La impresión que produce contemplar las arqueadas curvas de la Torre Eiffel, la frustración que suscita naufragar en un autobús sin rumbo durante 12 horas, y el vértigo y la confusión que genera presenciar el sinfín de cruces del cementerio americano de Courville-sur-Mer. Estos son los colores de la paleta de sentimientos que tocaron las pieles de los estudiantes de Periodismo de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) en su viaje a Francia.
Los alumnos aterrizaron en París el frío 18 de noviembre. Las ganas de ver la Torre Eiffel eran tan palpables entre los jóvenes que, pese a que no estuviese programado, la visitaron apenas seis horas después de su llegada al hotel. Su iluminada figura hizo que los estudiantes olvidasen el gélido y racheado viento que durante esa semana padeció París. La ciudad del amor cautivó al grupo y, como un flechazo a primera vista, lo atrajo por todos sus rincones sin importar cómo de pequeños o grandes fuesen. El Arco del Triunfo, el Panteón, los Campos Eliseos, los Jardines de Luxemburgo…
La vocación del periodismo produce hambre, un hambre que no se apaciguó en los estudiantes hasta el último día en la capital. La visita al pequeño medio de comunicación L’Opinion y a la Escuela Superior de Periodismo de París eran los entrantes ideales a un menú principal que vino cargado. Como primer plato, dos grandes edificios que reflejan, en enormes letras doradas, el nombre de una de las agencias de noticias más grandes del mundo, Agencia France Presse (AFP). Como segundo plato, una rueda de prensa exclusiva al portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia. Como postre, un coloquio con reconocidos periodistas y corresponsales, como Daniel Puchol o Ignacio Gil, en el hotel.
Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. Con medio París pateado, los estudiantes procedieron a emprender su rumbo a la costa de la región de Normandía, aunque no les fue fácil. El autobús encargado de transportarles al norte del territorio francés no apareció, por lo que la dirección del viaje se encargó de buscar suerte en una segunda agencia. No la hubo. Apenas 15 minutos después de subirse al viejo autocar, este tenía que parar por una avería. El resultado, otras dos horas y media esperando a que llegase un tercer ómnibus.
«Estos soldados dieron su vida porque es un valor relativo a la libertad, al bien, a la verdad y a la belleza», afirmó Gabriel López.
Doce horas después, el incansable grupo del Grado de Periodismo visitó los restos inmortales del Desembarco de Normandía, presentes en Longues-sur-mer, Arromanches y la playa de Juno. Fue un pequeño avance de lo que tocó la fibra sensible de los alumnos, tan solo once horas más tarde. Los estudiantes se movilizaron hasta el Point du Hoc y el cementerio militar de Couleville-sur-Mer, y no pudieron evitar emocionarse ante los trágicos hechos que liberaron Europa y sus terribles consecuencias. Presenciar un campo de batalla que conserva aún todos los daños de la guerra y un cementerio con más de 9.389 cruces y estrellas de David fueron hechos a los que los futuros periodistas no pudieron sobreponerse emocionalmente.
El profesor Gabriel López invitó a los conmocionados estudiantes a hacer una profunda reflexión sobre lo sucedido 74 años atrás. El docente compartió con los jóvenes una charla magistral en la que justificó el sacrificio de las vidas de los soldados por una causa mucho más grande que ellos, la liberación del Viejo Continente. «Dieron su vida porque no es un valor absoluto, sino que es un valor relativo a la libertad, al bien, a la verdad y a la belleza. Por eso, podemos y debemos dar la vida por causas más elevadas que nosotros mismos», afirmó el docente.