El cigarrillo electrónico, que se presentó como la opción inocua o menos insana del cigarro tradicional, es ahora el principal culpable de una enfermedad pulmonar grave que ha afectado a medio millar de jóvenes estadounidenses.
Los también conocidos como vapeadores nacieron como resultado del trabajo de fin de carrera de Adam Bowen y James Monsees. Se popularizaron a principios de este siglo, pero no fue hasta 2010 cuando su uso se hizo común. La excusa era simular el consumo de tabaco para engañar a la mente y al cuerpo y así conseguir acabar con la adicción a largo plazo. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que esta práctica también entraña riesgos para la salud.
En un principio, afirmaba que estos dispositivos eran más sanos porque, con su sistema electrónico, queman una solución que expulsa como resultado una sustancia parecida al vapor de agua, pero la realidad es otra. El humo que expulsan estos cigarrillos contiene numerosos componentes tóxicos, como el propenglicol, el glicerol vegetal, la glicerina, los carbonillos, cromo, níquel y plomo y, en ocasiones, la nicotina.
El propenglicol se encarga de evitar la sequedad de las mucosas, lo que, en un principio, es positivo para el organismo. El problema reside en que, a las altas temperaturas a las que se somete el cigarrillo, no se conoce cuál es su reacción. La glicerina es causante de graves neumonías, y los carbonillos, de diversos tipos de cáncer.
El presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Carlos Jiménez, ya advirtió de que “los cigarrillos electrónicos, el narguile o el IQOS no son inocuos”, pero la alerta que se vive en Estados Unidos a raíz de estas enfermedades emergentes ha hecho que incluso la Casa Blanca se pronuncie acerca del tema: “Tenemos un problema nuevo en este país, que se llama vapeo”.
“Estos casos son solo la punta del iceberg”, afirmó Francisco Lozano.
Aunque la causa todavía no está clara y se cree que se debe al consumo de cannabis, un factor común en todos los enfermos también es el uso de estos cigarrillos. Los síntomas principales de este mal son dificultad a la hora de respirar, tos y dolor torácico acompañados de náuseas, diarrea, malestar general y fiebre. Aunque en España todavía no se ha registrado ningún paciente, Francisco Lozano, presidente de la Red Europea para la Prevención del Tabaquismo, ha admitido que “estos casos son solo la punta del iceberg”.