La covid-19 ha afectado a más de 200 millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad sigue teniendo consecuencias para numerosas personas que la han padecido. Algunos estudios han relacionado el coronavirus con variaciones en los niveles de las hormonas sexuales en las mujeres, así como con alteraciones significativas en varios parámetros de coagulación.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) también ha incluido este aspecto en su séptimo informe de farmacovigilancia realizado el pasado 20 de julio. Ha informado de que aún no se ha encontrado una estrecha relación entre las alternaciones menstruales y las vacunas de la covid-19. Sin embargo, puntualiza que todavía está en estudio. El mayor reto es averiguar qué parte de los cambios pueden atribuirse a las vacunas contra la covid. Ya que, las vacunas varían de forma natural en función de diversas circunstancias.
Santiago Álvarez Montero, médico y profesor de Humanidades Médicas y de Métodos Clínicos en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha destacado: «A la vista del proyecto EVA no podemos decir que las vacunas sean la causa de estas variaciones menstruales. Pero sí podemos plantear la hipótesis de que podrían ser la causa». Además, ha afirmado que: «son necesarios más estudios para saber si hay una relación causa-efecto».
El Proyecto EVA ha sido desarrollado por la Universidad de Granada, el Hospital Universitario San Cecilio (Granada) y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada. Durante su investigación, realizaron un cuestionario a 14.000 mujeres, y casi un 80% de ellas afirmó haber padecido alguna anomalía en su periodo tras recibir la vacuna o contraer el coronavirus.
Aunque todavía no se puede afirmar que el virus ha influido en los ciclos de las mujeres, los resultados de dichas investigaciones muestran un gran porcentaje de mujeres que han sufrido alguna alteración en el ciclo tras contagiarse o tras haber sido inoculada la vacuna. Las variaciones más comunes han sido el aumento del síndrome premenstrual, ciclos irregulares, y sangrados más abundantes. En todas las marcas de vacunación se observaron estas alteraciones, que en la mayoría de los casos desaparecieron al ciclo siguiente.
«El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia Europeo (PRAC) de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha concluido que existe una posibilidad razonable de que la aparición de sangrado menstrual abundante esté relacionada con la administración de estas vacunas de ARNm», aseguró este organismo tras publicar sus conclusiones sobre un primer estudio acerca de los efectos de las vacunas del coronavirus.
Las respuestas inmunológicas innatas pueden interferir momentáneamente con las hormonas que regulan el ciclo menstrual, dando lugar a alteraciones. Además, estas pueden repercutir en las células asesinas naturales del revestimiento uterino, que regulan el crecimiento y la destrucción del tejido a lo largo del ciclo.
La fase folicular, la cual precede a la ovulación y puede prolongarse por cambios hormonales, es una de las dos etapas del ciclo menstrual. Sería previsible que la vacunación prolongara esta fase si las vacunas se administraran durante esta. La otra fase del ciclo menstrual es la fase lútea. Esta ocurre después de la liberación del óvulo y tiene una duración más constante.