La Asociación Orquesta escuela del barrio cuenta con el apoyo de la Fundación La Caixa en su proyecto en tres centros de mayores de Madrid. El proyecto va dirigido a la tercera edad en el Distrito Centro. Este proyecto de inició en marzo de 2022 y se realiza en el Distrito Centro, concretamente en los centros de San Francisco, Antón Martín y Dos Amigos.
A nivel individual, la práctica musical en grupo es adecuada para trabajar aspectos cognitivos, físico-motrices, socio-emocionales y conductuales, que pueden contribuir a luchar contra el deterioro natural que provoca la edad. A nivel social, realizar estas actividades enriquece el contacto personal de los participantes, se deshacen de la vergüenza y se tiene contacto intergeneracional con otros estratos de la sociedad.
Proyectos en marcha
La Asociación Orquesta escuela del barrio realiza, por un lado, sesiones de musicoterapia y biodanza semanales en Antón Martín y San Francisco. Y, por otro lado, un taller de canto en Dos Amigos.
Ana Cuenca Ramón, cantante, musicoterapeuta y educadora social, es la profesora del taller de canto en el centro de Dos Amigos. Y gracias a ella, los participantes están encantados con el taller. «Estamos volviendo a la psicomotricidad que hacen los niños en el colegio, hemos empezando rompiendo todas esas cajas que nos hemos ido fabricando durante toda la vida para escondernos, y se lo debemos a Ana», cuenta una de las participantes. La relación con la animadora es muy importante, sobre todo para que ellos se sientan más cómodos y en un entorno de confianza en el que no se van a sentir juzgados en ningún momento.
Participación en el taller de canto
Para poder participar en el coro no es necesaria ninguna prueba de admisión. Y eso inspira bastante confianza en los participantes. «Desde el primer día, yo planteé que me gustaría que los juicios los dejáramos fuera, porque aquí, efectivamente, no hacemos una prueba de nivel a nadie, porque queremos que todas las personas volvamos a sentir y a apoderarnos de que tenemos el derecho de cantar» dice Ana Cuenca Ramón.
Los participantes están muy contentos con la actividad y con los cambios que está generando en sus vidas. «Para mí, de entrada es un espacio quita penas, pero es mucho más que eso, porque te regala alegría que además compartes. Y también estamos haciendo un trabajo en equipo precioso, aportando cada uno de nosotros lo que mejor sabe, el resultado es bonito», expresa una de las participantes.
Estructura del taller de canto
La actividad se realiza en una clase del centro, en la que se colocan todos de pie y en círculo. Ahora están ensayando la canción de Los cuatro muleros, interpretada por La Argentinita, entre otros artistas. Para cantar la canción, se dividen en dos grupos, el de la izquierda y el de la derecha. Primero canta un grupo, mientras el otro acompaña con un ritmo de palmas, después viceversa, y finalmente todos juntos sin palmas. La profesora, Ana Cuenca Ramón, está en todo momento acompañándoles también, canta con ellos y para ayudarles lleva el ritmo. Además, graba el último intento para posteriormente mandárselo y que vean lo que han mejorado y lo que pueden perfeccionar.
Los participantes también proponen diferentes formas de realizar la canción. Ellos son los verdaderos protagonistas y ellos son los que hacen las canciones suyas, con el fin de divertirse y estar a gusto con ellos mismos. «Noto que me desinhibo, que estoy empezando a superar la timidez y a expresarme sin miedo», expresa uno de los participantes.
Beneficios del taller de canto
El taller, sobre todo beneficia a los participantes en su estado de ánimo y su autoestima. Cuando ellos están bien con ellos mismos, disfrutan, sonríen y son felices. El taller les ha hecho reavivar su niño interior. «Te abre la vida a otra serie de aspectos, que muchos de ellos tenías olvidados y los vuelves a recordar, ha sido un impacto muy agradable y muy bueno, muy positivo», dijo uno de los participantes.
La timidez, la ansiedad, el nudo en la garganta, el miedo… todos esos problemas y sentimientos negativos que no les dejan seguir hacia delante desaparecen, y ellos vuelven a encontrarse a sí mismos. «Venimos con muchos bloqueos, que muchas veces han sido creados por el entorno, la sociedad y los prejuicios, pero en cuanto abrimos la puerta y vemos la sonrisa de Ana, se desvanecen», comenta una de las participantes.
Mediante el canto, se amplían las habilidades del cuerpo, el vínculo con la voz, con las emociones y con el estado de ánimo. «Todo el mundo tiene ese instrumento y lo puede desarrollar», aclara Ana Cuenca Ramón.