«Los jóvenes quieren ser los protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que lo sean otros. Ustedes son los que tienen el futuro» (Francisco, Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro). Raúl Hita, Rafael Muñoz y Jaime Serrano estaban en julio de 2013 en Brasil cuando escucharon esas mismas palabras de boca del Papa. Un mes después, animados por su mensaje, se lanzaron a crear la marca de relojes C21 Be Brave.
«Queremos mostrar al mundo que los jóvenes tenemos valores y disfrutamos del día a día. Nuestros relojes son baratos y bonitos, pero lo más importante es la filosofía que tienen detrás», comenta Rafael Muñoz a Mirada 21. Al regresar a España de la JMJ, los tres amigos de infancia se preguntaron cómo llevar a la práctica las palabras del Papa. Tras explorar diferentes productos llegaron a la conclusión de que los relojes serían la herramienta perfecta para transmitir una forma moderna y atractiva de ser cristiano en el mundo de hoy.
«Queremos mostrar al mundo que los jóvenes tenemos valores y disfrutamos del día a día», comenta uno de los creadores.
Como para cualquier marca que nace de cero, los inicios no fueron fáciles. La inversión inicial del proyecto rondó los 16.000 euros. Una cantidad que, en algunos caso, necesitó de los ahorros de toda una vida y de las aportaciones familiares de los tres emprendendores granadinos. «Al volver de la JMJ, Raúl y Jaime se fueron a estudiar a Londres y yo a París. En ese tiempo empezamos a buscar proveedores y a hacer los diseños. Tardamos un año hasta que conseguimos vender nuestro primer reloj», explica Rafael.
‘Sed valientes’
La semilla que estaba a punto de germinar necesitaba de un nombre que reflejara muy bien los valores que estos jóvenes querían transmitir. «CXXI quiere decir Cristianos del Siglo 21. La ‘C’ junto al ‘XXI’ hacen un pez. El pez es uno de los primeros símbolos que se utilizaron para identificar a los cristianos. En el caso de ‘¡Be Brave!’, queríamos hacer un guiño a las palabras del Papa Francisco, de ser valientes y de luchar por lo que uno quiere», cuenta Rafael a Mirada 21.
Con cada reloj vendido destinan un porcentaje íntegro para pagar la matrícula de 115 niños de Togo.
La responsabilidad social no podía desatenderse en un proyecto como este. «Nosotros colaboramos con la Fundación Takeli, que creó un profesor del colegio. Esta fundación está presente en un pueblo de Togo llamado Bojónde, donde hemos conseguido pagar la escolarización de 115 niños durante todo un año. Con cada reloj que vendemos destinamos un porcentaje íntegro para esa labor social. También hemos sacado recientemente una colección de sudaderas para financiar un pozo cercano al colegio de los niños», relata Rafael.
Cuando se acerca a los tres años de vida, CXXI vende relojes en España, Italia, Francia, Portugal y Latinoamérica, y ha pasado de ser una aventura de chiquillos ha convertirse en una prometedora startup. Con precios que no superan los 65 euros, de buena calidad y con diseños atractivos, la marca factura medio millón de euros al año y es ya todo un referente para muchos jóvenes españoles. «Nos gustaría que el Papa se pusiera nuestro reloj. Nos hemos puesto en contacto con él, a ver qué pasa», concluye Rafael.