El Ministerio de Sanidad cambia de máximo representante. La dimisión de Salvador Illa este lunes está orientada a que el candidato por el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) pueda centrarse en la campaña electoral de los comicios programados para el 14 de febrero. Illa pone fin a un año al frente de la Cartera de Salud, en la que ha tenido que afrontar, fundamentalmente, la pandemia de la Covid-19.
Los grupos parlamentarios han recibido la marcha de Illa con indignación, ya que con su dimisión evita comparecer en el Congreso de los Diputados, donde debería haber rendido cuentas acerca de la gestión de la pandemia, como había prometido al aprobarse el estado de alarma. En la Diputación Permanente del Congreso, Cuca Gamarra, portavoz del Partido Popular, se mostró molesta por su marcha y criticó que el ministro fuera a abandonar el cargo en mitad de la tercera ola para asegurar «el efecto Illa» en Cataluña. Jaume Asens, de Unidas Podemos, se mostró preocupado por la decisión y la calificó «como una mala noticia». Desde Vox, Iván Espinosa de los Monteros ha calificado este hecho como una «tomadura de pelo». Además, ha anunciado que su formación denunciará que Illa no se presente ante la Comisión de Sanidad, a la que se comprometió a asistir.
«Vemos a un ministro Illa que gestiona para el candidato Illa y a un presidente que en lugar de gestionar para los catalanes piensa en el rédito para el PSC», ha criticado Pablo Casado.
Illa fue anunciado como sustituto de Miquel Iceta el pasado 30 de diciembre, por lo que acumulaba 27 días ostentando ambos puestos, a pesar de las críticas de los demás partidos. La decisión de ponerle al frente de las listas del PSC para el 14 de febrero provocó una alianza entre Partido Popular, Ciudadanos, Vox y Unidas Podemos, que reclamaban que abandonara el cargo de ministro, al no ser compatible, en opinión de estos grupos, gestionar un recrudecimiento de la pandemia y hacer frente a los actos electorales. El líder de la formación morada, Pablo Iglesias, no quiso embarrar el camino electoral de su socio de Gobierno y decidió desearle lo mejor en esta nueva etapa. Quien sí quiso expresar su malestar con esta decisión fue el diputado de Unidas Podemos por Álava, Juan López de Uralde, quien criticó la decisión del ministro Illa de resistir hasta los comicios, ya que consideraba que en el momento en el que uno es nombrado candidato, se pone «en modo precampaña». López de Uralde respetó la decisión del ya exministro, pero lamentó que en mitad del ascenso de casos fuera a tener la atención dividida en dos frentes.
Desde el Partido Popular, los pesos pesados de la formación salieron al paso de esta información y mostraron su disconformidad con este cambio de puestos y acusaron a Illa de legislar en materia sanitaria de forma excesivamente suave, ante el miedo de perder la popularidad que le muestran las encuestas. Para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, Illa ha utilizado estas semanas en el Ministerio para utilizar la institución como altavoz electoral. El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, se mostró más crítico con la decisión y desde el momento en el que fue anunciada exigió la dimisión de Salvador Illa como ministro de Sanidad. Durante un acto de campaña en la mañana del sábado, Casado criticó la gestión de la pandemia y lamentó que las decisiones tomadas desde el Ministerio de Sanidad fueran orientadas a sacar rédito durante la campaña: «Vemos a un ministro Illa que gestiona para el candidato Illa y a un presidente que en lugar de gestionar para los catalanes piensa en el rédito para el PSC».
Pedro Sánchez despidió a su candidato con unas palabras ante la prensa, este lunes. Calificó a Illa como un ejemplo de gestión, necesario para Cataluña y para los catalanes. Además, tras arroparle en el Comité Federal del Partido Socialista —en el que Illa llegó a intervenir, situación muy poco común en esos actos, ya que quien suele hablar tras Sánchez es Cristina Narbona, presidenta del Partido—, Sánchez destacó el perfil del ministro de Sanidad como el adecuado para Cataluña y llegó a nombrarle como «el cambio que no se puede impedir». Las encuestas apuntan a esta dirección y aúpan a Illa a la cabeza, lo que le permitiría gobernar la Generalidad, siempre y cuando consiguiera pactar. Ciudadanos ya ha ofrecido su apoyo para formar un Gobierno del que los independentistas no formarían parte. Esta proposición proviene del temor de Arrimadas a un pacto entre Esquerra Republicana y el PSC.
Illa se marcha tras varios meses de críticas hacia su gestión de la pandemia, aunque no abandona por estas razones su puesto. Desde los partidos de la oposición, han lamentado durante meses las decisiones del ministro, que consideran «tardías», «desacertadas» y «responsables de 80.000 muertes». Mientras tanto, los partidos que forman el Ejecutivo consideran la gestión de Sanidad en este periodo como «intachable».