Nada más llegar a casa, las fotografías de su hija –desde que era un bebé hasta su edad actual- la reciben por todo el pasillo. En la cocina, las recetas de la Thermomix están preparadas para ser utilizadas. Pero está cansada, así que se va al salón, donde, nada más entrar, ya está Netflix listo. Levanta la mano frente a su rostro y con un leve movimiento de dedos -simulando un pellizco- continúa con la serie que había dejado a medias. Todo gracias a las HoloLens.
Un pasillo sin ninguna fotografía, una cocina sin recetas y el salón apagado por completo es el mundo al que Esther de Nicolás, gerente de Ventas Técnico Senior de Microsoft, se enfrentaría sin las gafas que porta. “Queremos hacer de la informática algo personal”, explica De Nicolás durante el pase en primicia para Mirada 21 en las oficinas de Microsoft.
¿Una nueva forma de vivir?
Black Mirror ya lo avisó. En la primera temporada de la distopía tecnológica de Netflix (Toda tu historia), los protagonistas disponen de unas lentillas que son capaces de grabar sus recuerdos y así vivirlos en cualquier momento y colocar imágenes sobre la realidad que viven. Eliminando la primera parte, es una idea similar de lo que plantea HoloLens.
De Nicolás explica que desde Microsoft han creado una tecnología que denominan “realidad mixta”. Es decir, una mezcla de realidad virtual y realidad aumentada. La primera es crear imágenes 3D en un universo digital, mientras que la segunda es superponer modelados 2D en la visión de una persona (como el juego Pokémon Go).
Sin embargo, las HoloLens son capaces de crear imágenes 3D en la misma realidad. En palabras de Esther de Nicolás, es el prototipo de la compañía americana para crear hologramas. Las gafas detectan, a través del sistema Kinect, el espacio de una habitación y las superficies que hay dentro de esta, aunque “no distingue entre una mesa y una silla”. Además, HoloLens cuenta con un sistema de audio 360 que indica, a través del sonido, la posición del holograma y la distancia -si hay una bailarina detrás, se la escucha por la espalda y a medida que uno se aleja se reduce la música-.
Pero, ¿cómo funcionan? HoloLens es un ordenador, literalmente. No requiere de conexión a ningún otro dispositivo como, por ejemplo, necesitan las gafas de realidad virtual como Oculus Rift. Cuenta con conexión wifi y una versión de Windows 10, por lo que es como llevar un PC frente a tus ojos. HoloLens funciona por habitaciones, es decir, registra y guarda los cambios que se hagan en una sala.
¿Y el ratón? Sencillo: la mano. Colocando la mano frente al rostro, un leve gesto similar a un pellizco equivale a un clic y levantar la mano en forma de cuenco abre el menú de inicio.
¿Y para qué sirven? Según Esther de Nicolás, las HoloLens “no tienen un ámbito concreto”. En medicina, se utilizan para que el cirujano tenga todos los indicadores del paciente a la vista, sin necesidad de dejar de mirar al que está operando –como hizo uno de los cirujanos del Hospital Gregorio Marañón en Madrid-. En ingenierías, crean modelos en 3D para ver cómo quedan los diseños sin necesidad de crear una maqueta. En educación, algunos profesores en EE.UU. empiezan a utilizar las HoloLens para mostrar a sus alumnos hologramas de diferentes órganos vivos con distintas enfermedades.
Y por si queréis nombres. La empresa automovilística Ford usa las HoloLens para ver, en píxeles y alma, los nuevos diseños que preparan o ver cómo quedan nuevas piezas o versiones de otras encima de un modelo ya existente. También la fabricante Lowe’s, encargada de amueblar cocinas, ya cuenta con las HoloLens entre sus herramientas. El cliente puede diseñar su nueva cocina, que está vacía, colocando el mobiliario de la marca donde quiera y así, crear él mismo la habitación.
El futuro ya es real
Mirada 21 fue hasta las oficinas de Microsoft para probar las HoloLens, que no están en venta para el público aunque sí para las empresas. La primera de las aplicaciones que Esther de Nicolás mostró fue la de una bailarina colocada sobre la mesa de la sala, con una melodía instrumental de fondo. La mujer, que no superaba el palmo y medio de alto, no paraba de bailar. Cuando el observador se alejaba, seguía ahí, bailando sobre la mesa. Al intentar salir de la habitación, se la podía ver a través del cristal que, casi, literalmente la separa. Si uno se aleja más, se deja de escuchar su canción y, obviamente, de verla. Pero al volver a la sala, ella sigue ahí, bailando. Podías cogerla con los dedos y colocarla en otra parte, pero siempre se quedaría donde la habías dejado.
La segunda de las demostraciones fue una de las antes comentadas: el holograma de un corazón en el que se pueden ver distintas enfermedades. El corazón, tan grande como el torso de una persona, late y reacciona frente a las enfermedades como lo haría uno real. Ventrículo derecho, izquierdo, vena cava superior, inferior… todo está ahí, funcionando. Uno de los botones permite cortarlo por la mitad y ver su interior al completo. La sorpresa llega cuando se agacha la cabeza. El primer pensamiento dice que el modelado solo tiene una cara, la de fuera, la que se ve. Pero al agacharse y mirar hacia dentro, se pueden ver las paredes, meter la cabeza dentro de las venas y todo sigue en su sitio, funcionando.
La tercera, y última, aplicación fue la de una videojuego con el mismo esquema que Space Invaders, acabar con varias oleadas de alienígenas. El sonido que proviene de las paredes indica por dónde van a venir los violentos visitantes a través de un hueco que ellos mismos hacen en el muro. Con el mismo gesto del clic, es posible disparar a los seres extranjeros apuntando con la propia mano. Algunos perecerán de un tiro, otros necesitarán varios. Pero cuidado, ellos responden a los ataques lanzando pequeñas bolas láser que hay que esquivar, literalmente. A veces valdrá con mover la cabeza, sin embargo, acaban acorralando al jugador y obligándole a huir por toda la habitación. Y si se falla el disparo, se abre un hueco en la pared. Y lo más increíble, sal acercarse a ver el destrozo, se puede observar el interior, muy fielmente representado, del muro.
Tres experiencias, junto con todos los casos reales de uso, que dejan ver que Microsoft pretende revolucionar el universo de la tecnología… y los de fuera. Las HoloLens, para la compañía estadounidense, solo son un primer paso hacia su objetivo: que todo el mundo utilice hologramas.
Fotógrafo: Fernando Serrano Yebra.