La misión para recuperar la radio del Titanic podría ser aprobada

- Desmarcar - 9 de marzo de 2020
Uno de los 16 botes salvavidas del Titanic.
Uno de los 16 botes salvavidas del Titanic.
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El trágico e icónico hundimiento del «buque insumergible» en el Atlántico Norte tuvo lugar en la noche del 14 al 15 de abril de 1912. Tras avistar un iceberg, solo bastaron 30 segundos para que el barco golpeara la masa de hielo y se hundiera, arrastrando consigo la vida de 1.517 personas. Los mensajes de auxilio no se hicieron esperar durante esa madrugada, pero a medida que el agua se hacia con el trasatlántico, las llamadas y avisos aumentaban su intensidad.

RMS Titanic Inc. es una compañía de exhibición y salvamento que posee el exclusivo derecho de rescatar elementos del barco hundido. La compañía quiere recuperar la radio de la firma Marconi, que se encuentra en los compartimentos de la cubierta superior. Se han solicitado los permisos necesarios y se han presentado los documentos en un tribunal federal de Virginia. El equipo inalámbrico Marconi era la única conexión que el Titanic tenía con el resto del mundo, y con él se pidió desesperadamente ayuda una vez que colisionó con el iceberg, aunque en vano, pues a partir de ahí se forjaría su destino final.

Según la compañía, se trataría de una misión que tiene finalidad científica, educativa y cultural, que pretende averiguar más cosas sobre la fatídica noche del 15 de abril. RMS Titanic Inc. presentó un documento judicial en el que nombraba informes de expertos que, tras visitar el barco, concluyeron que desde 2005 el trasatlántico estaba sufriendo derrumbes en gran parte de la cubierta a causa de la corrosión del agua salada, las bacterias y las corrientes. Por ello, pretenden recuperar la radio antes de que el estado del Titanic se deteriore más y se pierda definitivamente.

Después de que el buque fuera avisado de que había hielo en el agua, y luego impactara con una gran masa de hielo, a las 00:15 h mandó el primer mensaje de auxilio. A las 00:27 h manifestó que el barco se hundía por la proa y cuando llegaron las 2:10 h, se seguían enviando mensajes de auxilio hasta que la señal se interrumpió, la electricidad se fue y el barco quebró en dos.

La misión de la compañía tiene previsto realizarse con un submarino liderado por dos personas, que, con la ayuda de un robot, extraerá el transmisor de telégrafo inalámbrico. El presidente de RMS Titanic Inc. ha declarado que el casco del barco se encuentra en un estado «muy débil», y de no realizar la misión tan pronto como se pueda, es probable que en 10 años el techo del Titanic se derrumbe y entierre todo lo que hay.

La radio estaba en una sala conocida como Suit Marconi, que era de acero y se dividía en tres partes. Una estaba destinada a que los encargados de la comunicación del barco pudieran dormir, otra habitación era la sala de operadores y, por último, la Sala Silenciosa, en donde se encuentra la radio y en la que se recibían mensajes referentes a la posición de otros barcos.

A menudo, los pasajeros pagaban para que se enviaran mensajes a otras personas, y el operador Jack Phillips se encontraba enviando esos mensajes cuando fue alertado de la presencia de icebergs por el SS Californian, y al ser interrumpido, envió un mensaje para responder: «Cállate, cállate. Estoy ocupado. Estoy trabajando con Cape Race», envió Phillips furioso, dejando así este mensaje como uno de los últimos que se conoce.

Elettra Marconi, la hija del inventor de la radio que había en el barco, le aseguró al presidente de la Fundación Titanic: «Será un acontecimiento muy especial el poder recuperar, y tocar, el equipo de trasmisiones cuyo montaje, a bordo del Titanic, quiso dirigir mi padre personalmente». También quiso manifestar su agradecimiento a la compañía por el intento de esta misión y señaló que, de no hacerse cuanto antes, es posible no recuperar la radio nunca, ya que 108 años bajo el mar pueden haber perjudicado su estado.

Elizabeth Gladys Dean, más conocida como Millvina Dean, fue la superviviente más joven del Titanic. Tenía dos meses y medio cuando el barco se hundió, y murió en el 2009, a los 97 años. «Creo que el barco debe dejarse en paz», dijo en una entrevista en el año 2000. «Cualquier parte que haya salido del barco en el fondo del mar, está bien. Pero subir al barco, no, eso está mal», señaló Dean.

Ahora, RMS Titanic Inc. necesita la aprobación de la corte federal, y así poder entrar en el habitáculo donde se encuentra la radio, recuperarla, y averiguar qué se dijo aquella fatídica noche en la última emisión del considerado «barco de los sueños».

Había 10 españoles a bordo.
En 1912, fueron 10 los españoles que subieron a bordo del Titanic, de los cuales siete sobrevivieron aquel 15 de abril al naufragio más conocido y documentado de la historia.

Víctor Peñasco, un hombre de alta cuna y marido de la superviviente María Josefa Pérez de Soto; Servando Oviés, un asturiano que trabajaba en la industria textil e importante hombre de negocios; y Juan Monrós, un ayudante de camarero y el único español de la tripulación, fueron quienes, de esos 10 pasajeros españoles, no consiguieron salvarse del hundimiento.

Víctor Peñasco y María Josefa Pérez fueron unos recién casados que embarcaron en el Titanic durante su luna de miel. Peñasco fue el nieto de José Canalejas, primer ministro de Alfonso XIII, y María Josefa era una madrileña que murió en 1972, con 83 años. Ambos viajaban con su doncella, Fermina, quien también sobrevivió, y cuando el buque impactó contra el iceberg y subieron a cubierta, María Josefa y su criada fueron llevadas al bote 8. Ella se negó a salvarse sin su marido, pero él la lanzó al bote y se retiró cuando supo que estaba segura. El cuerpo de Peñasco nunca fue encontrado.

Elena Ugarte, la sobrina-nieta de Víctor Peñasco, señaló: «Cuando vi la película, me quedé horrorizada en el momento en que el barco se pone totalmente vertical, porque pensé que mi pobre tío Víctor igual se había matado de los golpes y no congelado en el agua. Su cuerpo nunca apareció, pero aunque lo hubiera hecho, en aquella época no había autopsias, con lo que no hubiéramos sabido más».