Gregorio Luri (Azagra, Navarra, 1955) es un filósofo, pedagogo, docente y autor de publicaciones como El eje del mundo y La escuela no es un parque de atracciones.
Luri acudió, el 29 de noviembre, a la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) para abordar «el cuidado del alma en la educación», el cual fue el nombre de la conferencia comenzada desde este punto de conocimiento y desarrollo en el cuidado del alma.
Salvador Antuñano, director del Máster en Humanidades de la UFV, fue el encargado de presentar a Luri y de moderar el acto. Jesús Alcalá, director del Máster de Profesor de ESO y Bachillerato, FP y Enseñanzas de Idiomas, también participó en el acto.
Gregorio Luri comenzó hablando de filósofos como Platón o Jan Patočka. Los recordaba diciendo que a la hora de la verdad, uno valora caminar con los grandes como lo hizo con Patočka en Praga. “La autonomía para asumir el cuidado del alma le cuesta la vida a Jan Patočka”, admitió sobre el gran influyente del movimiento cívico de resistencia al comunismo.
“La autonomía para asumir el cuidado del alma le cuesta la vida a Jan Patočka”, afirmó Gregorio.
Gregorio Luri dejó claro que la misión del alma es cuidar de sí misma, y que no se tuviese ningún complejo a la hora de valorar el alma. Según él, es el alma quien da forma al conocimiento, y no al revés.
Gregorio Luri sacó una confesión personal a la luz en la que un médico, con el que siempre estará en deuda, le reconoció a su madre la aptitud de su hijo para los estudios. «Aquel hombre vio en mí algo que nadie había visto», y gracias a él, consiguieron un internado en el que Luri pudo estudiar gratis.
Gregorio Luri definió a una persona educada como «la capaz para relacionarse en cualquier situación o ámbito». En cuanto al papel específico de la escuela, aclaró que debe verse como un puente de confianza entre la familia, donde se es querido según se llega, y la sociedad, la cual valorará por lo que cada uno sepa hacer. «Deje de trabajar en una universidad porque eso no me lo parecía, el nivel de exigencia era demasiado bajo», declaró Luri.
En referencia a la erosión del puente de confianza a raíz de las nuevas tecnologías dijo: “En Internet está una parte de conocimiento, mezclada con toneladas de información“. Hay un problema en las tecnologías y Luri lo valora como una amplificación de lo que es el ser en sí mismo. Depende de lo que sea cada uno se hará un uso u otro de las tecnologías, según él. Asimismo, indicó que los riesgos serán cada vez mayores. «La tecnología no se frenará jamás», reafirmó.
«La tecnología no se frenará jamás», reafirmó.
Según Luri, la categoría de lo bueno está siendo sustituida por lo nuevo, si algo se presenta como innovador, lo dan por supuesto como bueno, y por eso incidió en la importancia de reflexionar en que son dos conceptos distintos.
Gregorio Luri coincidió con Clayton Christensen en lo que una innovación disruptiva supone un proceso mediante el cual un producto o servicio sencillo entra al nivel más bajo del mercado y va ascendiendo. Además de compartir el punto de vista de Andy Stalman en su reflexión acerca de que «ya no será el grande el que se coma al pequeño, sino el rápido quien devore al lento».
Gregorio Luri entró en el debate de la aparición del móvil con una afirmación, y es que antes nadie lo echaba en falta, cuando ahora genera necesidades. Los tiempos evolucionan y a pesar de eso, Luri cree que innovar esta muy bien, pero siguen existiendo permanencias sociológicas.
Posteriormente, sacó al estrado a Negroponte con el cambio del libro en papel al libro digital. «Sigue habiendo libros en papel y nadie se acuerda de Negroponte», dijo Luri. «El libro de papel tiene tecnológicamente un diseño que todavía no hemos superado», añadió y diferenció. Diferenció la innovación y el éxito como cosas diferentes, a veces es cuestión de hacer lo básico y bien, como sus ejemplos propuestos, los bolígrafos Bic, ruedas o cucharas tienen un diseño perfecto y no son innovadores.
¿Las escuelas matan la creatividad?
Sobre si las escuelas matan la creatividad, Gregorio Luri aclaró que si fuese así, las sociedades más creativas serían las que no tuviesen escuelas. Posteriormente, afirmó que los profesores que frenan el crecimiento cognitivo son una lacra para el sistema, pero hay que valorar la educación contemporánea como la de Barack Obama y los niños que llegan para resolver ideas.
Además advirtió que las mentiras tienen una gran capacidad para entrometerse en la educación. «El cerebro es una unidad funcional, y el creer que una estructura muscular interviene en una decisión es una hipótesis muy arriesgada». Criticó también la intuitiva pirámide de Edgar Dale en la que ponía en compromiso el papel del maestro en la educación, y ofrecía ejemplos que sí que cansan a los cinco minutos, pero otros en los que se ve la idea moldeándose son ejemplos contrarios.
Gregorio Lui mostró una tabla PISA con las notas generales medias de numerosas potencias internacionales, y se centró en las ocho excelencias que alberga España desde antes del año 2018. Para Luri, no son suficientes, y por eso se les abre la puerta a alumnos de varios países, en lo que califica como drama. «Es un sistema educativo que asume que uno de cada cinco alumnos fracasen, podríamos pensar en problemas pedagógicos», destaca Luri.
El declive de la capacidad de atención demuestra que a diferencia de las actividades escolares, los niños muestran mucha más atención a otras que no lo son. Luri quería tener en cuenta que lo que los niños oyen no coincide siempre con lo que se dice. La diferencia entre la pregunta que le ha hecho el profesor a la pregunta que se ha hecho el niño, demuestra una degradación de la traducción.
Los niños se caracterizan por tener más energía que sentido común o experiencia para controlarla, y no quiso que se olvidara esto, sobre todo en la singularidad racionalidad pedagógica. Estos escolares tienen una relación con las palabras que son muy personales a ellos, sus conceptos están impregnados en experiencias inmediatas, y el trabajo de la escuela es convertir esa semántica experiencial en conocimientos, según Luri.
¿A que vamos al médico?
«Un médico normal transforma las experiencias personales en síntomas con un diagnóstico y tratamiento que puede desarrollarse en una mejora o no del individuo. Esa es la labor científica y la nuestra. Así como el médico delante no tiene una enfermedad sino un enfermo, los profesores no tienen delante alumnos dispuestos a aprender, sino personas», esta fue la comparación de Gregorio Luri entre los profesores y médicos para su forma de tratamiento a alumnos y pacientes.
«Hay algo más apasionante que la educación», concluyó.
El acto finalizó con un test con afirmaciones sobre la educación, y el público debía averiguar en qué fecha fueron pronunciadas, entre tres opciones. El propósito de esta prueba era evidenciar la cantidad de veces que se repiten las mismas cosas en el ámbito docente, sobre todo desde el siglo XX. Luri terminó con una frase que expresó con efusividad: «Hay algo más apasionante que la educación», concluyó.