Los últimos escándalos en los que Boris Johnson se ha visto envuelto podrían acabar con su vida política antes de lo previsto.
Al primer ministro británico, que culminó con el Brexit y logró romper el “cinturón rojo”, al conseguir una mayoría conservadora en distritos históricamente laboristas, se le ha conocido como “la ambición rubia”. Una ambición que podría acabar con su carrera política.
El intento de redecorar el interior del 11 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro y su familia, no fue bien visto por la oposición. Y la que parecía una acción aparentemente sin gran importancia marcó el comienzo de los escándalos.
El pasado noviembre, Johnson intentó cambiar las reglas de control ético del Parlamento para salvar a Owen Paterson. Este diputado había utilizado su posición en favor de dos empresas para las que trabajaba. Boris Johnson, al intentar evitar su suspensión, provocó un gran malestar, no solo entre la oposición sino entre los tories (como se conoce a los conservadores), que lo acusaron de tener un comportamiento corrupto.
Sin embargo, el gran escándalo surgió tras darse a conocer que Boris Johnson había participado en las fiestas celebradas en Downing Street en mayo de 2020. En ese momento, no se permitían reuniones de más de dos personas en el exterior, una prohibición impuesta por el propio Gobierno de Johnson.
A esos eventos habría que sumarle dos fiestas celebradas en la víspera del funeral del duque de Edimburgo, el pasado mes abril. Un funeral al que Johnson no asistió alegando que como solo se permitían 30 asistentes, él no acudiría para permitir que otro familiar pudiera asistir.
Como consecuencia, la oposición exigió su dimisión, pero Johnson se excusó diciendo que pensaba que se trataba de una reunión de trabajo. Una reunión a la que, según dice, solo asistió durante media hora para agradecer a los presentes su gran labor durante la pandemia. El primer ministro ha pedido que no se juzguen los hechos hasta que se publique la investigación interna sobre lo ocurrido. Sue Gray es la encargada de realizar esta investigación.
“La persona más poderosa de la que nunca has oído hablar”, así describía la BBC a Sue Gray, encargada de investigar a Boris Johnson.
Gray, una alta funcionaria, de 65 años, es actualmente la segunda secretaria permanente de la oficina del Gabinete británico. A lo largo de su carrera, ha realizado investigaciones que han acabado con el cese de tres ministros conservadores que violaron el código ético. De entre estas, la más sonada fue la de Damian Green. Número dos de la entonces primera ministra Theresa May, fue mandado investigar por la misma May, y se descubrió que guardaba material pornográfico en su ordenador dentro de su oficina parlamentaria.
A pesar del poder que ahora mismo posee Sue Gray, de la que la BBC ha dicho ser “la persona más poderosa de la que nunca has oído hablar”, sus investigaciones solo se centran en determinar si Johnson actuó acorde o no con la conducta requerida en el Parlamento. Después serán los diputados conservadores los que tendrán que decidir por el futuro de su partido.
Dentro del Partido Conservador han surgido dos facciones, los que defienden a Johnson a pesar de los escándalos y los que buscan su dimisión. El Comité 1922 es una organización formada por los conocidos como backseaters, aquellos diputados sin cargo en el Gobierno que se sientan en la parte de atrás. Estos diputados son más leales a los votantes que al Gobierno. Por eso, han enviado ya sus cartas de no confianza a la dirección del Parlamento. Se calcula que ya son decenas, y si alcanzan las 54 se dará inicio a un proceso de moción de censura interno. Un proceso al que ya se enfrentaron Margaret Thatcher y Theresa May, y del que salieron indemnes.
El llamado Complot del Pastel de Carne está intentando utilizar este proceso para acabar con Johnson. Se trata de un grupo de conservadores provenientes del “cinturón rojo”, de donde es famoso este plato inglés. Estos se han organizado para enviar sus cartas de manera coordinada y forzar así la dimisión de Johnson.
Con el mismo objetivo se encuentra la Operación Rinka, en la que están intentando convencer a diputados de distintas facciones del partido para que envíen sus cartas. Aquellos que dudan de la efectividad de sus medidas contra la covid y los nuevos integrantes del partido son sus principales objetivos. El nombre de esta trama proviene del escándalo de Jeremy Thorpe, un diputado laborista cuya carrera acabó cuando un modelo le acusó de intentar matarle para esconder su relación. El perro del amante se llamaba Rinka y falleció de un disparo. Los miembros de la trama utilizan este nombre como metáfora puesto que la principal organización a favor de Johnson se denomina Salvar al perro grande.
Para llevar a cabo el intento de rescate de Johnson se van a suceder una cantidad masiva de despidos de aquellos que rodean la figura del primer ministro. Martin Reynolds, quien envió las invitaciones a las fiestas, así como su equipo de comunicación y la mayoría de los empleados serán los principales perjudicados.
Por último, se ha diseñado la operación de la Carne Roja. La carne roja es una manera de referirse en los países de habla inglesa al populismo. Se han diseñado siete medidas para que Johnson recupere su atractivo. Entre estas, se encuentra la de retirar todas las restricciones, medida que ya ha sido anunciada, programas de desarrollo laboral, ayudas sociales para las ciudades del norte del país y, la más sonada, la prohibición del consumo de alcohol en la oficina y residencia del primer ministro.