Ucrania fue invadida por Rusia hace un año. Detrás de cada ataque existe una persona que tiene una historia. Mirada 21 entrevista a Illia y a Katya, dos jóvenes ucranianos que cuentan sus historias y cómo han vivido estos últimos meses. Illia lo hace desde España y Katya, desde Ucrania.
¿Cómo vivió el día en el que comenzaron los ataques?
Katya: Fue un día horrible, pasé muchísimo miedo. Me despertaron las explosiones que oía por la ventana. Al principio, no entendía qué estaba pasando, mis padres nos tranquilizaban, pero ellos tampoco se imaginaban lo que venía. Después de poner las noticias, inmediatamente supimos qué estaba pasando. Las explosiones no pararon en unos días, así que mi familia y yo fuimos a un refugio antiaéreo, en el que nos quedamos casi una semana, sin saber si aún teníamos casa o no. No hay palabras para describir lo doloroso y aterrador que fue la situación. Siempre me he preguntado a mí misma, ¿qué hemos hecho para merecer esto?
Illia: El primer día fue espantoso, la verdad, un estado de shock tremendo, nadie entendía lo que estaba pasando. Estuve todo el día hablando con los amigos y familiares que estaban allí, y sentía una preocupación enorme por todos ellos y también incertidumbre, ya que no sabíamos qué iba a pasar, ni cuándo se iba acabar.
¿Cómo fueron los primeros meses tras el comienzo de la invasión?
Katya: No nos sentíamos seguros en mi ciudad, así que decidimos migrar como refugiados a otro país. No sabíamos qué objetivo perseguía Rusia, y si se detendría solo en Ucrania. Por tanto, elegimos el país que está más lejos, elegimos venir a España. Fue muy duro para mí dejar en Ucrania al resto de mis familiares y amigos, porque no estaba segura de si los volvería a ver.
Illia: Los primeros meses fueron muy duros porque estaba muy pendiente de todo lo que estaba pasando y aún no lo asimilaba del todo, pero al final te vas acostumbrando a ver auténticas barbaridades en las noticias.
¿Cómo ha vivido este año?
Katya: Ha sido un año muy difícil, y continúa hasta el día de hoy. Cuando me marché a España como refugiada, estaba muy preocupada por mi familia, mis amigos y mi ciudad. Después de todo, yo me fui, pero la guerra continuó. Era muy doloroso leer en las noticias lo que estaba pasando. Cuando regresé, nuestra vida ya no iba a ser como antes. Todo este año he vivido, y aún vivo, con miedo, no estoy segura de lo que pasará mañana, porque debemos tener presente que un misil puede llegar en cualquier momento e impactar en cualquier lugar.
Illia: Sigue siguiendo muy duro, pero, al fin y al cabo, te vas acostumbrando, aunque eso no significa que no me impacte a nivel emocional.
¿Cómo se plantea su futuro a corto y largo plazo?
Katya: Como cualquier adolescente, estaba preocupada por mi futuro, por seguir estudiando, porque no quería dejar de hacerlo. La situación no me permitía pensar nada a largo plazo, ya que no sabía qué me pasaría después, ni qué rumbo tomaría mi vida. Afortunadamente, pude elegir entre continuar mis estudios en Europa o regresar a estudiar a Ucrania. Decidí estudiar en Ucrania porque me encanta mi país y todo lo relacionado con él. No me parecía justo que tuviera que marcharme por la decisión de unos cuantos.
Illia: A corto plazo, no tengo intención de volver, porque en España estoy muy contento, la verdad, pero quizás en un futuro más lejano sí, ya que teniendo experiencia laboral suficiente podría aportar a la recuperación del país.
¿Qué atmósfera hay en la ciudad en la que vive?
Katya: Soy de Zaporiyia, y esta es una ciudad de primera línea, por lo que los ataques aéreos no cesan. También tenemos restricciones en el uso de la luz, porque Rusia está golpeando constantemente la infraestructura, pero intentamos disfrutar de cada momento y oportunidad que tenemos de salir a la calle. Creemos que todo acabará pronto, aunque la gente está preocupada por la situación que se está viviendo en estos momentos, y todos queremos que se haga justicia.
Illia: En mi ciudad en Ucrania la gente está muy cansada mentalmente, pero siguen luchando porque tienen el objetivo muy claro, derrotar a Rusia y ser dueños de nuestro futuro. La gente se ha acostumbrado a la nueva realidad del terror ruso. Me gustaría que se entendiera cuál es el precio de la libertad.