«María de Villota trasciende por su respuesta ante la dificultad»

- Desmarcar - 21 de febrero de 2017
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Expiloto de Fórmula 1, ganador de premios como los 1000 km de Brands Hatch del Mundial de Sport Prototipos 1981 o las 6 Horas de Enna del Mundial de Sport Prototipos 1981, Premio Nacional del Deporte a los Valores Humanos 1980, Insignia de oro y brillantes de la Real Federación Española de Automovilismo. La vida de Emilio de Villota ha estado marcada por sus victorias y por su hija María, fallecida en 2013, también exconductora de F1.

El antiguo automovilista, tras la muerte de su hija, creó la fundación Legado María de Villota. Además, es embajador del proyecto VisionZero y colabora con la campaña Cero Víctimas. El programa de Onda Universitaria Con Dos de Azúcar le ha entrevistado el viernes 17 de febrero.

¿Cuándo y por qué empezó a interesarle el mundo de la Fórmula 1?
Es una larga historia. Por resumirla: Estuve corriendo de 1967 hasta el 77 ininterrumpidamente. Fui escalando distintas fórmulas de promoción, distintos campeonatos y en el 75 empecé a correr de manera internacional. En el 76 se nos presentó una oportunidad en Inglaterra, la aprovechamos, dejamos todo lo que teníamos (yo en ese momento trabajaba en un banco). Lo dejé todo por seguir esta pasión y afición.

¿Qué cualidades hacen falta para formar parte de la Fórmula 1?
Como todo en la vida que tiene una dificultad más allá de lo normal, hay que desear eso por encima de cualquier otra cosa. La pasión es la manifestación más importante a la hora de abordar cualquier cosa que tenga una gran dificultad y si es lo que más te gusta, pues no habrá otra posibilidad más que insistir y hacer todo lo que haga falta para alcanzarlo. Eso es lo más importante. También hay que tener una cierta habilidad que te haya permitido ponerte en esa parrilla de salida y que en años anteriores hayas ido escalando posiciones y modalidades deportivas que te permitan llegar hasta ahí. Es importante tener unos patrocinadores que te puedan ayudar en tu meta. Esto es muy importante porque el automovilismo es un deporte extremadamente caro y la Fórmula 1, posiblemente, es el deporte más caro que haya a nivel mundial. Todos los patrocinadores que tengas son pocos.

¿Considera la Fórmula 1 un deporte de riesgo?
La F1 es un deporte de riesgo, efectivamente. Gracias a Dios, ha ido en disminución desde aquella época de los años 60 y 70. Probablemente, de 24 pilotos, no era difícil que, anualmente, uno, dos o incluso tres pilotos llegaran al final de su vida en el calendario de estas 15 o 16 pruebas que había. Ha ido disminuyendo esta impresionante situación y eso ha permitido, gracias a la tecnología como a los circuitos, la ropa y las medidas de seguridad, ir bajando este número de víctimas. Actualmente, en carrera, desde el fallecimiento de Ayrton Senna, no ha vuelto a haber víctimas mortales. En entrenamientos, otras modalidades y situaciones han seguido existiendo, pero el número de víctimas no tiene nada que ver.

¿Qué diferencias hay con la F1 de Mario Andretti y Niki Lauda frente a la de Fernando Alonso y Lewis Hamilton?
En las medidas de seguridad ha supuesto una diferencia total. Ahora mismo la F1 actual tiene poco que ver con aquella, sobre todo en el riesgo, las medidas de seguridad, los circuitos… Ahora te puedes salir de la pista y a la que te descuides no pierdes ninguna posición. En aquella época, salirse de la pista significaba, prácticamente, que se acababa tu carrera y, si había suerte, no iba más allá. Esta es la principal diferencia entre ambas situaciones.

La estrella de María la tiene presente en todas partes: en el coche, en una pulsera… ¿cómo empezó el Legado de María de Villota?
María falleció el 11 de octubre de 2013 y, durante el último año de su vida, nos dejó unas reflexiones. Tras 15 años, toda su vida dedicada a cumplir un sueño, justo cuando lo alcanza, tiene un accidente terrible que deja su vida en una situación límite. A partir de ese momento, María hace una serie de reflexiones y no solo hace estas reflexiones, sino que las plasma en un libro de manera minuciosa y concienzuda. Nos trae unos valores que en el mundo del deporte eran un poco nuevos. Hasta ese momento, como todos los deportistas en general, y en particular el automovilismo en F1, toda la vida de María se resume en estar centrada y enfocada hacia el cronómetro. Para ti, el valor de la décima es un valor inmenso.

Cuando ocurre el accidente, María lo describe con: “Las gotas de las miserias de la vida resbalaban sobre la visera de mi casco. No porque no las hubiera, sino porque solo quería correr, avanzar, cumplir mi objetivo, cumplir un sueño. Entonces, no ves, no opinas, tu corazón apenas siente tras las capas que has forjado en tu vida y que te hacen más torpe, pero también más fuerte y más inerte”. A partir de ese momento, María lo describe como si se hubiera quitado esas capas. Al haber pasado esas noches de hospital viendo sufrir a mucha gente a su lado y ella misma en una situación muy difícil, se da cuenta de que lo más importante no era el cronómetro ni la décima de segundo. Sentía de una manera muy fuerte las dificultades por las que estaban pasando los demás. En esas noches de hospital, había mucha gente desamparada y pasándolo muy mal. Entonces, los valores de solidaridad pasaron a primer plano. Esas reflexiones que puso en su libro y en las labores que ella creó con la Fundación Ana Carolina Díez Mahou y otro tipo de iniciativas que tuvo nos dejaron un camino que hemos procurado coger el testigo y seguir dando pasos que ella nos ha indicado.

¿En qué la recuerda más? ¿Se ve reflejado en ella como piloto?
Como piloto, María ha dejado una impronta fortísima. Fue la primera mujer que corrió en el Campeonato del Mundo en Turismos, la primera mujer que corrió en la Fórmula Superleague y la primera mujer en muchas décadas en llegar de nuevo a la F1. María tuvo momentos y carreras brillantísimas con una fuerza especial. Lo he vivido de una manera muy cercana y próxima por compartir una pasión y todo un mundo, pero, sin duda, Maria trasciende, a pesar de su gran palmarés deportivo y su logro de llegar a la F1, especialmente en una mujer, por la humanidad con la que afrontó su accidente, por su respuesta ante la dificultad. Eso es lo que nos ha dejado tocados a todos, y a mí especialmente. Su legado ha sido impresionante.

¿Qué significa y representa para usted el proyecto VisionZero con una compañía como Continental?
María fue nombrada por la FIA (Federación Internacional del Automovilismo) embajadora de un programa que se llama Action for Road Safety, que está centrado en buscar que no hubiera accidentes. Esta misma inquietud la recogió la compañía Continental sin tener nada que ver con aquel movimiento, pero con la misma sensibilidad e inquietud. Esto se plasmó en el programa VisionZero y consiste en trabajar para que en un futuro podamos tener cero accidentes, cero víctimas y cero muertes en accidentes de tráfico. Recuerdo que, anualmente, hay un 1.200.000 personas que fallecen por esta causa. Esto son medidas contrastadas, pero hay muchos países sin estadísticas en este aspecto, por lo que no me extrañaría que el número de accidentes esté en 2.000.000 de personas. Yo creo que es lo suficientemente importante como para continuar con Continental y para que todos nosotros estemos atentos para ver qué podemos aportar en el día a día y en nuestra relación con los demás para evitar esta locura de cantidad de fallecidos.

¿Cómo cree que puede hacer llegar tanto a jóvenes como a mayores el mensaje de cero víctimas y seguridad vial?
Es una pregunta difícil, porque hay mucha gente trabajando en las instituciones, en las fábricas automovilísticas, en la industria auxiliar (como la marca de neumáticos Continental)… Si esto fuese fácil o no tan difícil, se habrían buscado ya soluciones. Hasta ahora, todos han buscado soluciones que han disminuido el número de fallecimiento a la mitad, como en España. En parte, se está solucionando este problema. ¿En qué medida podemos nosotros influir? El hecho de que nosotros hayamos practicado un deporte de riesgo máximo, como la F1, hace que tengamos una cierta credibilidad para el resto de las personas. Si un piloto de F1 te dice una cosa, parece que esa persona está cualificada para transmitir un mensaje o, incluso, darte un consejo. Es la herramienta que podemos tener en la medida que podamos transmitir, no solo a jóvenes, sino a niños en su inicio y proximidad al mundo motor y a adultos. Nosotros hemos tenido una escuela de pilotaje durante los últimos 34 años. Por ahí han pasado más de 15.000 personas. Es una labor que hemos llevado a cabo de la manera más profesional que hemos podido. Y lo vamos a seguir haciendo ahora desde el programa VisionZero.