Rusia envió la semana pasada 114.000 soldados con armamento pesado a la frontera con Ucrania, al este del territorio ucraniano. Los principales dirigentes políticos de la UE trasladaron su preocupación a Bruselas, que no tardó en considerar este movimiento como parte de la “guerra híbrida” que mantiene Bielorrusia con el problema migratorio.
Algunos gobiernos temen que la situación empeore y que el Kremlin se esté preparando para una invasión. El periodista ucraniano Yevhén Fedchenko califica esta acción rusa de alarmante, después de que la primavera pasada ya hubiera litigios entre ambos países.
“Planes agresivos”
El portavoz del presidente de Rusia ha declarado, no obstante, que Ucrania está creando una “campaña de desinformación intencionada” y acusa a Kiev de tener “planes agresivos”. Señala, además, que los ucranianos “se están reforzando y están siendo ayudados a reforzarse”. Apunta a que tanto Estados Unidos como la Unión Europea y sus aliados apoyan a Ucrania para que esta recobre la parte del país que sigue bajo influencia rusa. Asegura que Kiev está usando drones turcos contra los separatistas de la región del Donbás, que en octubre se autoproclamaron repúblicas independientes, y que no ayudará a la UE a paliar la crisis energética con incrementos de los envíos de gas si siguen postulándose a favor de Ucrania.
Ante la separación de Donetsk y Lugansk, los territorios donde hay riesgo de combate, el Gobierno de Rusia afirma que la situación se asemeja a los problemas que ya hubo, en 2008, con Georgia, que acabaron en una guerra de cinco días con los rusos como vencedores. Este lunes, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, telefoneó al primer ministro italiano, Mario Draghi, para reiterarle su temor a que Ucrania dé un paso más allá de la línea roja, lo que supondría el comienzo de un conflicto bélico. Ucrania ha respondido a las palabras del portavoz de Putin, y contrataca diciendo que “Moscú está aumentando la intensidad de su desinformación”.
Además, en referencia a las declaraciones de un almirante ruso retirado, que ha afirmado que el accidente del submarino Kursk, en el año 2000, había sido culpa de la OTAN, Rusia ha lanzado el aviso a EE. UU. y Europa de que no sigan ayudando y secundando a Ucrania. La disputa por la Península de Crimea sigue activa, y, pese a haber firmado un pacto de paz a finales de 2014 para no reincidir en las desavenencias por el Donbás, la controversia permanece presente entre Rusia y Ucrania.