El 21 de diciembre de 2023 se cumplen 40 años del histórico partido de fútbol entre España y Malta, en el que la selección española tenía que ganar por 11 goles de diferencia para clasificarse para la Eurocopa de Francia’84.
El partido se disputó en el Estadio Benito Villamarín (Sevilla) y España logró vencer 12 a 1. Juan Señor marcó el gol definitivo, en el minuto 84, que clasificó a España para Francia’84. Mirada 21 entrevista a Señor, quien recuerda cómo fue el encuentro y lo que significó.
¿Cómo recuerda el partido?
Tengo una sensación extraña, muy extraña, pero tan bonita… Imagínate, 40 años después de que ocurriera, todo el mundo se acuerda. Todo el español que sea futbolero, y aun no siendo futbolero, se acuerda de la gesta que España realizó.
¿No se cansa de contar siempre la misma hazaña?
No, para nada. Soy un privilegiado, un español privilegiado que formó parte de un equipo que sacó una sonrisa a millones de españoles. ¿Tú sabes lo que es eso? Conseguimos el 12-1 que nadie esperaba. Imagínate el privilegio y la satisfacción de haber sido una parte de aquellas sonrisas de tantos millones. Cuando tú haces algo y pones todo el corazón y todo tu empeño, y resulta que sacas una sonrisa a los que te ven por el televisor, sean de Lugo, de Zaragoza, de Madrid, de Andalucía… da igual, es algo que tú has transmitido y, bueno, no te puedes sentir nada más que orgulloso.
España debía meter 11 goles, algo muy complicado, ¿qué fue lo que les dijo Miguel Muñoz, seleccionador español, para darles ánimo?
Pues mira, algo muy sencillo. Miguel Muñoz no era un hombre de mucha pizarra, de mucha estrategia, pero sí era de potenciar que creyéramos que podíamos ser capaces de generar muchas ocasiones de gol. Tantas como para llegar a 11 goles, que luego tuvieron que ser 12. En el fútbol, hay días que tienes un porcentaje de acierto muy elevado, y otros días que no lo tienes, tú tienes oportunidades, tú las creas, no dejas que el otro las cree. Y de esas oportunidades que tienes, pues la llevas a buen puerto. Eso es lo que ocurrió. Creímos en ello, y Miguel Muñoz nos ayudó.
¿Se podría considerar un milagro lo que ocurrió aquel 21 de diciembre de 1983 en el Estadio Benito Villamarín?
Yo absolutamente acepto quien crea que es un milagro o quien crea que fue un golpe de fortuna. Nosotros pusimos todos nuestros argumentos para que eso ocurriera. Ese día salió, como otros días no puede salir. Yo, particularmente, soy un creyente de la meritocracia, es decir, todo aquel que se esfuerza, sea en la rama que sea, sea la profesión que sea, más pronto que tarde tiene premio, y nosotros lo tuvimos en ese partido.
Hablando de premios, ¿recibieron alguna prima por parte de la selección?
Pues mira, no recuerdo. Sé que en España si te clasificas sí tenías una prima, y si conseguías una serie de objetivos, también. Pero te juro que no me acuerdo. Con la alegría que yo llevaba… el pensar en ese momento si tenía una prima de 1.000, 2.000 o 7.000… En ese momento estábamos en la gloria, nos sobraba absolutamente todo el dinero, la felicidad que teníamos por haber conseguido ese objetivo, vamos… Al igual que hay compañeros con los que he hablado que me dicen, «¿sabes que tuve una laguna de 15-20 minutos?, metimos cuatro goles y no me acuerdo». Es que hace 40 años, no es una cuestión de pérdida de memoria, es una cuestión de que lo vives tan intensamente que a veces no te acuerdas de determinados detalles. Claro que recibimos una prima de clasificación para jugar la Eurocopa de Francia, pero te juro que no me acuerdo de si fue en cantidad, si fue en regalos o cómo fue.
¿Sintieron el apoyo de todos los españoles que les veían desde casa?
Sin duda, ¿tú sabes lo que es saltar al terreno de juego? Encima nos marcan un gol que no estaba en el guion, y dices, tengo que salir a por nueve goles, pero claro. Y pensamos, vamos a intentarlo, vamos a crear las ocasiones, y resulta que en un periodo de 58 minutos metemos cuatro goles, y dices ahí va, que ya no son nueve, que es que son cuatro. Y ahí empezó España a creer y vamos, te puedo asegurar que notamos el empuje de todos aquellos que nos estaban viendo, cómo decían venga, a seguir que lo vamos a conseguir.
Los aficionados españoles saben dónde estaban cuando Juan Señor marcó el gol de la clasificación, ¿qué significa para usted esto?
Si a mí me diera por escribir un libro de anécdotas de momentos que me han contado gente que vivió ese gol… en sus casas, en el bar, haciendo el servicio militar, que entonces era obligatorio, llevando a caballo a su hermano mayor, el otro me dice que lo celebró con los amigos… Fue un momento que respiraba en todo el mundo, incluso amas de casa, abuelas que estaban cocinando y que, de repente, se acercaban a la televisión porque estaban los demás viéndolo… y resulta que se acuerdan de ese momento.
La idea del libro podría tener mucho éxito, ¿no cree?
Con el ritmo de vida que llevamos… Pero bueno, cuando nos paremos un poquito, pues a lo mejor nos planteamos el tema de escribir un libro con esas anécdotas. O simplemente de las sensaciones, los sentimientos y todo lo que pasó durante no solo ese partido, sino durante la semana anterior que estuvimos concentrados en Oromana, en Alcalá de Guadaíra, y se nos hacía eterno hasta que llegara el momento del partido.
Algunos rumores dicen que se intoxicó con limones a los jugadores de Malta, ¿qué le parecen estas afirmaciones?
Hay cuestiones en esta vida en las que uno puede bien pensar o mal pensar, o de alguna forma retorcer un poquito las cosas. Yo aconsejo a todo el mundo que tenga la más mínima duda que vea el partido tranquilamente. Que se tome agua, cerveza, Coca-Cola… lo que sea, y que se siente tranquilamente a ver el partido y comprenderá cómo fue un partido que afrontamos con toda el alma. No dábamos un balón por perdido, teníamos recogepelotas cada cinco metros, por lo que no se perdía ni un segundo de tiempo, no se celebraron los goles, salvo el último, porque lo único que queríamos una vez marcado un gol era coger la pelota y sacar rápidamente.
Así comprenderán que no nos dieron facilidades. Ellos defendieron lo que supieron, lo que pudieron, pero nosotros en ese momento íbamos poco a poco convenciéndonos de que podía ser. Expulsaron a un jugador maltés en los últimos 15 minutos por doble tarjeta amarilla. Además, el porcentaje de acierto que no tuvimos en el primer tiempo lo tuvimos en el segundo, pero facilidades no nos dieron ninguna. Fue un equipo que se vio absolutamente avasallado.
Usted tiene muchos recuerdos de ese día, pero ¿aún guarda la camiseta del partido?
Sí, esto es un legado que tienen mis hijos. Guardan mis medias, mi pantalón y mi camiseta, es decir, la equipación original de este partido. Todo eso está en poder de mis hijos. Está en mi casa, con mi familia, y ahí sigue como un recuerdo imborrable.