Las III Jornadas de la Sociedad de Filósofos Cristianos (SOFiC) se celebraron, el 17 y 18 de septiembre, en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). «El mal» fue el tema principal abordado en este encuentro, que contó con numerosos ponentes. Enrique Bonete, catedrático de Filosofía de la Universidad de Salamanca, expuso la conferencia inaugural: Del mal moral a la maldad total. Daniel Sada, rector de la UFV, participó en la inauguración de la jornada sobre un tema “apasionante”. El director del Departamento de Formación Humanística de la UFV, Ángel Barahona, clausuró el acto que se centró en “el enigma” del mal y su cohabitación con la existencia de Dios.
Daniel Sada agradeció a SOFiC la elección del tema y la investigación acerca del mal. “¿Qué está esperando la sociedad de nosotros? Se nos viene a la mente la respuesta estándar, seguro que la sociedad está esperando que aportemos tanto las personas que formamos como la ciencia que compartimos. Algo que eleve en quilates humanos a la sociedad y para ello hay que meter a Dios en la ecuación”, aseguró el rector de la UFV.
Del mal moral a la maldad total
Después de las palabras de Daniel Sada, Enrique Bonete arrancó su disertación: Del mal moral a la maldad total. En esta conferencia, celebrada en el aula magna de la UFV, el viernes 17 de septiembre, Bonete explicó el problema del mal desde “un punto de vista ético”. “Estamos ante un misterio, un enigma. Los problemas se pueden resolver, sin embargo, hay vertientes de nuestra existencia que no se pueden resolver, como la culpa, el dolor, el sufrimiento y propiamente el mal”, opinó el catedrático de la Universidad de Salamanca.
“Nuestro deber es evitar el mal, pues hay un principio ético básico, una tarea moral que es evitar el mal, luchar contra la maldad”, declaró Enrique Bonete.
“Siempre que hablamos del mal moral nos encontramos con alguien que realiza el mal de un modo voluntario, hay alguien que recibe el mal, y un espectador que lo contempla”, afirmó Bonete. “La libertad es la capacidad de hacer el mal y el bien”, es por ello que “el hombre es consciente cuando hace algo que está mal”, añadió. “La maldad son las decisiones y las acciones que realizan libremente personas, pero con tal grado de perversión y crueldad que nos escandaliza, que no podemos comprender, es una destrucción total de todas las pautas morales que han existido hasta el momento. Es algo horrible, no sabemos cómo reaccionar”, detalló el catedrático de la Universidad de Salamanca.
Para Bonete, “el mal del hombre provoca el mal en otros”, en referencia a los males causados en la naturaleza o en la sociedad, ya que “el mal nunca es individual, el mal afecta a la persona y a todo su entorno, la maldad crea círculos del mal, se extiende, todo lo corroe”. “Nuestro deber es evitar el mal, pues hay un principio ético básico, una tarea moral que es evitar el mal, luchar contra la maldad”, pues “defender a la persona es parar la extensión de la maldad”.
Bonete también profundizó en el problema filosófico acerca de Dios y la creación del hombre, ya que si esto es así “de algún modo Dios es responsable de la maldad del hombre, pues él le concede la libertad”. Ante esta circunstancia, Enrique Bonete apuntaló que “si Dios reprueba el mal y las malas acciones es porque Dios sabe que podría haber hecho el bien”. “No podemos culpar a Dios de las acciones del hombre, pues Este, al concedernos, la libertad ha negado su omnipotencia sobre sus acciones”, justificó el catedrático. «El mal tiene una fuerza autodestructiva que hace que se devore a sí mismo”, opinó Bonete, quien aseguró que «hay más bien que mal en el mundo, pero el mal llama más la atención”.
El culpable: el inocente
La conferencia de clausura fue impartida, el 18 de septiembre, por el director del Departamento de Formación Humanística de la UFV, Ángel Barahona, quien habló de Nietzsche como “un filósofo imprescindible”. “Es el que habla con más claridad, sin ningún tipo de tapujos, sin ningún tipo de comedimiento o de pudor y llega hasta el final, saca las consecuencias de un vivir sin Dios”, aseguró Barahona.
“Hay una diferencia radical que Nietzsche observa, que es que el inocente no existe. Todo el mundo cree en la culpabilidad de la víctima que tiene que ser sacrificada para que todo retorne al bien primigenio y escapar del caos. La biblia siempre declara como inocente al sacrificado, y eso es muy incómodo. Pues, si no se le puede imputar a Dios, ¿a quién se le imputa la cadena de estos sacrificios?”, afirmó Barahona acerca del papel que la humanidad atribuye a Dios.
“Culpamos al inocente. Es un mecanismo que se ha puesto en marcha, expiatorio, que utiliza al inocente para descargar sobre él la furia homicida de una sociedad que si se volviera sobre sí se convertiría en un mundo hobbesiano, sin el leviatán pacificador», afirmó Ángel Barahona.
Según Barahona, Girard denuncia el papel de la filosofía como la “eliminación del incómodo dualismo” entre “aquello que trae el mal con su muerte y el sacrificio con el bien”. “Hace falta convertirlo todo en bien o hacer de los dioses algo bueno y luego ridiculizarlos y decir pero por qué existe el mal. Pero vuelvo otra vez al principio: ¿Entonces a quién culpamos?”, reflexionó al respecto.
“Culpamos al inocente. Es un mecanismo que se ha puesto en marcha, expiatorio, que utiliza al inocente para descargar sobre él la furia homicida de una sociedad que si se volviera sobre sí se convertiría en un mundo hobbesiano, sin el leviatán pacificador. Nietzsche se da cuenta de que hay una multitud mimética, que todos estamos implicados en la muerte de Dios, que es nuestro chivo expiatorio”, zanjó Ángel Barahona ante la cuestión de la culpa, y recordó que la escritura judeocristiana defiende “a ultranza la inocencia de la víctima”.
“El mal ya no tiene poder. El poder que se auto otorga es un mecanismo de acusación estereotipado que carga sobre los inocentes de este mundo su furia homicida en un penúltimo intento de destruir la creación creyendo que la está purificando”, culminó Barahona antes de finalizar la ponencia recordando el porqué de los congresos de SOFiC. «Inconfundiblemente, supone que, para acercarse a los interlocutores críticos de lo religioso, hay que hablar su mismo lenguaje. Y eso se logra con congresos como este. Porque tenemos que hablar el lenguaje del mundo para poder entender que ellos no entienden, o que ellos se auto ocultan”, añadió Ángel Barahona.
Además de estas ponencias, las jornadas de SOFIC contaron con otras actividades. Entre ellas, las conferencias plenarias de Juan Jesús Álvarez, doctor en Filosofía y profesor de la UFV, quien trató sobre cómo plantear la cuestión del mal hoy en día; y la del teólogo Alberto Peratoner, de la Facoltà Teologica del Triveneto, quien relató las variaciones en las modernas teodiceas entre Leibniz y Rosimi.
Asimismo, entre las conferencias se intercalaron coloquios, llamados Comunicaciones, en los que participaron numerosos expertos.