Pastoral UFV organiza la Javierada 2020, bajo el lema Ven y verás. Las jornadas serán el fin de semana del 28 y 29 de febrero y 1 de marzo. La Peregrinación al Castillo de Javier, Navarra, es una actividad anual que acoge a centenares de jóvenes de la UFV. Durante esos días, tienen la oportunidad de caminar juntos como comunidad.
Idris Villalba, estudiante de Periodismo de la UFV, organiza la próxima peregrinación. “Vamos muchos grupos de jóvenes y se puede vivir una experiencia de amistad y de fe”. Además, reconoce es un sitio “muy bonito” al que se llega y que para el cristiano representa un camino “muy importante”.
“Me ha permitido dejar la rutina, pasarlo bien y descansar”, comenta Idris Villalba.
“La experiencia anterior fue gratificante y pude conocer a gente muy valiosa y consolidar grupos de amigos con los que mantengo una amistad”, comenta. También, reconoce que es una peregrinación que ayuda a salir de “uno mismo”. “Me ha permitido dejar la rutina, pasarlo bien y descansar”, explica. Además, recomienda este encuentro a los alumnos de la universidad. “Esta vivencia es necesaria vivirla porque se pueden sacar muchas cosas”. Villalba afirma que es “obligatorio” visitar el castillo. “La figura de Javier fue muy importante para España porque evangelizó en Asia y fue delegado y embajador del rey. Es una ciudad histórica”, concluye.
Marta Jiménez también peregrinó con jóvenes a Javier y reconoce que le ayudó a salir de su timidez. “Yo siempre he sido una persona muy tímida y me cuesta abrirme a los demás. Javier me ayudó a poder relacionarme con los demás y a abrirme”, explica. También, le facilitó conocer a gente nueva y de otras carreras. “La peregrinación te da una riqueza que otros viajes no te da, y es que caminas junto con los demás hacia una meta. Tiene un significado muy bonito”, añade.
“Me ha ayudado no solo a crecer en la fe, sino como persona y reconocer que todo esfuerzo tiene su recompensa”, comenta. También, afirma que su experiencia ayudó a su familia y el pasado verano fueron de visita. “Mis padres y mis hermanos quedaron fascinados con el viaje y decidieron visitarlo en julio. Fue muy bonito volver allí después del curso”, explica. Además, le ayudó a tener paciencia. “Es una camino largo y es cierto que hacía frío, pero estar en relación con los demás, me ayudaba a no desesperarme”, añade. “Visitar la Virgen del Pilar en Zaragoza fue la guinda final y me gustó mucho porque celebramos allí la última eucaristía y, después, volvimos a Madrid”, concluye.
Todos aquellos alumnos que quieran inscribirse en la próxima peregrinación deben enviar un correo a esta dirección.