Redactado por Paula Burgos y Yago Vázquez.
En los calendarios litúrgicos católicos, el Miércoles de Ceniza es el día en el que comienza la Cuaresma, 40 días antes de que empiece la Semana Santa. Este rito recuerda el momento en que Jesús se retiró al desierto durante 40 días, y es un tiempo para acercarse a Dios.
El nombre se debe a que durante este día se celebra una misa en la que se marca en la frente una cruz con cenizas. Las cenizas se obtienen con la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso. La ceniza se pone en la frente para simbolizar la eliminación de los errores pasados cometidos, la reivindicación de uno mismo y la transformación en una mejor versión.
La ceniza se aplica en la frente y el sacerdote predica las palabras: «Polvo eres y en polvo te convertirás», del Génesis (3, 19), para recordar a los fieles su mortalidad, es decir, que empiezan como polvo y que en polvo se convertirán después de la muerte. También, el sacerdote puede decir: «Conviértete y cree en el Evangelio». Por eso, la Iglesia llama a todos aquellos que han recibido el sacramento del bautismo a que acudan a la imposición de la ceniza. Sin embargo, las cenizas las pueden recibir cualquier tipo de persona, incluidos los no católicos, pues los sacramentales, como el agua bendita, no requieren de la gracia del Espíritu Santo.
La Iglesia española celebra el Miércoles de Ceniza adaptado a la pandemia de la covid-19 e impondrá la ceniza dejándola caer sobre la cabeza y no en la frente, como es habitual. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano ha modificado este rito para evitar contagios por coronavirus. Además, en vez de repetir las palabras a cada persona, el sacerdote lo dirá solo una vez y dirigiéndose a todos.
La Cuaresma
La Cuaresma representa el ciclo de preparación en el que los cristianos celebran la pasión, muerte y resurrección de Cristo. En la preparación a la Cuaresma, los cristianos practican el ayuno y la abstinencia
“Estar ocupados de nuestros caprichos nos aparta de Dios, por eso, se hace un sacrificio en la Cuaresma para agradar a Dios y olvidarnos de nosotros mismos”, asegura Pueyo.
Tanto el Miércoles de Ceniza como el Viernes Santo son los días de ayuno, que es obligatorio para los mayores de 18 años y menores de 60. “La Iglesia pretende que los cristianos tengan espíritu de sacrificio durante la preparación a la Semana Santa”, afirma Javier Pueyo, sacerdote de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Talavera de la Reina. «Estar ocupados de nuestros caprichos nos aparta de Dios, por eso, se hace un sacrificio en la Cuaresma para agradar a Dios y olvidarnos de nosotros mismos”, asegura Pueyo.
La abstinencia consiste en no comer carne durante los viernes de Cuaresma y se aplica desde los 14 años en adelante. “Jesús quiere que nos unamos con él en su pasión, y nosotros lo hacemos de esta manera”, declara Pueyo.
Celebración en la UFV
La Universidad Francisco de Vitoria (UFV) organiza durante la celebración del Miércoles de Ceniza tres misas y tres paraliturgias en el nuevo espacio Square de la universidad.
Durante la Cuaresma, los cristianos se enfocan en regresar a Dios. El profeta Joel escribe: “El Señor nos llama y nos dice: Volved a mí de todo corazón”.