El papa Francisco visitó Japón para conmemorar a los fallecidos por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. El domingo 24, tuvo unas palabras delante del primer ministro, Shinzō Abe, y miembros del Gobierno japonés. El lema de su viaje fue Proteger toda vida. El territorio nipón apuesta “por educación, la cultura, el deporte y el turismo, sabiendo que estos pueden contribuir en gran medida a la armonía, la justicia, la solidaridad y la reconciliación que son el cemento del edificio de la paz», dijo Francisco.
El discurso del santo padre comenzó agradeciendo a todos los presentes del Gobierno y añadió “que se dedican a trabajar por la paz y el progreso de las personas, la nación, y de las naciones que representan”. También, quiso destacar el pontífice que las relaciones entre la Santa Sede y Japón tienen bastante antigüedad, y quiso hablar de los numerosos misioneros que fueron en el siglo XVI. Este tipo de comunicación entre ellos son fundamentadas en el “reconocimiento y la admiración”.
Luego el santo padre declaró que había ido a tierras niponas a “confirmar a los católicos en la fe, en sus esfuerzos de caridad y por su servicio al país del que se sienten ciudadanos orgullosos”. Francisco dejó claro que se siente impactado después de escuchar las historias de los afectados por el desastre nuclear y se ha sentido conmovido por el relato de los hechos.
Además, hizo un repaso histórico sobre los conflictos sucedidos entre pueblos y naciones. Y afirmó que la única vía de solución a los problemas ante cualquier suceso tiene que resolverse a través del “dialogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”. Además, afirmó que la única vía de solución a los problemas es a través del “dialogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”.
Otro tema que se trató fue el de la dignidad humana, que debe estar en el centro de cualquier actividad económica, social y política. El papa se acordó de todos esos grupos de la sociedad que están excluidos y olvidados. Francisco destacó que piensa en “los jóvenes, que a menudo se sienten abrumados al enfrentar las dificultades del crecimiento, y también, en los ancianos y las personas solas que sufren aislamiento”.