El Congreso tramita la moción de censura de Vox

- Desmarcar - 6 de octubre de 2020
Vox ha votado abstenerse en la votación acerca de la gestión de los fondos europeos, lo que ha permitido su tramitación. Foto:
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Santiago Abascal no será investido, salvo sorpresa, como presidente del Gobierno; pero espera perfilarse como alternativa al Partido Popular. FOTO: Vox

Redactado por Andrés Pelayo Alfonso y Yago Vázquez.

Vox ha presentado una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Esta fue registrada el pasado 29 de septiembre y ha sido admitida a trámite por la Mesa del Congreso este martes 6 de octubre, después de comprobar que cumple todos los requisitos necesarios y exigidos por el Reglamento. La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, aún no ha puesto fecha al debate, aunque se baraja la posibilidad de que tenga lugar la semana del 20 de octubre.

La moción de Vox se debe a que, en sus propias palabras, «España ahora tiene el peor Gobierno posible y en el peor momento», y alegan que es el momento “óptimo” para presentarla. Según su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, representan la “indignación, el desasosiego y el escándalo” que sienten muchos españoles.

¿Cómo funciona una moción de censura?
Una moción de censura es un instrumento (recogido en el Artículo 113 de la Carta Magna) que la oposición puede usar en el Parlamento para reclamar la responsabilidad total al Gobierno correspondiente. Los trámites que se requieren son exigentes y se miden meticulosamente, ya que se trata de un procedimiento importante. Este proceso necesita la presentación de un candidato a la Presidencia, y requiere un programa explícito y detallado, para así, quedar investido inmediatamente y ocupar el puesto del presidente. 

La moción de censura debe ser propuesta por una décima parte de los diputados (35 en la actual legislatura), como mínimo. La Mesa del Congreso la aceptará a trámite una vez haya sido presentada, y después informará a los portavoces de los grupos parlamentarios y al presidente del Gobierno.

Posteriormente, hay un plazo de dos días para presentar candidaturas alternativas que tengan en cuenta todos los requisitos anteriores. En el pleno del Congreso se abrirá un debate con la defensa de uno de los diputados que ha firmado el escrito (Vox ha elegido a Ignacio Garriga) y tendrá su tiempo de exposición. Más tarde, será el candidato a la Presidencia del Gobierno quien suba a la tribuna para exponer el programa político si consiguiera hacerse con el puesto del presidente.

«La desgracia es que tenemos el peor Gobierno, en el peor momento posible», afirma Iván Espinosa de los Monteros.

A continuación, intervienen los representantes de los otros grupos parlamentarios, cada uno tendrá un tiempo de 30 minutos, y, al finalizar, otros 10 minutos en una ronda de réplicas. Si hubiese otras mociones de censura alternativas, la presidenta del Congreso puede deliberar que debatan juntas.

A la hora de proceder a la votación de la moción, la presidenta de la Cámara hace saber a la hora a la que tendrá lugar el escrutinio, jamás antes de que pasen cinco días desde que la moción de censura fuera presentada en el Registro General de la Cámara.

Al finalizar, según el reglamento del Congreso, los diputados que hayan firmado una moción de censura rechazada no podrán presentar otra durante un periodo de sesiones igual.

En España, las mociones de censura no son una novedad. En la historia reciente se han vivido cuatro procesos constructivos que, salvo en el año 2018, finalizaron con la negativa del Congreso al no lograr la mayoría requerida.

Adolfo Suárez salió adelante a pesar de la propuesta de Felipe González
El 31 de mayo de 1980, el Partido Socialista de Felipe González presentó la primera moción de censura de la democracia actual. El líder socialista fue el candidato y Alfonso Guerra, vicesecretario general del partido, el encargado de defenderla. A pesar de quedarse cerca de conseguirlo —lograron 152 votos a favor gracias al apoyo de comunistas, andalucistas y tres diputados del grupo mixto—, los 166 votos en contra cosechados por UCD y las 21 abstenciones permitieron que Adolfo Suárez pudiera seguir gobernando (aunque dimitiera 10 meses después).Aunque no sirviera para aupar a González a la Presidencia del Gobierno, la moción de censura supuso un aumento de la popularidad del candidato, quien llegó a admitir que sabía que las posibilidades de que esta saliera adelante eran muy escasas. En 1982, el PSOE ganó las elecciones con 202 diputados, logrando la mayoría absoluta y con Felipe González como presidente del Gobierno, cargo en el que se mantuvo hasta 1996.

Hernández Mancha (AP) frente al Gobierno de la mayoría absoluta
Cuando Antonio Hernández Mancha, presidente de Alianza Popular, presentó su candidatura a presidente del Gobierno, en sustitución a Felipe González, su propuesta carecía de posibilidades reales de cumplirse: el Partido Socialista contaba con 184 diputados, ocho por encima de la mayoría absoluta.

Tras la dimisión de Manuel Fraga como presidente de Alianza Popular y la llegada de Hernández Mancha al puesto, se propuso la moción. Esta no podía expulsar al actual Gobierno, pero sirvió para permitir que el nuevo presidente de AP hablara ante el Congreso (no era diputado). Además, buscaba reivindicar a su partido como la referencia en el centroderecha ante la amenaza que suponía la UCD de Adolfo Suárez.

Como era de esperar, la votación se saldó con una mayoría socialista, siendo el resultado final de 67 votos a favor, 195 en contra y 70 abstenciones.

Mariano Rajoy superó la moción de Pablo Iglesias
La tercera moción de censura de la historia reciente de España fue propuesta por Podemos en el año 2017, con Pablo Iglesias como candidato. Siguiendo la fórmula de Felipe González, desde la formación morada buscaban dotar de un mayor protagonismo a su candidato para que saliera reforzado ante los electores.

Tras un debate muy bronco, el resultado final —82 votos a favor, 170 en contra y 97 abstenciones— no fue del total desagrado de Podemos, ya que admitirían que a pesar de haber fracasado sus intentos de expulsar a Mariano Rajoy, habían “demostrado” que la Cámara no confiaba en el presidente del Gobierno al sumar los síes y las abstenciones más votos que los noes.

Mariano Rajoy, en su intervención en la moción de censura de 2017. FOTO: Flickr

Pedro Sánchez logra la primera victoria en una moción de censura
El 24 de mayo, la sentencia del caso Gürtel salía a la luz. La Audiencia Nacional determinó que el Partido Popular se había financiado de manera ilegal y que su contabilidad era fraudulenta. Al día siguiente, el grupo parlamentario del PSOE registraba una moción de censura contra el presidente del Gobierno: Mariano Rajoy.

Inicialmente, el Ejecutivo contaba con su victoria: los votos del PSOE, Unidas Podemos, Compromís, Esquerra, EH Bildu, PDCAT y Nueva Canarias no otorgaban al nuevo candidato, Pedro Sánchez, la posibilidad de obligar a Rajoy a presentar su dimisión. Además, Ciudadanos ya había anunciado que apoyaría al Gobierno, complicando todavía más la viabilidad de la moción.

Sin embargo, el apoyo de última hora del PNV permitió que, por primera vez en la historia de España, un candidato fuera nombrado presidente del Gobierno a través de la moción de censura. El resultado final fue de 180 votos a favor, una abstención y 169 en contra: por mayoría absoluta, Pedro Sánchez se convertía en presidente del Gobierno al contar con el respaldo del Congreso de los Diputados.

 

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