El término Blue Monday se asigna cada año al tercer lunes de enero, que es calificado como el día más triste del año. El artífice de esta fecha fue Cliff Arnall, un psicólogo británico que desarrolló una fórmula para averiguar la fecha más triste del año, en 2005. Tras su investigación, concluyó que el tercer lunes de enero se llevaba este denominación.
Numerosos psicólogos y expertos han criticado esta fórmula, ya que consideran que no tiene suficiente rigor científico y, por ello, se acerca más a la pseudociencia (un conjunto de ideas, afirmaciones o prácticas que pretenden ser científicas, pero que no cumplen con los criterios, métodos y estándares propios de la ciencia).
Los factores en los que se fijó Arnall fueron cinco. Comenzó con las condiciones climáticas, ya que enero se caracteriza por ser uno de los meses más fríos y oscuros, y eso se relaciona con la tristeza y las pocas ganas de realizar actividades. También hizo hincapié en el fin de fiestas. En diciembre se celebra la Navidad, y esta lleva consigo numerosos gastos. Por esta razón, hay familias que al mes siguiente enfrentan problemas económicos. Por si no fuera poco, llegan los propósitos de año nuevo. El 1 de enero, por tradición, la gente tiende a escribir listas con sus ilusiones y sueños para el nuevo año. Sin embargo, a las dos o tres semanas se dan cuenta de que muchos de ellos no se podrán cumplir, y vuelve la tristeza. La necesidad de acción después del estancamiento de las celebraciones o la falta de motivación por los factores anteriores, han provocado que Cliff Arnald mantenga que el tercer lunes de enero es el día más triste del año.
La música como método de desconexión
La Asociación Española de Musicoterapia (AEM) respalda la eficacia de la musicoterapia en el tratamiento de trastornos emocionales, y destaca su capacidad para reducir el estrés y la ansiedad, y promover estados de ánimo positivos. Numerosos expertos recomiendan escuchar música para alegrar el ánimo, sobre todo en días como el Blue Monday.
Según un estudio realizado por el neurocientífico holandés Jacob Jolij, en 2015, la canción más alegre del mundo es Don’t Stop Me Now, de Queen. Este estudio se basa en criterios como el ritmo, la tonalidad y la reacción emocional que provoca. En este caso, la canción tiene aproximadamente 150 pulsaciones por minuto, una tonalidad mayor y una letra que genera sentimientos positivos y ganas de bailar. Otras canciones que levantan el ánimo son Dancing Queen, de ABBA, por su alegre melodía y significado de la letra, y Happy de Pharrell Williams, debido a su ritmo animado y rápido, con una velocidad de aproximadamente 160 pulsaciones por minuto.
Viva la Vida, de Coldplay, también entra en este ranking gracias a su melodía cargada de cuerdas y campanas, que transmite felicidad y renovación. Blue (Da Ba Dee), de Eiffel 65, con su pegadizo estribillo y ritmo bailable y Shut Up and Dance, de Walk the Moon, que anima disfrutar del momento con su energía ochentera, son otros de los ejemplos de canciones que pueden alegrar un mal día.
Esta lista no puede cerrarse sin la canción Can’t Stop the Feeling!, de Justin Timberlake, un tema que contagia energía positiva y festiva, y que fue utilizada como banda sonora de la película de Trolls. Por último, YMCA, de Village People, Walking on Sunshine, de Katrina & The Waves, o Girls Just Wanna Have Fun, de Cyndi Lauper, son otras canciones para escuchar en este Blue Monday.
