Los españoles en 2017 centraron sus compras en productos frescos a un elevado precio. Una subida de precio en estos productos de un 2,8% no evitó que los consumidores españoles, cada vez más, llenen sus carritos de productos en estado idóneo para su consumición y más duraderos. Dentro de este incremento, lo que menos crecimiento tuvo fue el huevo y los alimentos de baja proteína, con un aumento de un 0,7%. Por el contrario, el pescado fresco fue el que más se compró, con un incremento del 5,8%. El «informe Nielsen 360» muestra que la población nacional prefiere reducir en un 5,4% su compra en favor de la compra de productos frescos.
Debido al efecto de envejecimiento de la población, los consumidores pagarán su compra con el dinero de la pensión y no de la nómina. En 2009, eran poco más del 50% de los compradores los que estaban al tanto del precio de los productos y sus variables. Actualmente, se prevé que esos datos se mantengan, pero siete de cada diez españoles afirman estar al tanto de las variaciones de precio de los productos.
Lugar de la compra
Los españoles compran físicamente más en supermercados e hipermercados que años anteriores. Ha habido un aumento de ventas en ambos del 6%, en detracción de la tienda tradicional, que pasó de un índice de venta en 2016 de 45%, a un 43% en 2017.
No se observan variaciones en la venta de las marcas de los distribuidores; y las marcas blancas aumentan mínimamente su cuota de venta a 39,2%, por la del 2016, de 39%.
El supermercado online se estanca
La venta de productos alimenticios online no acaba de arrancar. El crecimiento del modelo de supermercado pequeño que cuenta con más de 10.000 puntos de venta de entre 100 y 400 metros cuadrados, y el aumento de superficie de supermercados en un 2,7% y el de hipermercados en 0,5% hacen contraste con la venta online de productos, que no aumenta respecto al resto de métodos de compra.
En el informe Nielsen 360 se revela que, entre los encuestados, la razón de esto se centra en el incremento de precio por el transporte (señalado por el 47% de los encuestados), el hecho de no poder ver el producto antes de la compra (36%) y la preocupación por su calidad real (28%).