La revista Misión ha publicado en su último número una entrevista al Rector de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), Daniel Sada, en la que explica cómo ha logrado esta universidad colocarse entre las universidades mejor valoradas de España. En la entrevista realizada por José Antonio Méndez, Sada habla también de las consecuencias del Plan Bolonia o del sentido que tienen las Humanidades en la universidad de hoy. Las fotografías son de Lupe de la Vallina. Por su interés, con autorización de la revista Misión, publicamos íntegramente la entrevista.
Es conocido que no hay ninguna universidad española entre las 200 mejores del mundo. ¿Tan malas son nuestras universidades?
Es algo que nos preguntan mucho a los rectores. La cuestión es que los rankings más conocidos miden solo una parte de la realidad universitaria. Por eso, el mejor reconocimiento es el que da la sociedad, y la nuestra reconoce que en las primeras ligas internacionales del mundo intelectual, investigador, científico y profesional hay españoles, formados en España.
Sin embargo, muchos jóvenes creen que un título universitario ya no garantiza su futuro…
Con ser ciertas y lacerantes las cifras del paro juvenil y universitario, los estudios superiores siguen siendo la mejor puerta de acceso a empleos de valor y con más peso en la sociedad. Y no solo incluyo el estudio universitario: también los ciclos superiores de Formación Profesional, que aún no tienen el reconocimiento que merecen. La universidad y la FP superior siguen siendo el mejor umbral para un trabajo de relevancia, incluso aunque no sea en aquello que has estudiado.
¿Qué debe preguntarse una familia, o un alumno, que busque universidad para el próximo curso?
Muchos padres se dan por satisfechos al preguntarse: ¿Dónde va a estudiar mi hijo para encontrar el empleo mejor pagado, cuanto antes? Pero la pregunta clave es: ¿Qué tipo de experiencia vital quiero que tenga mi hijo durante sus años universitarios? Solo una de cada cien personas en el mundo puede ir a la universidad, y esto no se puede desaprovechar.
¿Experiencia vital?
Sí. Cuando te preguntas por la experiencia vital que quieres para estos años, cambia el enfoque. Ahí entra en juego la preparación para una profesión, pero también las relaciones humanas que quiero tener; la capacidad de empatía, escucha, trabajo en equipo y perdón que quiero desarrollar; la experiencia de campus, de aula, de trato con el profesor y los compañeros; si voy a estar en una burbuja o con gente de distintas disciplinas que me ayuden a conocer la realidad de manera más amplia…
¿Y eso se puede hacer sin renunciar al horizonte laboral?
Estoy seguro. De hecho, lo que define a la Universidad Francisco de Vitoria no son solo los excelentes índices de inserción laboral que tenemos, sino la experiencia completa, generada en comunidad, que disfrutan los alumnos. En las universidades ofrecemos saberes similares en Biotecnología, Derecho… Pero cuando preguntamos a nuestros alumnos si recomendarían la experiencia de estudiar en la UFV, obtenemos unos resultados tan positivos que cualquier empresa pagaría por ellos.
¿Por qué?
Porque aquí la mayoría vive algo que les marca muy positivamente. ¿Por ejemplo? Para unos tiene que ver con cambiar la mirada sobre la realidad, que les hace dejar de ser negativos o criticones para ser empáticos y dinámicos; para otros tiene que ver con descubrir la fe o con sanar heridas profundas; para otros, con dejar de mirarse el ombligo… Son muchos aspectos que pivotan sobre la ciencia que estudias y la profesión para la que te preparas. La clave de nuestro esfuerzo es proponerles una experiencia que sirva para la vida entera.
Sin embargo, los alumnos también querrán acabar la carrera y ponerse a trabajar después…
Claro. Y lo que las empresas buscan, cada vez más, son personas con formación integral. Cuando te preocupas de eso, además de las cuestiones técnicas, el mercado lo reconoce. Nosotros no somos esclavos del mercado, pero tratamos de ofrecer personas con una formación muy buena…, y también capaces de arbitrar en conflictos, ceder y entenderse; capaces de gratuidad y no solo de reciprocidad; capaces de acompañar a sus empleados o a sus compañeros porque ellos mismos han sido previamente acompañados…
«La pregunta por el hombre, por Dios y por lo trascendente encuentra eco en el corazón».
¿Y cómo acogen las empresas a jóvenes con esa formación?
La UFV está en el ranking de universidades que mejor colocan a sus egresados, pero el mayor éxito es cuando las empresas nos dicen: quiero a tus enfermeros y a tus médicos porque tienen una conexión especial con los pacientes; quiero a tus periodistas porque interpretan la realidad con otros ojos; quiero a tus arquitectos porque entienden el espacio no por la estética o la funcionalidad, sino por las personas que lo van a ocupar; quiero a tus alumnos porque tienen algo que el resto no tiene. Las asignaturas y actividades de voluntariado y de responsabilidad social juegan un papel muy importante en todo eso.
La UFV apuesta por las Humanidades, ¿no es algo arcaico?
Las más prestigiosas universidades del mundo, con Harvard a la cabeza, se han embarcado en la revolución de las Humanidades, porque se han dado cuenta de que ayudan a enseñar cualquier materia desde una razón abierta, que se pregunta por la persona en su conjunto. Nosotros lo ponemos en práctica desde hace 25 años. A nuestro favor juega la realidad de las cosas, y la pregunta por el hombre, por Dios y por lo trascendente encuentra eco en el corazón. Queremos que cada alumno se plantee qué tienen que ver las verdades parciales del campo que estudia con una posible verdad total que da sentido a todo.
Sin esconder, además, que son una Universidad católica…
Planteamos esas preguntas para que los alumnos puedan buscar y encontrar respuestas con libertad. Y como no tenemos complejos, mostramos cómo nosotros hemos encontrado la respuesta en el Evangelio. Nuestros alumnos son hijos de su tiempo, pero al recibir esa propuesta son capaces de pensar que Jesucristo puede tener que ver con ellos.
A los ocho años del Plan Bolonia, ¿qué ha supuesto en España?
En general, se ha perdido cierto rigor intelectual y es más difícil encontrar grandes maestros, pero también se ha logrado pasar de una Universidad centrada en cómo enseña el profesor –que es importante– a una centrada en cómo aprende el alumno.
¿Cuáles son los retos de futuro?
En España hemos asumido acríticamente la concepción napoleónica de la universidad, que es formar para las profesiones. El reto es redescubrir la universidad que durante ocho siglos vertebró occidente, y por tanto, entender que la universidad tiene que preparar personas para la vida entera, no solo para la vida profesional. Nuestra misión es dar al alumno la oportunidad de terminar un grado que le ayude a encontrar trabajo, pero, sobre todo, es darle la oportunidad de poner en juego sus talentos, y de tener deseos de conocer y comprender el mundo. De ese modo, los conocimientos conectarán con la realidad de su vida y no solo con una nota.