Cada 28 de enero se conmemora a santo Tomás de Aquino, uno de los pensadores más destacados de la Edad Media y doctor de la Iglesia católica. Se le considera el patrón de los estudiantes, y, desde 1880, universidades y centros de enseñanza católicos rememoran su herencia. Para muchos, es el gran representante del pensamiento occidental, y sus enseñanzas, tanto filosóficas como teológicas, trascienden hasta la actualidad. Aunque es una figura reconocida, hay quienes aún desconocen realmente quién fue y sus aportaciones a la cultura y pensamiento de Occidente.
El camino de Tomás de Aquino
Nacido en Italia, en 1224, Tomás de Aquino mostró, ya desde pequeño, su curiosidad por la gramática, la música y la religión. Si bien siempre se interesó por estos temas, no lo tuvo fácil debido a algunas imposiciones de su familia.
Cuando decidió ingresar en la Orden Dominica, fue secuestrado por sus hermanos y pasó más de un año encerrado en un castillo. Cuenta la tradición que allí se enfrentó a numerosos actos de desesperación, perpetrados por sus familiares, como el de introducir una prostituta en su habitación, a quien alejó empuñando un hierro de fuego, acompañado por dos ángeles. Todo esta situación la afrontó con paciencia y santidad, siempre poniendo la mirada en el celibato y la entrega a Dios.
«El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad», dice santo Tomás
Santo Tomás de Aquino dedicó su vida al estudio y a la elaboración de escritos desde una perspectiva deductiva que favoreció la formulación de teorías como las Quinque Viae, las conocidas cinco vías que evidenciaban la existencia de Dios. Fue instruido por figuras como san Alberto Magno, otro doctor de la Iglesia, quien le introdujo en la filosofía aristotélica.
Quinque Viae, de santo Tomás (Concord)
Una de las características de los escritos de Tomás de Aquino es que fue de los primeros en combinar el pensamiento aristotélico con la fe cristiana, otro de los pilares de su pensamiento. Esto le causó problemas y le generó rivales, como Sigerio de Bravante, quien representaba a los averroístas. De esta disputa emerge la famosa cita que Tomás de Aquino dedicó a los averroístas: «Daremos batalla a sus errores o curaremos su ignorancia».
Patrón de los estudiantes
A Santo Tomás de Aquino se le conoce como el patrón de los estudiantes, ya que no dejó de formarse en materias como la historia y la filosofía. Además, sorprendió a sus maestros de universidad cuando demostró haber memorizado la biblia entera. Después de haber obtenido el doctorado con 31 años, Tomás de Aquino regresó a París para ejercer como profesor de Teología.
Se le atribuye también la promoción de la importancia de la discusión y el debate, que introdujo en el proceso educativo de sus alumnos y que puso en práctica en numerosas ocasiones, como en sus discusiones con Guillermo de Saint-Amour.
