El papa Francisco visita Japón

- Desmarcar - 30 de noviembre de 2019
El Papa Francisco con uno de los jóvenes afectados en las últimas catástrofes nucleares del 2011 en Japón.
El Papa Francisco con uno de los jóvenes afectados en las últimas catástrofes nucleares del 2011 en Japón.

El papa Francisco visitó Japón para conmemorar a los fallecidos por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. El domingo 24, tuvo unas palabras delante del primer ministro, Shinzō Abe, y miembros del Gobierno japonés. El lema de su viaje fue Proteger toda vida. El territorio nipón apuesta “por educación, la cultura, el deporte y el turismo, sabiendo que estos pueden contribuir en gran medida a la armonía, la justicia, la solidaridad y la reconciliación que son el cemento del edificio de la paz», dijo Francisco.

El discurso del santo padre comenzó agradeciendo a todos los presentes del Gobierno y añadió “que se dedican a trabajar por la paz y el progreso de las personas, la nación, y de las naciones que representan”. También, quiso destacar el pontífice que las relaciones entre la Santa Sede y Japón tienen bastante antigüedad, y quiso hablar de los numerosos misioneros que fueron en el siglo XVI. Este tipo de comunicación entre ellos son fundamentadas en el “reconocimiento y la admiración”.

Luego el santo padre declaró que había ido a tierras niponas a “confirmar a los católicos en la fe, en sus esfuerzos de caridad y por su servicio al país del que se sienten ciudadanos orgullosos”. Francisco dejó claro que se siente impactado después de escuchar las historias de los afectados por el desastre nuclear y se ha sentido conmovido por el relato de los hechos.

Además, hizo un repaso histórico sobre los conflictos sucedidos entre pueblos y naciones. Y afirmó que la única vía de solución a los problemas ante cualquier suceso tiene que resolverse a través del “dialogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”. Además, afirmó que la única vía de solución a los problemas es a través del “dialogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”.

Otro tema que se trató fue el de la dignidad humana, que debe estar en el centro de cualquier actividad económica, social y política. El papa se acordó de todos esos grupos de la sociedad que están excluidos y olvidados. Francisco destacó que piensa en “los jóvenes, que a menudo se sienten abrumados al enfrentar las dificultades del crecimiento, y también, en los ancianos y las personas solas que sufren aislamiento”.