“Aquí no hay droga ni nada, hijo”, “esto no es Narcos” o “hay que poner contra las cuerdas a Vito Corleone” responden algunos vecinos cuando se les pregunta por el narcotráfico en el Campo de Gibraltar. No obstante, la realidad es otra. Hay municipios de la provincia de Cádiz que llevan décadas afectados por el trapicheo, la entrada de droga desde el norte de África y las guerras internas entre las bandas. A estos se le suma, en los últimos tiempos, un aumento de violencia que ha llegado a impactar en los Cuerpos de Seguridad del Estado. Asimismo, estos pueblos gaditanos llevan el día a día de forma normal, pero con algún atisbo de inseguridad y miedo, sobre todo a la hora de opinar. “Prefiero no hablar, esto puede dar una idea de la difícil situación que estamos viviendo”, declaró un ciudadano de Algeciras al ser preguntado sobre dicha situación.
Un problema que afecta a todo el Campo de Gibraltar
“El narcotráfico hay que situarlo en todo el Campo de Gibraltar, no solo en Algeciras, sino en toda la comarca, porque afecta a los siete municipios”, explica Francisco Mena, presidente de Alternativas, coordinadora contra la droga del Campo de Gibraltar. Los municipios que componen dicha comarca son Jimena de la Frontera, Castillar de la Frontera, Los Barrios, Tarifa, San Roque, Algeciras y La Línea de la Concepción, además del controvertido territorio de Gibraltar, como puerta principal entre África y Europa. Mena añade que “repercute a los del litoral porque les llega la mercancía y a los del interior porque almacenan la droga en lo que ellos llaman guarderías”. No obstante, es una situación que solo afecta a ciertos sectores de la población donde el índice de paro es mayor y las familias están más desestructuradas.
El paro como caldo de cultivo
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), Cádiz es la única provincia española donde el paro supera el 30%. El municipio de La Línea de la Concepción es el que presenta una mayor tasa de desempleo, con un 33,09%. En el quinto lugar se encuentra Algeciras, que refleja un 29%. Ambos pertenecen al Campo de Gibraltar.
Francisco Mena da las claves acerca de la situación del narcotráfico en la zona. Según él, existen varios factores: “lo primero es la crisis y con ello el paro, otro es la cercanía geográfica con Marruecos, que es el primer productor de hachís del mundo, y que nosotros somos la entrada más fácil”. A esto añade un apunte histórico: “aquí han encontrado una estructura que existe desde hace siglos por el contrabando de tabaco y alcohol, que es utilizada ahora con el hachís”.
La tasa de paro y el narcotráfico están relacionados en algunos sectores juveniles. Muchos de ellos optan por coger estos trabajos por el simple hecho de ganar dinero fácil. “Esto ocurre principalmente en los barrios más pobres, donde los jóvenes entienden que el narcotráfico es una solución, pero esto es un error”, declara Mena. Algunos barrios alcanzan un paro juvenil del 80% y “muchos ven que pueden ganar dinero fácil y rápido, ya que los 900 euros que pueden cobrar como camareros los pueden ganar en una noche”, ejemplifica el presidente de Alternativas. Además, cree que no se puede producir esta frustración, por ello pide que “se les dé una salida digna, una oportunidad”.
Aumento de la violencia
“Unos narcotraficantes agreden a unos guardias civiles a la salida de un bar”, “20 encapuchados asaltan un hospital de La Línea para llevarse a un narco” o “Un niño muere arrollado por una lancha cargada de droga en la playa de Algeciras”, estos son algunos de los titulares que han surgido en el Campo de Gibraltar en los últimos meses, debido al comercio ilícito de drogas. El narcotráfico ha evolucionado durante las últimas décadas y ha adoptado una postura más violenta. Los Cuerpos de Seguridad del Estado han sido los más afectados.
José Chamizo, quien fue sacerdote y nombrado defensor del pueblo andaluz por su labor al crear y dirigir gran parte de asociaciones y colectivos contra la droga, habla sobre el cambio en estas redes de contrabando. “Aparecen nuevos perfiles”, asegura Chamizo. Además, explica que los traficantes “no respetan las reglas del juego” porque “adoptan un papel más duro”.
«Han decidido desafiar al Estado de Derecho», sentencia José Chamizo.
La violencia no es la única modificación que se ha dado en este ámbito. La manera de actuar y el tipo de personas que se unen al narcotráfico también han influido. “Antes sabían que tenían que disimular”, afirma José Chamizo. Sin embargo, con la irrupción de la cocaína en los años 90 se produjeron cambios en el comportamiento de estos sujetos. Ahora actúan a plena luz del día, en las playas y delante de la población, y se enfrentan a las Fuerzas de Seguridad de forma directa y violenta. “Han decidido desafiar al Estado de Derecho”, sentencia Chamizo.
Asimismo, aunque gran parte del trapicheo de drogas se mueve entre ciertos núcleos familiares del Campo de Gibraltar, poco a poco se va profesionalizando. En muchas ocasiones entra en el negocio gente que tiene un rodaje mayor en el narcotráfico, “principalmente mexicanos y gallegos”, declara Chamizo.
La labor de la policía
“Las Fuerzas del Estado presentan una estadística impecable”, afirma el escritor y periodista Juan José Téllez, quien investigó durante más de 30 años las redes de narcotráfico en Cádiz y otras partes de España. “Hay que detener a quien mueve los hilos de las organizaciones, pero eso no siempre es posible”, opina Téllez. Por ello, cree que es necesaria la creación de grupos de investigación para que se centren en la pista del dinero y el tráfico de armas para “desarbolar parte de las redes”.
El periodista asegura que “el Campo de Gibraltar es un teatro de operaciones”, ya que allí operan organizaciones a escala mundial, desde la conexión entre colombianos y gallegos hasta el blanqueo durante décadas de las mafias italianas. En cuanto al control de contenedores, Téllez lo cataloga como una “técnica más sofisticada”. El puerto de Algeciras es el que más cantidad de contenedores maneja y “durante años se ha controlado a ojo”, afirma el experto. Actualmente, se revisan a través de elementos electrónicos que ayudan a impedir cierta entrada de mercancías. No obstante, en el caso de la cocaína, se puede camuflar fácilmente, como dice Juan José Téllez, “se puede ocultar desde en un cuadro hasta en una caja de frutas”. Esto indica que el control de aduanas no siempre es tan sencillo.
«Los Cuerpos de Seguridad han estado muy solos», manifiesta Miguel Alberto Díaz.
El fundador de la coordinadora Barrio Vivo, Miguel Alberto Díaz, manifiesta que “los Cuerpos de Seguridad han estado muy solos”. Hace poco más de un año, crearon una plataforma que se llama Por tu seguridad y por la de todos, en la que están más de 20 asociaciones, sindicatos de la Policía, Guardia Civil y Aduanas. “Se debe crear un juzgado especifico de narcotráfico y que se refuerce la Fiscalía antidroga”, todo esto unido “con un plan integral, desde un punto de vista social con inversiones en empleo con infraestructuras”, afirma Díaz. La situación es alarmante por la posesión masiva de armas entre los narcotraficantes. “Hemos tenido que pedir a los ayuntamientos que compren chalecos antibalas porque no tenían”, sentencia el fundador de Barrio Vivo.
Preocupación ciudadana
El atropello del pequeño Manuel por una lancha en la que viajaban dos ocupantes que tenían antecedentes por narcotráfico encendió la mecha social y mediática. Unas 4.000 personas se manifestaron en la Plaza Alta de Algeciras para pedir que se acabe con esta lacra. Estuvieron presentes en la protesta José Chamizo, Miguel Alberto Díaz y Francisco Mena. Este último afirma que “los vecinos tienen preocupación por la imagen que están dando unos pocos”. Además, Mena asevera que durante un tiempo se han «sentido abandonados por el Gobierno estatal y autonómico” y manda un mensaje: “no vamos a acabar con el narcotráfico solo con policías”.
«Existe miedo porque hay muchas armas», afirma Juan José Téllez.
El sentir de los vecinos es como el de cualquier otro de España, intentan llevar su vida de forma normal, pero la situación comienza a ser preocupante. Francisco Mena asegura que “la población tiene preocupación, pero no miedo”. Pero es evidente que los hechos son alarmantes. Juan José Téllez afirma que “existe miedo porque hay muchas armas”, porque “los narcotraficantes pretenden ser los faraones de la ciudad”.
José Chamizo cree imprescindible lograr “una conciencia social de rechazo al narcotráfico de forma potente, la unidad de los partidos políticos y un refuerzo en los Cuerpos de Seguridad del Estado para conseguir el éxito”. Miguel Alberto Díaz mantiene una idea de lucha y constancia: “que refuercen con medios a la Guardia Civil, a la Policía, que refuercen el blanqueo de dinero y que endurezcan las condenas”.
El consumo y tráfico de drogas en España está castigado con penas de seis meses a 18 años de prisión y con multas que oscilan entre la mitad del valor de la droga y seis veces este, dependiendo de la nocividad de la sustancia (el cannabis no está considerado tan grave, pero la heroína o la cocaína, sí), la cantidad, si está adulterada o mezclada, si se distribuye en centros docentes o si se ha sido partícipe o se es miembro de una organización criminal. “Se ha banalizado y endiosado a los narcotraficantes con películas y series como El Niño o Narcos hasta llegar a la conclusión de que el narcotraficante es guapo, joven y además se gana la vida, pero la realidad es diferente, porque al final terminan con los huesos en la cárcel”, sentencia Díaz.