El Belén Monumental de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) es una tradición que lleva realizándose 27 años. Llama la atención por sus figuras hechas a mano y a escala real, algo que lo convierte en una atracción turística navideña que atrae a, aproximadamente, 80.000 personas. El año pasado la Comunidad de Madrid lo declaró Fiesta de Interés Turístico.
El primer belén se creó en 1997, tras la iniciativa de los vecinos de este pueblo y encabezados por Mariano Blazquez “Pardito”, quien se encargó de organizar y diseñar el primer belén. Esta propuesta ayudó a que la localidad ganara visitas en el momento del año donde no solían ser frecuentes. Asimismo, en el segundo año de vida del proyecto se unió Carlos Contreras, encargado del montaje del belén.
Elementos del Belén
En total, hay cerca de 500 figuras, tanto de personas como de animales, que ocupan casi 6.000 metros cuadrados. Para su creación se utiliza una base de escayola y para dar volumen y hacer algunas partes del cuerpo se emplean gomaespuma, alambre, papel y poliespán, que luego pintan para caracterizarlas. Para terminar, se realiza el vestuario con telas, mantas y materiales reciclados que, en numerosas ocasiones, son donados por los ciudadanos del pueblo.
También elaboran las casas y edificios con tablones de madera o elementos reciclados. Además, se planifica la distribución de las escenas previamente, que suele variar cada año. Una vez finalizado todo el proceso es montado y, de esta forma, escenifican la vida de Jesús y escenas importantes que tienen que ver con ella. De hecho, lo más destacable para algunas personas eran «las imágenes y cómo están hechas» al igual que las figuras, que les han «impresionado mucho», y apreciaban la «creación e innovación que tiene este evento».
Una celebración accesible y familiar
Este año, el belén está colocado del 8 de diciembre al 7 de enero, y se puede visitar a cualquier hora, ya que está al aire libre. Pese a que en la inauguración había «muchísima gente», como mencionan algunos visitantes, este es un evento que contribuye a la celebración de la Navidad porque hace que «la gente se integre y tenga más visión sobre la Navidad». Además, numerosos visitantes iban acompañados de niños pequeños, pues aseguraban que «disfrutan un montón» y que «para los niños es muy atractivo que pongas las figuras por la calle y a tamaño real». «Nosotros con la niña pequeña hacemos que se motive y que conozca nuestras tradiciones», explicaba una madre.
Adicionalmente, desde hace 10 años hay un itinerario adaptado a personas de movilidad reducida o a familias con niños pequeños, que les permite acudir a ver el belén de forma cómoda.