A pesar del tiempo, la covid sigue presente en el mundo. El pasado 14 de marzo se cumplieron cinco años del comienzo del estado de alarma decretado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y una de las secuelas más graves provocadas por la pandemia es el desarrollo del conocido como «covid persistente». El Ministerio de Sanidad lo explica como «un síndrome que se caracteriza por la persistencia de síntomas de covid-19 semanas o meses después de la infección inicial o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos».
Actualmente, en España hay más de dos millones de afectados por este síndrome y, al menos, entre 10 y 15 personas de cada 100 casos de Covid lo sufren o lo han llegado a sufrir, según la Red Española de Investigación de Covid Persistente (Reicop).
Begoña, una de las afectadas
Entre los afectados por la covid persistente se encuentra Begoña Albarrán, de Salamanca, quien un lustro después, sigue sufriendo las adversas secuelas de esta enfermedad. «Nunca pensé que entrar al hospital por la covid y los síntomas que tenía se me iba a complicar tanto y que la realidad iba a ser tan cruda. A día de hoy, todavía sigo con fatiga cuando hago cosas con exceso de peso o cuando tengo que andar más deprisa… Se me olvidó hasta correr. Además, tengo muchas palpitaciones en el corazón y, muchas veces, no me doy cuenta de que se pone a cien o que, de repente, va muy lento», declara Albarrán.
«Nunca pensé que se me iba a complicar tanto y que la realidad iba a ser tan cruda», declara Begoña Albarrán.
«Me contagié cuando salíamos de confinamiento», asegura Begoña Albarrán contando la historia de su contagio. «Soy maestra y, en septiembre, fui al colegio. Entonces, una compañera que lo había pasado recientemente me lo transmitió. Empecé con fiebre muy alta, con los pulmones taponados sin poder respirar bien y teniendo que hacer ejercicios de respiración… Pero cada vez iba a peor, no podía respirar nada. En ese momento, fui a urgencias y ya sabía que era Covid», explica Albarrán.
«Tuve dos reanimaciones y pensaban que no había salida. Me acordaba muchísimo de mi hija y de mi marido», asegura Albarrán.
Una situación que, como cuenta Albarrán, fue traumática para ella y su familia: «Mi miedo era tener que quedarme allí sola, pero lo superé. Además, sé que mi familia ha sufrido mucho. Durante el tiempo que estuve, vi muchas cosas y cómo moría mucha gente, algo que fue muy duro. Pero, ahí dentro, te haces fuerte porque ves cómo, todos los que estábamos luchábamos por nuestra vida. Incluso, yo tuve dos reanimaciones y pensaban que no había salida, entonces ese sufrimiento no lo he tenido como sí le ha pasado a mi familia. Me acordaba muchísimo de mi hija y de mi marido, sobre todo cuando me tuvieron que internar y estaba muy mala».
Al aludir al sufrimiento de su familia, Begoña Albarrán afirma que el de sus seres más queridos fue muy duro: «Mi hija y mi marido tuvieron que tomar decisiones muy complicadas. Yo estuve 42 días en la UCI, pero estaba dormida, o sea, que no sentía ese sufrimiento. No he sufrido pensando en que podía morirme».
«En el hospital vi cómo moría gente, fue muy duro», cuenta.
Asociaciones para los afectados de Covid persistente
Debido a la cantidad de personas con Covid persistente en España, se han creado numerosas asociaciones con el objetivo de ayudarles y darles voz. Estefanía Calleja, presidenta de la Asociación de Covid Persistente de Castilla-La Mancha, resalta la importancia de agruparse: «La idea surge en el momento en el que te contagias de Covid y, en lugar de recuperarte, ves que cada día estás peor y no es normal. Este es el momento en el que vas conociendo gente que le ha pasado lo mismo y te agrupas. Además, al agruparnos y dividirnos por comunidades autónomas nos resulta mucho más fácil acceder a las administraciones».
«A día de hoy, nos siguen contactando gente que pasó la covid hace cuatro o cinco años y no termina de recuperarse», asegura Calleja. Además, ante esta situación, sostiene que las asociaciones tienen un papel importante: «Podemos ofrecerles el soporte emocional necesario y dejarles claro que no estamos solos. Para el paciente, no es fácil afrontar esta serie de síntomas que, para algunos, llegan a ser incapacitantes y te obligan a no poder trabajar ni llevar una vida normal».
«Se quiere mirar para otro lado y normalizaarlo, pero no se deben de perder de vista los daños que la covid ha dejado», sostiene Estefanía Calleja.
Estefanía Calleja, también afectada por la covid persistente, no está conforme con la situación del sistema sanitario actual: «Se quiere mirar para otro lado y normalizarlo todo, pero no se deben perder de vista los daños que la covid ha dejado, y no únicamente el persistente. Por culpa del virus, se han incrementado las enfermedades cardiovasculares y pulmonares y, por ejemplo, el número de diabéticos se ha disparado. Hay mucha gente totalmente abandonada y queda mucho por hacer, sobre todo investigar y encontrar un tratamiento adecuado que nos ayude».