La Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha galardonado con el Premio Óptimus a cinco alumnos por ser los mejores de entre los mejores, y no únicamente por sus resultados académicos, sino por su participación, compromiso y responsabilidad con la comunidad universitaria. En esta ocasión -y a diferencia de la anterior edición-, el comité ha premiado, de entre los nominados, a uno por cada Facultad.
La UFV “no solo se enfoca en formar a buenos profesionales, sino también a buenas personas”, afirma Raquel Hereza.
Entre los ganadores del Premio Óptimus 2017, que podrán disfrutar de un máster gratis en la universidad, están: Lorena Lobato, alumna del Grado en Educación Infantil; Raquel Hereza, del doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas; María Belén Navarro Rubio, del Grado en Medicina; María Teresa Lamana, del Grado en Psicología, y Alejandro Jesús Magdalena, del Grado en Ingeniería Informática.
No obstante, otros nominados han sido José Luis Gutiérrez y Rocío Galiot, por la Facultad de Educación y Humanidades; Alejandro Valle y María de los Reyes Díez, por la de Ciencias Jurídicas y Empresariales; Irene Sánchez y Carlos Hermoso, por Ciencias de la Salud; Daniela D’Empaire, por Ciencias Experimentales, y Carlos Paniagua, por la Escuela Politécnica Superior.
Raquel Hereza ha explicado a Mirada 21 que, para ella, recibir este premio supone un “honor” y un “reconocimiento” por su trayectoria académica, pero, sobre todo, por el resto de cosas que las notas no reflejan. Además, ha reconocido que eso le “gusta mucho” de la UFV, porque “no solo se enfoca en formar a buenos profesionales, sino también a buenas personas”, con “unos fuertes valores” que se ven reflejados en un mayor “compromiso con la universidad y con la sociedad”.
Esta reflexión también la ha compartido Lorena Lobato. En Magisterio, descubrió en sus profesores que “para ser maestro, hay que predicar con el ejemplo”. De hecho, ha asegurado que ella es Premio Óptimus por haber aceptado el reto de “decir sí a todo” en la universidad. «Cuando llegué en primer curso, me di cuenta de que la UFV me hacía feliz”, ha recordado Lobato, quien, en ese encuentro con los demás (tanto con profesores como con alumnos) encontró su vocación como instrumento para los demás.