos sobre ella.

Vicente del Bosque nació el 23 de diciembre de 1950 en Salamanca, bajo el seno de una familia «humilde y buena», como dice él. Amante del fútbol, «perseguía un sueño» que se hizo realidad cuando con 16 años emprendió el viaje a la capital para jugar en el Real Madrid. Su sueño adelantó a su verdadera vocación, «ser magistrado». Daba igual de qué, era el propósito de un hombre sin límites, con ganas de «captar jóvenes, formarles como personas y luego como futbolistas», dejando claro el legado que aprendió en su casa.

Perteneció a la entidad merengue durante 36 años, como jugador y entrenador, dándole al equipo blanco en esta última etapa, dos ligas y dos Champions. Formó una familia con su mujer y tuvo tres hijos, uno de ellos con síndrome de Down. «Lo tuvimos con ignorancia absoluta», aunque ya con 30 años, Álvaro, su hijo «está perfectamente integrado» en la sociedad, trabajando y ayudado por jóvenes voluntarios de los que Del Bosque dijo «creía mucho en ellos».

Ya retirado de la vida pública y dedicado a su familia, repasó los vestuarios con los que trabajó y las vivencias del deporte que ama. «Siempre he estado en vestuarios muy sanos», dijo, ya que para él «la salud dentro de un vestuario es fundamental». Recuerda así su paso por la selección, en 114 partidos como entrenador del combinado español solo tuvo un expulsado. Vicente Del Bosque, como dijo él, «no estaría en la universidad si no hubiera ganado el Mundial». Él fue el timón de aquel barco que empezó a cero y que más tarde tocó el cielo.

La selección española pasó por malos momentos, la salud flaqueaba, como ocurre otros equipos. El choque entre Real Madrid y F.C. Barcelona se traspasó al vestuario nacional. Por eso Vicente Del Bosque remarcó figuras como Santiago Bernabéu, «su referente en la infancia», no precisamente por su juego, que también, sino por eso liderazgo moral que también tuvieron jugadores como Íker Casillas o Xavi y que es imprescindible dentro de cualquier grupo de personas.

Ahora bien, volviendo al 11 de julio de 2010, el día en que «un grupo de jóvenes insaciables y maduros» como califica él, ganó un Mundial tras el derechazo de Andrés Iniesta. Mientras España gritaba emocionada, Del Bosque no, lo vieron todos, cerró los puños y según dice él, «fue hasta excesivo. Un partido se gana cuando pita el árbitro el final, recuerda así la anécdota de aquel entrenador croata que celebró antes de tiempo la victoria de su equipo que nunca llegó. El hombre sin pausa, pero sin prisa, recuerda las bases de un buen entrenador: Ser emocionado, leal, generoso e inspirador.